EL AMOR SIN SEXO.
Los hombres y las mujeres pueden relacionarse de una y mil formas diferentes: madre e hijo, padre e hija, hermana y hermano, jefe y subordinada, amiga y amigo, etcétera. Pero cuando existe un interés amoroso sexual entre ambos, la relación se modifica de manera substancial, para hacerse más íntima y exclusiva.
Cualquiera puede tener 2, 5 o más amigos (as), pero no tener más de una pareja sexual, so pena de ser juzgado y mal visto por la mayoría de la sociedad. Es por ello que el amor entre una pareja conlleva el contacto sexual y un acuerdo mutuo y tácito de exclusividad, conocido como fidelidad, mediante el cual cada uno se compromete a no tener relaciones sexuales con nadie que no sea su partenaire.
Todas las parejas se casan o se juntan con ese fin: El de poder mantener relaciones sexuales con el otro (a) sin ningún problema de tipo social, religioso o moral. Después se agrega el deseo de tener hijos, una casa, una vida en común, etc. El sexo cohesiona a la pareja y ayuda a borrar las individualidades, de tal manera que llegan a sentir que son uno y no dos; por lo que las diferencias individuales se resuelven gracias al interés por compartir el placer sexual, que se incrementa en calidad cuando perdura el amor mutuo.
¿Pero qué pasa con las parejas que se aman y no tiene relaciones sexuales? ¿Por qué siguen juntos si ya no comparten el sexo? ¿El amor entre ellos es suficiente para mantenerlos juntos en una relación amorosa, cordial y satisfactoria?
Existen parejas que por razones que no se discutirán aquí, han dejado de tener relaciones sexuales y aun así continúan viviendo juntas, argumentando que se aman, que es por los hijos o simple y llanamente por conveniencia económica. Cuando una pareja relativamente joven deja de mantener relaciones sexuales, está corriendo el riesgo de que se enfrié y congelé el vínculo que los ha unido, terminando por romperse, pues los otros intereses podrán ser muy importantes, pero no tanto como el deseo y el placer sexual.
A menos que uno de los dos o ambos desahoguen su sexualidad por otros medios, como pueden ser otras parejas o la masturbación, la pareja vivirá en constante tensión y con una sensación perenne de insatisfacción y molestia con el otro, lo que se convertirá en conductas agresivas directas o indirectas, pero que mellaran la relación conyugal, agotando a sus integrantes y provocándoles un alto gasto de energía.
En las parejas en que, por alguna enfermedad muy seria, alguno de los dos ha quedado incapacitado para las relaciones sexuales, el impulso sexual suele sublimarse y el amor por el otro, provoca que quien está sano, desahogue sus deseos por otros canales, que no son de tipo sexual. Hablamos en este caso de una sublimación al servicio del mantenimiento de la relación amorosa y que se logra en base a lo que se recibió antes de que se suspendiera la relación sexual. Para lograr esto, el amor por el otro debe ser muy grande. Pero si el que tiene alguna dificultad, que no sea el coma o la invalidez total, ama al otro (a), se las ingeniara para brindarle satisfacción sexual, sea manual u oralmente, dependerá de su imaginación y creatividad, pues una pareja puede mantener sus relaciones sexuales, aunque uno de los dos tenga alguna discapacidad física, sea del tipo que sea. Mientras exista el deseo de mantenerse unido al otro y de brindar y recibir placer, la pareja que se ama continuara experimentando el goce sexual.
Cuando se habla de amor sin sexo en una pareja, se debe considerar que la pareja ha dejado de ser una pareja conyugal para pasar a ser una de amigos, de padres o de conveniencia económica o social, pues el principal aspecto que diferencia a las parejas conyugales de las demás, es precisamente la relación sexual mutua. Entonces deberá pensarse en que dicha pareja ha dejado de amarse como tal, por lo que el sexo ya no le interesa y podrá convivir sin el mismo, pero su amor habrá cambiado.
Recuérdese que tanto el hombre como la mujer tienen la capacidad de amar sexualmente hasta el día de su muerte, por más años que se vivan en este mundo.
En una pareja conyugal, el amor sin sexo es como un buen caldo sin chile y sin sal: insípido y no se antoja volver a tomarlo. Es por esto que las parejas deberán preocuparse por darle mantenimiento, ingenio y creatividad a su vida sexual para que ésta se mantenga en forma todo el tiempo que decidan compartir sus vidas juntos y unidos.
Para reflexionar:
1.- ¿Son satisfactorias sus relaciones sexuales?
2.- ¿Las tiene con la frecuencia deseada por usted?
3.- ¿Su pareja está satisfecha con la calidad y frecuencia de las relaciones?
4.- ¿El amor que le tiene a su pareja, se lo demuestra satisfaciendo sus necesidades sexuales?
5.- ¿Emplea su creatividad en la cama con su pareja o se inhibe con algunas cosas que desea?
6.- ¿Dialoga con su pareja acerca de cómo se siente cada uno con sus relaciones sexuales?
7.- ¿Toma en cuenta lo que su pareja le dice y le pide que haga en la cama?
8.- ¿Se interesan por saber más sobre el sexo y comparten sus conocimientos?
9.- ¿Han pensado en buscar ayuda profesional para mejorar su vida sexual?