¿CÓMO SABER SI SOY EYACULADOR PRECOZ?
Debido a que la eyaculación precoz es uno de los principales problemas de la sexualidad masculina y a que afecta directamente a las mujeres, pues les impide disfrutar de las relaciones con los hombres, es importante saber reconocer cuándo existe esta disfunción sexual. Algunos hombres tratan de negar su presencia, pues les avergüenza reconocer que no pueden tener un control voluntario de su eyaculación y, aunque se dan cuenta de que padecen el trastorno, lo niegan o evitan reconocerlo, con la falsa creencia de que así su pareja no se enterará o por lo menos ellos no afrontaran los reclamos. Pero con estas actitudes evitativas lo único que generan es que su pareja aumente su frustración y descontento, llegando a creer que no son amadas ni deseadas, con la consiguiente desilusión amorosa.
El eyaculador precoz es un hombre que no puede controlar voluntariamente el momento de la descarga seminal y por lo tanto no disfruta cabalmente de las relaciones y es incapaz de brindarle el placer requerido a su pareja sexual mediante la penetración vaginal o anal. Por lo general intenta realizar el acto sexual lo más rápido posible y se desentiende del placer que requiere su partenaire, justificándose de mil formas. Le angustia hablar del tema, evitando el dialogo con su pareja y puede tardar años en reconocer que requiere de ayuda profesional, pues considera como una herida narcisista grave, el hecho de que se le reclame su incapacidad sexual. La pareja del eyaculador precoz vive frustrada cotidianamente, pues las relaciones la dejan insatisfecha por lo rápidas que resultan, con el consiguiente sentimiento de enojo, que al paso de los años se incrementa, al grado de preferir evitar el contacto sexual con su acelerada pareja. Incluso el mismo eyaculador precoz no logra disfrutar cabalmente de sus fugaces penetraciones, lo que lo puede llevar a evitarlas, espaciándose las relaciones en el tiempo, prefiriendo refugiarse en la masturbación, en la que puede durar más tiempo antes de terminar.
Por lo general la eyaculación precoz es producto de los malos hábitos y educación sexual experimentados en la infancia y adolescencia. Cuando al hombre se le manda el mensaje de que el auto erotismo o masturbación son malos, dañinos y pecaminosos, el varón tiende a practicarlos con ansiedad y culpa, lo cual propicia que lo haga con rapidez. Al hacerlo de este modo, se va instalando un mal hábito que repercutirá en sus relaciones sexuales con su pareja, pues se queda afianzada la idea de que el sexo es malo, pecaminoso y culpígeno y que mientras más rápido se desahogue más pronto se librara de la ansiedad. Se convierte en una especie de reflejo condicionado que en ocasiones provoca que, ante la sola idea de la relación sexual, se eyacule sin control, incluso antes de la penetración, lo que se llama eyaculación “in portas”, con la consiguiente culpa, ansiedad y frustración de ambas partes. Él se siente frustrado y enojado por no haber podido lograr su deseo, ella por sentirse engañada, pues después de la eyaculación precoz, el varón suele perder interés en las relaciones, además de que se siente avergonzado y fracasado, por lo que ni siquiera intenta complacer a su pareja manual u oralmente.
En muchos de los casos en los que el problema se debe a malos hábitos, también existen miedos inconscientes e irracionales a la mujer y a sus genitales. Se cree que la vagina es un territorio oscuro y amenazador, que le puede causar algún daño al pene, se tiene la fantasía de que es una boca dentada que podría morder al pene, también se llega a creer que podría succionar la virilidad y por ello las relaciones se tienen con angustia, razón por la que se pierde el control de la eyaculación. En otros casos, el varón eyacula rápido porque su educación familiar le hizo creer que la mujer no debía disfrutar con el sexo, lo cual era solo para los hombres, por lo que no se interesa en complacerla y la utiliza solo como un depósito de semen. En estos casos el varón no siente culpa por ser tan rápido, puesto que en su mente existe la idea de que su mujer no necesita sentir el placer sexual. En otras situaciones, la mujer es asociada con la propia madre y la idea de mantener sexo con la figura materna genera angustia y el deseo de terminar lo antes posible, para librarse de las angustias incestuosas; se trata de un Edipo mal resuelto.
Por lo general, son las mujeres las que consultan con su ginecólogo o médico de confianza sobre este problema y son las que acuden a psicoterapia tratando de resolver el problema de su pareja que les afecta directamente, pues los varones tienden a evitar reconocerlo por la herida narcisista que esto representa para su masculinidad. Cuando ambos reconocen la existencia del problema y buscan la ayuda profesional, es más fácil lograr la solución, consiguiendo mejorar la comunicación y convivencia conyugal. Hoy en día las técnicas sexuales para corregir este problema son muy eficaces, e incluso algunos medicamentos suelen ayudar a mantener la erección y contener la eyaculación por más tiempo.
Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.
Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.