Dr Perez Mora
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artículos

Dr Perez Mora > Blog > artículos
Sep27
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DISPAURENIA O COITO DOLOROSO, CUANDO EL PLACER SE CONVIERTE EN DOLOR.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos



IMAGEN DE STOCK SNAP EN PIXABAY

Cuando una pareja sufre de dolores a la hora de llevar a cabo el coito o de plano le resulta imposible realizarlo, se enfrenta a situaciones angustiantes, que si no son atendidas a tiempo y adecuadamente pueden afectar gravemente la autoestima de quien la sufre y la estabilidad de la pareja, poniendo en riesgo la continuación de la relación. Si el coito se puede realizar y los dolores ocurren durante la penetración, el trastorno es una dispareunia, si es imposible de realizar, se esta frente a un vaginismo, en ambos casos las molestias las vive principalmente la mujer, aunque el hombre se ve privado del placer, al igual que su compañera, por estas dificultades. Pero si es el hombre el que sufre para disfrutar de la penetración, se esta frente a problemas que tienen que ver con alguna enfermedad de transmisión sexual o ante una fimosis, que es cuando el prepucio encierra la cabeza del glande y en la penetración se experimenta un fuerte dolor.

En los casos de la dispareunia y del vaginismo, las causas pueden ser físicas y emocionales. Problemas de cistitis o inflamación de la vejiga, infecciones de las vías urinarias, enfermedades de trasmisión sexual, alteraciones en el meato urinario, irritación del clítoris, resequedad vaginal por falta de estímulos adecuados al momento de la penetración, alergia al látex de los condones, vagina infantil, que suele ser muy rara, son algunas de las causas que deben revisarse con el ginecólogo y el urólogo. Si estas alteraciones son descartadas o si después de haberse resuelto, persisten los dolores y la incapacidad para la penetración, debe considerarse el aspecto psicológico y emocional, en el que se ha encontrado que una mala educación sexual, los prejuicios sexuales, la culpa, la ignorancia de los genitales femeninos y masculinos, los miedos conscientes e inconscientes, experiencias de abuso sexual en la infancia o la adolescencia, así como una conducta agresiva por parte del compañero sexual, influyen de manera determinante para que la mujer sienta dolor al momento de la penetración y esto le impida disfrutar de sus relaciones sexuales. Después de cada experiencia dolorosa, la mujer incrementara su rechazo a tener relaciones sexuales y frente a nuevas situaciones, volverá con sus angustias a contraer las paredes vaginales de tal manera que le resulte dolorosa la penetración. En el caso del vaginismo, la penetración es imposible, pues la mujer oprime con una fuerza increíble los músculos de su vagina, que no permite que entre absolutamente nada. En estos casos el problema suele ser 100% emocional y necesita de una terapia sexual y emocional para que descubra el origen de sus miedos y aprenda a relajarse y a permitir que su compañero la penetre sin sentir molestias ni miedos irracionales. En algunos pocos casos el dolor podrá provenir de un pene demasiado grande, pero aún en dichos casos existen posiciones que la pareja podría tomar para que la penetración resulte placentera. Cuando es el varón quien siente dolor en la penetración, evitará las relaciones sexuales en detrimento del placer de su pareja y de sí mismo. En estos casos deben descartarse infecciones o irritaciones del pene por alguna enfermedad de transmisión sexual o el estrechamiento del prepucio, en cuyo caso debe realizarse la circuncisión por parte del médico y tratarse con antibióticos la infección que se haya detectado. Aunque son muy raros, puede tratarse del caso en que alguna deformación del pene sea la causante del dolor en el coito y esto solo lo puede diagnosticar y corregir el urólogo o el andrólogo.

Es común que cuando se padece de alguno de estos trastornos de la vida sexual, se mantenga en silencio durante años y se consulte al especialista solo hasta que las dificultades amenazan la estabilidad de la pareja, como fue el caso de Mario, un hombre de edad mayor quien evitaba las relaciones con su esposa porque padecía de fimosis. Él amaba a su mujer con quien había procreado varios hijos y tenía más de 25 años de casado, pero le sacaba la vuelta a las relaciones sexuales y prefería masturbarse, ya que así mantenía el control de la estimulación sobre su pene y no se lastimaba. Su mujer, una bella señora, se había cansado de que él la evitará y le había pedido que buscara ayuda profesional, amenazándolo con terminar su relación conyugal si no ponía remedio a la situación. Después de trabajar un tiempo sus angustias, temores y penas para hacerse la circuncisión, acepto realizarla y su vida sexual mejoro notablemente, no sin antes trabajar sobre sus miedos, ignorancias y prejuicios acerca de la sexualidad en general. Angélica, es una joven y guapa mujer de 30 años, casada hace tres y que nunca ha logrado que su pareja la penetre pues sufre de vaginismo. Su ginecólogo la ha revisado y no ha encontrado nada anormal en sus genitales, pero ella se muere de pánico al momento en que su marido la intenta penetrar y éste no lo ha logrado. Ella ha buscado ayuda porque además de que desea experimentar el coito y de que ama  a su pareja, desea tener hijos. En su historia existen incidentes de intentos de abuso sexual por un familiar cercano cuando era niña, que la dejo traumada frente a la sexualidad. Ella desea resolver el problema y anhela ser penetrada sin dolor por eso ha buscado ayuda médica y psicológica. Frente a este tipo de problemas, el trabajo profesional debe realizarse en equipo con el ginecólogo, andrólogo, urólogo, sexólogo y psicoterapeuta, para abordar todos los posibles ángulos del problema y ayudar a la persona y/o pareja a restablecer el placer de su vida sexual, dejando en el pasado sus temores a la sexualidad. La terapia de estos trastornos suele ser médica, psicológica y educativa con altos índices de recuperación cuando se siguen las indicaciones brindadas por los especialistas. Cuando el placer amenaza convertirse en algo doloroso, vale la pena invertir en un tratamiento profesional para recuperar la capacidad de goce sexual y fortalecer las relaciones conyugales en beneficio propio y de los hijos.

Sep27
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INCONSCIENTE Y SEXUALIDAD

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

La genialidad de Freud consistió en que no se dejó guiar por las cosas conocidas de su tiempo, sino que su espíritu de investigador lo llevó a ver más allá de lo evidente, razón que lo guio a descubrir que en la conciencia solo registrábamos lo presente y que la mayor parte de nuestras experiencias de la vida se encontraban en el inconsciente, reprimidas e impedidas de salir a la conciencia por lo que él llamo el Super Yo o conciencia moral, que impide que afloren a la conciencia los deseos sexuales y agresivos, so pena de hacerle sentir una gran culpa y desasosiego al que se atreve a hacerlos conscientes.

Sin embargo, los contenidos del inconsciente suelen aflorar disfrazados de síntomas mentales, psicosomáticos, lapsus linguae, actos fallidos, sueños, olvidos, fantasías y conductas de autosabotaje.

Del total de los contenidos existentes en la mente de cualquier persona, lo que se registra en el consciente es algo así como un 10 por ciento, el otro noventa por ciento se encuentra en el inconsciente y por eso es tan poderoso, pues nos lleva a realizar un sinfín de conductas a las que no les encontramos explicación.

La genialidad de Freud consistió, entre otras cosas, en descubrir el método para hacer consciente lo inconsciente a través de la asociación libre, de la interpretación de los sueños y del análisis de los actos fallidos y de los lapsus linguae. De esta manera descubrió que en el inconsciente subyacen, reprimidos y pugnando por aflorar, un sinfín de deseos insatisfechos por la imposibilidad de expresarlos, debido a las prohibiciones morales, religiosas y culturales.

Los conflictos generados por la lucha entre los deseos libidinales y los agresivos, entre las ganas de disfrutar y las prohibiciones morales, generan fuertes represiones, olvidos y negaciones de la realidad. A pesar de la fuerza de la represión, los deseos luchan por salir a la conciencia y presionar al Yo para que les de satisfacción en la vida real y cuando esto no es posible, surgen en las fantasías, los sueños, los delirios, las alucinaciones y las enfermedades psicosomáticas, provocando mucha angustia.

Dentro de los principales contenidos del inconsciente se encuentran los deseos sexuales más primitivos del ser humano, entendiendo por primitivos, los que han surgido desde el nacimiento, a los que Freud denomino pulsiones parciales, tales como los deseos orales, anales, fálicos, de competencia y rivalidad; todos ellos incestuosos, por lo que en la adolescencia y adultez generan angustia y son reprimidos y enviados al inconsciente. Pero que estén en el inconsciente, no quiere decir que no existan. Dentro de estos deseos sexuales reprimidos están los deseos orales de ser satisfecho por el seno materno de manera inmediata, sin condiciones y de forma abundante, como cuando se era un bebé hambriento. Los deseos anales de expulsión y atrapamiento, derivados de la función excretora, conllevan el gusto por la suciedad, el control, la higiene, la manipulación, la imposición, tal como se le enseño al niño a controlar sus esfínteres. Los deseos y fantasías edípicas que surgen en el periodo de la fase fálica, entre los 3 y los 6 años, que implican el deseo de posesión sexual de la madre o el padre, también se encuentran reprimidos en el inconsciente.

Todos estos deseos, propios de las experiencias infantiles, radican en el inconsciente y cuando han sido reprimidos con excesiva fuerza, pugnan por salir a la conciencia, pero disfrazados de síntomas, sueños, fantasías, actos fallidos y lapsus linguae. Cuando salen sin filtros, hablamos de que no hay represión, resistencia ni censura y que afloran en estado primitivo, lo cual ocurre en las conductas violatorias, en las alucinaciones y delirios, en las adicciones al tabaco, alcohol, drogas, comida, juegos de azar.

En ocasiones los deseos sexuales reprimidos afloran a la conciencia disfrazados por el lenguaje, como cuando la pareja le dice papi, mami, mijo o mija al otro o cuando hemos elegido a nuestra pareja con características muy similares a uno de nuestros padres. Generalmente el hombre suele elegir a su pareja con rasgos parecidos a los de su figura materna, haya sido su progenitora, abuela, tía o hermana mayor y la mujer elige a su pareja conforme a los modelos de la figura masculina que la hayan educado.

Mientras la represión y la censura realicen su trabajo adecuadamente, no sean extremos y permitan cierto desahogo, la conducta sexual y en general de la persona será adaptativa a su entorno, podrá disfrutar del desahogo de sus deseos libidinales, será productivo, creativo y tendrá capacidad de disfrutar de su vida en general.

Cuando la represión super yoica haya sido muy fuerte y no le permita al sujeto desahogar algo de sus deseos, aparecerán los síntomas mentales, las disfunciones y perversiones sexuales como medio de darle salida a dichas necesidades, pero contaminadas con la agresión y la culpa.

Por todo lo anterior es muy importante darnos un tiempo para conocer a nuestro inconsciente y saber qué tanto está reprimido y oculto, para poder desempeñarnos más libremente de estas ataduras. Quien se conoce mejor a sí mismo es más dueño de su propio inconsciente y está menos a merced de lo desconocido, que es suyo.

Para conocernos más y mejor, nada más idóneo que tomar una terapia psicoanalítica con un profesional reconocido, que nos ayude a comprender buena parte de lo que habita en nuestro inconsciente y que motiva la mayor parte de nuestras conductas, síntomas y formas de ver y vivir el mundo.

Abr17
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LA SALUD MENTAL DE LOS MEDICOS Y EL PERSONAL SANITARIO FRENTE AL COVID-19.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

 

La pandemia del COVID-19 nos pondrá a prueba a todos en el mundo, particularmente al personal médico y sanitario que se enfrentará a un enemigo poderoso, el cual se cobrará miles de víctimas, ante la mirada impotente de los facultativos, que solo verán como aumenta el número de casos sin que ellos puedan hacer mayor cosa para disminuirlos. La falta de equipo hospitalario y de cuidado personal, será uno de los factores que aumentarán el estrés para manejar el tratamiento de los pacientes hospitalizados. El sobrecupo en las salas y el riesgo de resultar contagiados o contagiar a sus seres queridos: compañeros, cónyuges, padres, hermanos, hijos, será otro elemento estresador. La sobrecarga laboral, con exceso de pacientes y de horas diarias en el frente de batalla, minará sus capacidades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y de reacción frente a la emergencia.

Las jornadas extenuantes, atendiendo pacientes graves y levantando actas de defunción, los exprimirá al máximo, afectando su apetito, su sueño, su capacidad de pensamiento y sus reacciones frente a la crisis. Estarán ante un enemigo que no les dará cuartel hasta que sea derrotado, después de semanas o meses de agotadoras jornadas de más de doce horas de trabajo, sin poder descansar realmente.

Es por esto por lo que el apoyo psicológico y la psicoterapia, se vuelven indispensables para sostenerlos de pie en el frente de batalla, si ellos flaquean, nos morimos todos. Los médicos y todo el personal sanitario que afrontará el tratamiento de los pacientes con COVID-19 necesitan estar reforzados en lo físico y lo emocional para derrotar al enemigo.

Para mantenerlos fuertes es necesario, además de brindarles las herramientas para su trabajo, no exigirles jornadas que los agoten físicamente. Orientarlos sobre la importancia de hablar de sus angustias y miedos, sin que se sientan avergonzados por tenerlas. Motivarlos a que se expresen, para que la catarsis les ayude a evacuar el estrés acumulado. Hablar de los miedos, enojos, rabia, coraje, frustración por la impotencia de no poder ayudar a salvar a todos los pacientes, es tan necesario, como comer, dormir y evacuar diario.

Las manifestaciones del estrés por este tipo de trabajo son: pérdida del sueño o hipersomnia, alteraciones del apetito, dificultad para pensar con claridad, olvidos de cosas básicas, irritabilidad, aislamiento, ganas de llorar, vergüenza, culpa por no ser mejores, violencia, depresión, ideas suicidas, fatiga extrema, dificultades sexuales y tensiones conyugales. Un médico, una enfermera, un camillero, una afanadora o cualquier otra persona que labore en un hospital COVID-19 necesita sentirse bien y enfrentar el estrés con fortaleza. Pero para esto, necesita la ayuda del personal de salud mental: psicólogos, psicoterapeutas, psiquiatras, que le faciliten la evacuación de sus miedos y ansiedades, para que su mente se limpie a diario de todo el veneno que absorberá día a día.

Para algunas personas del área sanitaria, está será su primera experiencia al frente de la línea de combate, ante un enemigo tan mortal como el virus SARS-COV2, lo cual incrementará sus miedos de manera acumulativa. Por ello es recomendable informarles que deben buscar el apoyo de otros colegas, familiares, cónyuges y profesionales de la salud mental para externar sus ansiedades y miedos, de tal manera que se puedan recuperar y mantenerse fuertes ante el embate del COVID-19.

Es importante que reconozcan la relevancia de comer y dormir muy bien, de descansar físicamente y de hacer algo de ejercicio para mantenerse fuertes. Deben saber que el estrés aumenta la producción de cortisol y que esto les merma sus capacidades profesionales y laborales. Si se llegan a sentir culpables por creer que podrían haber salvado más vidas o por pensar que pudieron haber hecho algo más por ayudar al paciente, deben expresarlo con alguien de su confianza y buscar la orientación y ayuda de un profesional de la salud mental.

Para el personal sanitario que lo necesite, pongo a su disposición mi experiencia de más de 37 años como profesional de la salud mental, de manera gratuita, mientras dure la contingencia en el país. Pueden contactarme el 333615-1750 o al correo dr_perezmora@yahoo.com www.drperezmora.com

fotografía tomada desde: https://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/451941/sanciones-iran-coronavirus-oms

Jul11
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EL ESTRÉS LABORAL Y EL SEXO

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

EL ESTRÉS LABORAL Y EL SEXO[1]

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Hoy en día todo el mundo necesita trabajar para mantener un decoroso nivel de vida. Las exigencias de la vida moderna conllevan que hombres y mujeres se esfuercen cada vez más por ganarse el dinero necesario para salir airosos de las demandas económicas del día a día. Pero no todo el mundo se estresa en su trabajo. Algunas personas disfrutan lo que hacen y el trabajo es una parte placentera de su existencia. Sin embargo, quienes no saben enfrentar los retos o se ponen exigencias de más para adquirir mejores posibilidades económicas, los que compiten por ser más exitosos, los que ven en el trabajo su motivo de vida y los que viven para el trabajo, se estresan en exceso, en demérito de otras actividades de su vida, tales como sus relaciones sexuales.

Las personas que viven para trabajar emplean demasiada energía en la realización de sus actividades, de tal manera que llegan agotados a casa, sin mayores deseos, mucho menos de mantener relaciones sexuales con su pareja. La dedicación ansiosa al trabajo los desgasta y les merma el deseo sexual, lo que hace que eviten el contacto erótico con su pareja. Llegan cansados y de mal humor, pues su esfuerzo no les resulta gratificante y ven en el sexo una responsabilidad más que tienen que cumplir, razón por la cual lo evitan con distintas justificaciones. En ocasiones solo mostrándose agresivos e intolerantes ante las peticiones de su pareja de tener intimidad.

El estrés, de cualquier tipo, provoca que el organismo genere cortisol en exceso, hormona que es enemiga del deseo sexual y contrarresta la producción de testosterona en hombres y mujeres. A mayor estrés, mayor cortisol y menor deseo sexual. Cuando el hombre estresado intenta tener relaciones sexuales, se expone al fracaso con las dificultades eréctiles o con fallas en el control de la eyaculación. Las mujeres tienen resequedad vaginal, desgano, anorgasmia y prefieren hacer otras cosas, menos tener actividad sexual.

Cuando el trabajo se convierte en lo más importante de la vida de una persona, le resta valor e importancia a lo demás, entre ello a la vida sexual activa y placentera. En estos casos, cuando se trabaja ansiosamente para mejorar el nivel de vida económica se pierde la perspectiva y se deja de lado la convivencia sexo amorosa con la pareja, en detrimento del vinculo y de la consolidación de la pareja.

Hoy en día, han aumentado las personas que viven laboralmente estresadas, pues la competencia es férrea, hay que trabajar más para ganar lo mismo, la solvencia y sobre vivencia económica esta en constante riesgo. Las exigencias laborales son cada vez mayores, con el consiguiente agotamiento mental y físico. Se trabaja en exceso para llevar el sustento a una familia que se va deteriorando, pues él, ella o ambos viven para el trabajo en lugar de trabajar para vivir y sobre todo para vivir bien. Quienes viven estresados laboralmente, tienen una disminución de su auto confianza, se sienten amenazados de perder el empleo o el negocio y eso agrava su tensión emocional, mermando fuertemente su deseo sexual.

Muchas parejas tienen serios problemas porque quien trabaja en exceso y bajo estrés, piensa que está haciendo lo mejor por su pareja y familia, pero la parte que se queda sin compañía y sin convivencia amorosa, se siente ignorada, como si no existiera y muchas personas expresan que preferirían vivir con menos comodidades materiales, pero con un poco de mayor placer y satisfacción libidinal y sexual.

Para desfortuna de millones de parejas y familias en el mundo, el trabajo se convierte en la prioridad numero uno en demérito de la convivencia conyugal, pues el estrés laboral consume toda la energía libidinal disponible, llegándose al grado de que se rompe la armonía y el deseo de estar juntos. Puede haber casa, ropa nueva, auto y comida en la cocina, pero si no hay convivencia sexual amorosa, comunicación y satisfacción mutua en el diario convivir, la relación conyugal se deteriora rápidamente, llegando en muchos casos a la ruptura definitiva, en cuya situación, quien más trabaja, tendrá que dar una manutención económica, sin la gratificación de la convivencia con su pareja y con la familia.

Para evitar que el estrés laboral afecte a la vida sexual, tanto individual, como en pareja, es menester aprender a manejar las situaciones estresantes, a poner un límite a las horas que se trabajan de manera cotidiana, aprender a disfrutar del trabajo, no a sufrirlo. Cuando no es posible evitar las demandas excesivas del trabajo, hay que aprender a desahogar el estrés que ello produce y una manera de conseguirlo es teniendo buenas relaciones sexuales y amorosas y para lograr estas metas es necesario dialogar con la pareja sobre lo que esta pasando laboralmente, pues en muchas ocasiones, la pareja mal interpreta la falta de deseo e interés sexual del estresado, llegando a pensar que hay alguien más, que ya no hay amor, etcétera. Estos mal entendidos solo complican la situación, por lo que es relevante aclararlos y eliminarlos.

Para disminuir los estrago causados por el estrés laboral hay que ponerle un alto a las malas practicas laborales, hacer ejercicio, darle tiempo de calidad a la pareja, planear la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales, dialogar son el cónyuge y en los casos en que todo esto no funcione, buscar ayuda profesional para aprender a manejar de mejor manera el estrés del trabajo y poder rescatar la relación conyugal y familiar.

 

 

[1] Trabajo realizado por el Dr. Marco Antonio Pérez Mora, para el programa de radio El expresso de las diez de radio Universidad de Guadalajara del jueves 18 de julio de 2019

[2] IMAGEN TOMADA DE https://www.clarin.com/viva/revista-viva-nota-tapa_0_rJHnew5wXx.html

Jun13
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¿CÓMO ES LA PSICOTERAPIA DE PAREJA?[1]

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

 

La psicoterapia de pareja es una modalidad de intervención profesional para ayudar a sus integrantes a comprender sus dificultades en los ámbitos de la comunicación, las relaciones sexuales, la convivencia afectiva, el manejo de las finanzas, el tiempo de convivencia, el origen de sus conflictos conscientes e inconscientes, de tal manera que logren mejorar el conocimiento de lo que son, de lo que les pasa y así puedan encontrar maneras de resolver sus problemas para mejorar la calidad de su vida conyugal.

Existen diferentes abordajes teórico-clínicos de tratar a una pareja: psicodinámico, de relaciones interpersonales, sistémico, cognitivo conductual, humanista, gestaltista, sexológico, dinámico sistémico, vincular, etc.

El abordaje terapéutico depende de la formación profesional y experiencia del terapeuta elegido. Cada enfoque tiene sus cualidades y limitaciones, pero lo más importante es la calidad profesional y ética de quien lo ejerce.

Algunos psicoterapeutas saben abordar todo tipo de conflictos, otros tienen serias limitaciones y dejan de lado los aspectos sexuales o de alteraciones mentales de alguno de los integrantes de la pareja, afectando la ayuda que pueden ofrecer.

En la psicoterapia de pareja con enfoque psicodinámico se aborda la sexualidad como uno de los ejes principales en la relación conyugal, así como el estilo de comunicación, la lucha de poder y los estilos de roles que cada uno desempeña.  Es muy importante conocer la historia personal de cada miembro y saber qué lugar ocuparon en sus respectivas familias de origen para detectar los roles que pueden estar desempeñando en su relación de pareja. Se analizan los patrones de repetición de roles heredados de la identificación con sus propios padres y se revisa de qué manera influye en la generación de conflictos o cómo les afecta en la consecución de sus objetivos amorosos.

En la psicoterapia de pareja psicodinámicamente orientada, no solo se recurre a los conocimientos del psicoanálisis, también se hace uso de los aportes de las teorías de los sistemas, de la teoría del vínculo, de la teoría de la comunicación y de muchas más herramientas que han sido investigadas como facilitadoras de la comunicación y de la solución de conflictos en las relaciones humanas.

Las parejas acuden en busca de ayuda psicoterapéutica después de muchos años de haber intentado resolver sus dificultades con sus propias herramientas, pero sin éxito. Asisten con sensaciones de fracaso, con miedo a romper su vínculo amoroso, frustrados porque la vida no resulto como lo esperaban y porque sus conflictos emocionales los han llevado a un fuerte distanciamiento amoroso, sexual, comunicacional, afectivo y físico. Los dos motivos principales por los que suelen buscar ayuda psicológica están relacionados con su sexualidad y con su estilo de comunicación. En muchas parejas subyacen problemas económicos, de roles, de relación con las familias de origen de cada uno, con las amistades, con el tiempo compartido y con los estilos de educación de los hijos, pero lo básico reside en sus conflictos con su sexualidad y con las dificultades para tener una comunicación adecuada y eficaz.

¿Cómo se abordan estos problemas? Ante todo, se analiza a la pareja como una unidad conformada por dos individuos que desean mejorar su convivencia conyugal. Ninguno de los dos es más importante que el otro, ambos son parte de la ecuación llamada pareja y se les atiende juntos, de tal manera que lo que expresa uno, lo escucha el otro. Siempre están los tres: pareja y psicoterapeuta en el consultorio. En mi caso particular, les ofrezco verlos siempre juntos, una vez por semana en sesiones de 90 minutos, les pido que sean lo más honestos y sinceros posible, que digan todo lo que deseen y que eviten ocultar información que les parezca penosa o vergonzosa. Prefiero no verlos por separado, pues en algunas ocasiones uno de ellos quiere contar algo que no desea que la otra parte conozca. En estos casos, les aclaro que todo lo que me informen, tendrá que saberlo su partenaire, pues la terapia de pareja está conformada por los dos.

Iniciamos por conocer el motivo por el cual asisten a la consulta, desde cuándo tienen esos problemas y qué han hecho para tratar de resolverlos. Les pido digan cómo está formada su familia de origen, para saber el lugar que ocuparon en su familia y conocer cómo pudo haber sido su infancia y adolescencia. Cuando entramos de lleno al análisis de sus conflictos, les pido escuchen lo que cada uno dice y después de cierto tiempo, le solicito al que escucho, que exprese lo que oyó y qué entendió de lo que dijo su partenaire, con el fin de saber si ha escuchado lo mismo que yo. Una vez que lo expresa, le pido a quien hablo primero, que diga si realmente fue entendido en su mensaje. Si la respuesta es positiva, continuamos, en caso contrario, aclaramos el malentendido y de esa manera la pareja va aprendiendo a escucharse y a conocerse más a fondo.

En ocasiones les ofrezco algunos cuestionarios para que los respondan en casa y tengan material para avanzar en el conocimiento de sí mismos y de su pareja.

Para abordar cualquier tipo de problema que presenten, sean celos, fallas en su vida sexual, problemas con los hijos, con la familia de origen, de sentimientos personales, etc. Es fundamental ter una adecuada comunicación y se trata de ayudar a la pareja a que aprenda a saber escuchar y a comunicarse con el otro para poder llegar a acuerdos que les resulten beneficiosos en su relación personal y conyugal.

Cuando la pareja considera que ha logrado resolver los problemas por los que acudieron a la psicoterapia, se establece una fecha de terminación, se evalúan los avances, se revisan las cosas en las que podrían mejorar y se pone una fecha de terminación de la intervención psicoterapéutica.

El fin de toda intervención psicoterapéutica con las parejas es ayudarlos a mejorar su comunicación, su entendimiento y que logren disfrutar de su vida sexual, conyugal y amorosa, ya sea que decidan continuar juntos o que decidan separarse porque consideran que es lo mejor para ambos.

 

 

 

 

 

 

[1] Artículo escrito por el Dr. Marco Antonio Pérez Mora para el programa de radio “El expresso de las diez” de radio Universidad de Guadalajara del jueves 13 de junio de 2019

 

Abr1
01

AMOR DE PELOS.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

La pintura realizada en 1866 por Gustave Courbet, titulada “El Origen del mundo”, mostrando lo genitales de una mujer con la mata de vello púbico natural, causo revuelo en su época, pero hoy la podemos admirar desde 1995, en el museo de Orsay en París.

En las relaciones amorosas la cultura determina lo que es bueno y lo que no lo es. La atracción entre los sexos tiene sus bases biológicas, pero la parte del gusto está influenciada por la educación recibida y por las influencias socio culturales. Es por ello por lo que los modelos físicos de atracción sexual han cambiado con el tiempo y las modas. De esta influencia no se han escapado los vellos, que no siempre han sido tan bellos. Hay personas para las que el pelo corporal, no solo el de la cabeza, es un atractivo sexual muy fuerte, en cambio, para otras es motivo de rechazo y de inhibición sexual. A los hombres siempre les ha preocupado la calvicie y a las mujeres les ha angustiado el exceso de vello en las piernas, aunque haya hombres que se exciten con las piernas velludas. De una manera o de otra los pelos siempre han tenido algo que ver con tener un amor de pelos o sin ellos.

Desde hace varios años, algunos hombres se han venido preocupando por depilarse el cuerpo, pues desean tener una apariencia más femenina o infantil y el vello en su pecho, espalda, piernas y genitales les causa repugnancia. Estos hombres tratan de quitarse todo vestigio de pelambre y quedan como maniquís, identificándose así con algunas mujeres en su rechazo al vello corporal, que les resulta feo.

La abundancia o ausencia natural del vello corporal masculino y femenino depende de la herencia. Sin embargo, con los tratamientos de depilación actuales, los hombres pueden erradicarlos de las zonas en donde más les desagrada tenerlo y cada vez son más los que tienden a depilarse la espalda y los genitales, pues se sienten mejores con una apariencia lampiña. Algunos argumentan razones estéticas, pues asocian la peludez con la simiés y al depilarse todo el cuerpo pretenden verse más atractivos. A ciertas mujeres les agrada ver a sus parejas masculinas depilados porque el vello les repugna, pues lo asocian con situaciones de salvajismo. En otras ocasiones el vello púbico genera repugnancia porque se tienen problemas con la sexualidad adulta, ya que las imágenes inconscientes de la infancia, de haber visto a los padres desnudos, les provoca angustia. La escena de la desnudez de los padres fue reprimida por la ansiedad producida y ahora, con la pareja, se busca eliminar cualquier rasgo que evoque aquellos recuerdos.

A otras mujeres el vello corporal les excita y despierta su libido porque en su mente asocian dichas imágenes con la masculinidad fuerte, se sienten protegidas por un hombre peludo y verlos desnudos es placentero, sobre todo acariciarlos y sentir sus vellos, que les parecen bellos. Las mujeres que prefieren a los hombres peludos han tenido modelos de masculinidad con dichas características y no les angustia recordar a sus padres así. Algunas féminas escogen a sus parejas masculinas precisamente por ser peludos, llegando a expresar que el vello de su pecho, su barba tupida o las piernas peludas fue uno de los atractivos que vieron en su pareja. Para ciertas mujeres, el vello abundante es una especie de afrodisíaco natural, en tanto que para otras es causa de inhibición sexual.

En la actualidad a muchos hombres les agrada ver las vulvas depiladas de sus mujeres pues en su inconsciente las asocian con vulvas infantiles. En las revistas pornográficas y en el internet abundan las fotografías de mujeres depiladas de sus genitales, porque resultan muy atractivas para un alto porcentaje de varones. Esto tiene que ver con el temor ancestral de los hombres a las vulvas maternas. Una vulva natural está llena de vello, como una barrera natural protectora contra infecciones e irritaciones, pero a este tipo de hombres, les recuerda la vulva materna y les provoca cierta angustia, pues asocian la imagen con sus deseos edípicos incestuosos, razón por la que prefieren que su pareja se depile, de tal manera que su vulva se vea como la de una niña. De esta manera, la vulva pierde su aspecto amenazador y puede aflorar el deseo.

En el inconsciente, tanto los hombres como las mujeres tienden a asociar a los genitales femeninos con las arañas venenosas y cuando ha habido fallas en la educación temprana, se le asocia con algo amenazador y peligroso. Si se les quitan los vellos, cambia su apariencia y pierde su peligrosidad, de tal manera que puede surgir el deseo de penetración, sin el riesgo de que algo malo le pase al pene. Por su parte, muchas mujeres que tuvieron una educación sexual represiva y que en su infancia asociaron su sexualidad y genitales con algo malo y sucio, creen que los vellos púbicos deben erradicarse y se depilan, quedando con una apariencia infantil, que para ellas es menos amenazadora. Si se combina esto con el hecho de que el varón tenga sus propios temores a las vulvas naturales, la pareja preferirá la depilación genital mutua, argumentando razones estéticas o higiénicas.

También hay hombres que prefieren a las mujeres velludas y les excita ver la mata de vello en su pubis y sus piernas llenas de vellos. Para estos hombres es un plus de excitación y placer hacer el amor con una mujer velluda.

El hecho es que en la actualidad parece estarse poniendo de moda que los hombres se depilen el pecho, la espalda y los genitales y las mujeres hagan lo propio con su vulva y sus piernas, quedando con una apariencia corporal genital infantil, que les permite la cercanía física, aunque en ocasiones su sexualidad no resulte tan plenamente placentera, pues sus inhibiciones infantiles les impiden tener un “amor de pelos”, pues creen que sus vellos son feos.

 

Mar20
01

ESPACIOS PARA EL SEXO

By Marco Antonio Perez Mora - artículos

¿EXISTE UN LUGAR ADECUADO PARA TENER SEXO?

Las cuestiones culturales inducen y conforman las creencias que la gente tiene acerca del sexo y de cómo debe ser tenida, vivida, gozada o sufrida la experiencia sexual. Se marcan parámetros de lo que es normal y lo que no lo es, de lo bueno y de lo malo. Igualmente se establece que para tener sexo la pareja debe hacerlo en determinados sitios y está prohibido hacerlo en otros.

Se acepta sin discusión, que la pareja formal puede y debe tener sexo en su recamara conyugal, la cual no se presta ni se alquila para que otras parejas lo tengan allí mismo, aunque a veces los hijos se toman ese espacio en ausencia de los padres. Legalmente se acusa de faltas a la moral y al reglamento de “las buenas costumbres” a quienes no pueden controlar sus impulsos y deciden practicar el sexo dentro de su automóvil en plena vía pública, en un parque o en cualquier otro sitio por donde circulen más personas. Pero ¿quién no recuerda las ocasiones en que tuvo, o estuvo a punto de tener relaciones sexuales “fuera de lugar”? En la oficina, en el auto, en la casa de la novia o en la propia, cuando los padres estaban fuera. ¿O aquellos que lo hicieron por primera vez en la puerta de la casa de su novia mientras se despedían?

Las relaciones sexuales son una actividad intima que implica la participación de solo dos personas, por lo que deben realizarse en sitios apropiados que aseguren que no habrá interrupciones de terceros: llámense hijos, padres, transeúntes o la misma policía. Pero esto no implica que el sexo se tenga solamente en la recamara de la pareja. Dependiendo de la creatividad, las relaciones sexuales se pueden enriquecer si se tienen en diferentes sitios de la misma casa o fuera de ella. Si es en el hogar, la pareja puede decidir hacerlo en la cocina, en el baño, en el jardín, en la azotea, en el sillón de la sala o en las escaleras. Lo importante es que resulte excitante y placentero para ambos. Si se tiene sexo “fuera de lugar”, se rompe con la rutina y la monotonía que en ocasiones limita y empobrece la experiencia sexual de la pareja.

Fuera de casa, son muchos los sitios en los que se puede experimentar el sexo con la pareja: un motel, la playa, el auto siempre y cuando se esté en un sitio seguro, un día de campo, sin alimañas a la mano, una tienda de ropa, en el autobús o el tren, etc. Cuando algunas parejas deciden acudir a un motel, la experiencia puede resultar muy sexy y excitante, pues no hay interrupciones de los hijos o de los demás adultos que viven en la casa, ambos pueden sentirse más relajados y al momento de alcanzar el orgasmo dejarse soltar y poder gritar sin inhibiciones. Algunas personas viven con la fantasía de hacer el amor en la playa, a la luz de la luna, en un trigal o en una alberca, pero no se atreven a proponérselo a su partenaire por temor a ser rechazados o mal juzgados.

Cuando la pareja, o alguno de los dos, se exponen a ser descubiertos por terceros en su actividad sexual y esto incrementa la excitación, se trata de personas que requieren de imaginarse estar en peligro para aumentar el placer sexual y esto los lleva a pasar por situaciones riesgosas que le restan valor libidinal a la experiencia: en un parque público concurrido, en un elevador de un centro comercial, en un cine, etc. Además, el hombre tiende a eyacular rápidamente, pues la misma excitación y el riesgo de ser descubiertos e interrumpidos lo llevan a perder el control de la situación, salvo que sea un exhibicionista que disfruta con la idea de ser visto. Pero si se tiene sexo fuera del lugar acostumbrado, cuidando dichos riesgos, la vivencia puede resultar muy placentera y fortalecer los lazos afectivos de la pareja por haber hecho algo diferente entre ambos.

Han sido muchas las personas que siendo jóvenes han tenido sexo con su pareja cuando estaban en la sala de su casa y los padres se encontraban en la cocina o en su recamara, muchos lo han hecho en un miniauto, con las peripecias que ello implica y otros en un mini rato libre, mientras no aparecían los demás. En todas estas experiencias, la sensación es como de haberse tragado el helado de un bocado, sin haber podido saborearlo tranquila y calmadamente.

Julián es un joven profesionista que mantiene relaciones sexuales en la casa de su novia cuando los padres de ésta no se encuentran. Aunque son placenteras, no deja de sentirse incomodo por tener que hacerlo “antes de que vayan a llegar”. “Me gusta más cuando vamos al motel”. Rebeca es una mujer treintona que prefiere ir al departamento de su amante en lugar de hacerlo en los moteles, pues para ella estos lugares no son muy higiénicos. El matrimonio López prefiere hacerlo en casa, con la luz apagada y con las cobijas encima, les apena verse desnudos. Por su parte, Verónica no ha tenido inconveniente de tener sexo en el vocho de su novio, afuera de su casa, cuando se están despidiendo “es muy emocionante correr el riesgo de ser descubiertos, aumenta mi excitación”.

Los casos anteriores comprueban que el espacio más adecuado para tener sexo es aquel que más le agrade y acomode a la pareja, sin dañar a terceros. Lo importante es dialogarlo juntos y aclarar los miedos y fantasías al respecto. La capacidad creativa de ambos es el límite para descubrir los espacios que les sirvan para experimentar y disfrutar de su intimidad sexual.

 

 

 

Ene5
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LOS SUEÑOS ERÓTICOS.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,sexualidad

suenos-eroticos

La vida es sueño, decía Calderón de la Barca y “son realizaciones de deseos” postuló Sigmund Freud en 1900. Lo cierto es que todas las personas sueñan diariamente desde muy pequeñas y el contenido de sus sueños es lo que los hace placenteros o se convierten en pesadillas. Los sueños eróticos los tiene todo el mundo y mucho más quienes reprimen la libre manifestación de su sexualidad, sea mediante el autoerotismo o con una pareja. En éstos se llevan a cabo los deseos más fuertes del soñante y que, muchas veces, no es capaz de reconocer despierto. En un sueño erótico, se puede tener sexo con las personas deseadas pero que, por cuestiones familiares, de distancia, morales, religiosas o culturales, no es posible hacerlo en la realidad. Pero, como en el sueño la censura moral del súper yo queda debilitada y es burlada, entonces se le da rienda suelta al deseo, en la creencia de que se está llevando a cabo lo soñado, razón por la que en los hombres se da la polución nocturna y en las mujeres se erectan los pezones y hay lubricación vaginal al despertarse, con las consecuentes palpitaciones cardiacas y la sudoración de la piel, además de que en algunas personas se puede observar como jadean y se mueven dormidos. La mayoría de los sueños eróticos resultan placenteros, salvo en las personas que consideran a la sexualidad como algo malo, vergonzoso, pecaminoso y prohibido. En estos casos, suelen sentirse culpables y angustiados pues es algo que esta fuera de su voluntad poder controlar y mientras lo sueñan lo disfrutan, pero al despertarse, su conciencia moral los hace sentirse mal, por lo cual, buscan expiar en el día, lo que consideran es una mala acción.

Las personas que son capaces de ver en sus sueños eróticos, el resultado de una fantasía convertida en realidad onírica, los disfrutan, y al recordarlos en el día, se emocionan al revivirlos y los continúan gozando. Los sueños eróticos también sirven para desarrollar la creatividad sexual, pues al no estar presente la censura moral, el soñante se da la oportunidad de darle vuelo a su imaginación, con las ventajas del inconsciente y de los procesos primarios del sueño, descritos por Freud en su obra La interpretación de los sueños.

Los sueños eróticos pueden ser tan variados y excitantes como la imaginación y creatividad del soñante se lo permitan. Van desde las anheladas proezas de durar mucho tiempo en la relación, tener un cuerpo mejor que el real, poseer unos genitales de ensueño, conquistar a la persona deseada y no tenida, encontrar al príncipe azul, experimentar el mejor de los orgasmos, hasta situaciones de sexo colectivo, menaje a trois, con animales, con agresión estilo sado masoquismo, homosexuales, con el marido o mujer del vecino (a) o hermano (a) y hacerlo en los lugares más insólitos o frente al público, burlando las normas y reglas socialmente acatadas en la vida diaria. Intervienen los juguetes sexuales y el protagonista es amado (a) con pasión por uno (a) o varios (as) amantes solícitos y dispuestos a complacerlo sin limitaciones.

No existe nada de malo en cualquier tipo de sueño erótico, tampoco quiere decir que el soñante sea un pervertido o que le vaya a suceder en la realidad lo que ha soñado por arte de magia. Los sueños son producto de los deseos del soñante, que muchas veces no se atrevería a reconocer que tiene esos deseos, y solo bajo el influjo del dormir se permite darles salida en los sueños, tranquilizándose con la idea de que él no tiene dominio sobre lo que ha soñado y por lo tanto no es responsable. En otros casos, surge una decepción al despertar y darse cuenta que solo ha sido un sueño y que la realidad queda muy lejos del mismo, por lo cual se anhela lo experimentado en el sueño.

Quienes logran tener una vida sexual activamente placentera, no tienen tanta necesidad de recurrir a los sueños eróticos, pues en la vida real se encuentran plenamente satisfechos, realizando con su pareja las fantasías y experiencias que se les ocurren. No obstante esto, también suelen tener sueños eróticos como una continuación de lo realizado en la vida despierta, pero no con la frecuencia y emotividad de quienes se sienten frustrados con la expresión cotidiana de su sexualidad, como sucede con quienes están privados de su libertad, enfermos, incapacitados, alejados del contacto con sus parejas, de quienes han hecho votos de castidad o que por las dificultades con su pareja o para tenerla, se ven privados de obtener satisfacción sexual.

Los sueños eróticos son una válvula de escape que no hace daño a nadie y si permiten un sano y placentero desahogo de la tensión sexual, que le permite al soñante relajarse y vivir sus días con menos frustración y tensión sexual y emocional, mientras encuentra la manera adecuada de satisfacerse sin dañar a terceros. Contarle a su pareja sus sueños eróticos, puede ser una buena manera de mejorar la comunicación y de aumentar la confianza sexual entre ambos y quien escucha podrá pensar en qué puede hacer para convertir en realidad los sueños de su partenaire, con el fin de fortalecer su relación.

Dic11
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EL AMOR SIN SEXO.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

 

foreplay

Los hombres y las mujeres pueden relacionarse de una y mil formas diferentes: madre e hijo, padre e hija, hermana y hermano, jefe y subordinada, amiga y amigo, etcétera. Pero cuando existe un interés amoroso sexual entre ambos, la relación se modifica de manera substancial, para hacerse más íntima y exclusiva.

Cualquiera puede tener 2, 5 o más amigos (as), pero no tener más de una pareja sexual, so pena de ser juzgado y mal visto por la mayoría de la sociedad. Es por ello que el amor entre una pareja conlleva el contacto sexual y un acuerdo mutuo y tácito de exclusividad, conocido como fidelidad, mediante el cual cada uno se compromete a no tener relaciones sexuales con nadie que no sea su partenaire.

Todas las parejas se casan o se juntan con ese fin: El de poder mantener relaciones sexuales con el otro (a) sin ningún problema de tipo social, religioso o moral. Después se agrega el deseo de tener hijos, una casa, una vida en común, etc. El sexo cohesiona a la pareja y ayuda a borrar las individualidades, de tal manera que llegan a sentir que son uno y no dos; por lo que las diferencias individuales se resuelven gracias al interés por compartir el placer sexual, que se incrementa en calidad cuando perdura el amor mutuo.

¿Pero qué pasa con las parejas que se aman y no tiene relaciones sexuales? ¿Por qué siguen juntos si ya no comparten el sexo? ¿El amor entre ellos es suficiente para mantenerlos juntos en una relación amorosa, cordial y satisfactoria?

Existen parejas que por razones que no se discutirán aquí, han dejado de tener relaciones sexuales y aun así continúan viviendo juntas, argumentando que se aman, que es por los hijos o simple y llanamente por conveniencia económica. Cuando una pareja relativamente joven deja de mantener relaciones sexuales, está corriendo el riesgo de que se enfrié y congelé el vínculo que los ha unido, terminando por romperse, pues los otros intereses podrán ser muy importantes, pero no tanto como el deseo y el placer sexual.

A menos que uno de los dos o ambos desahoguen su sexualidad por otros medios, como pueden ser otras parejas o la masturbación, la pareja vivirá en constante tensión y con una sensación perenne de insatisfacción y molestia con el otro, lo que se convertirá en conductas agresivas directas o indirectas, pero que mellaran la relación conyugal, agotando a sus integrantes y provocándoles un alto gasto de energía.

En las parejas en que, por alguna enfermedad muy seria, alguno de los dos ha quedado incapacitado para las relaciones sexuales, el impulso sexual suele sublimarse y el amor por el otro, provoca que quien está sano, desahogue sus deseos por otros canales, que no son de tipo sexual. Hablamos en este caso de una sublimación al servicio del mantenimiento de la relación amorosa y que se logra en base a lo que se recibió antes de que se suspendiera la relación sexual. Para lograr esto, el amor por el otro debe ser muy grande. Pero si el que tiene alguna dificultad, que no sea el coma o la invalidez total, ama al otro (a), se las ingeniara para brindarle satisfacción sexual, sea manual u oralmente, dependerá de su imaginación y creatividad, pues una pareja puede mantener sus relaciones sexuales, aunque uno de los dos tenga alguna discapacidad física, sea del tipo que sea. Mientras exista el deseo de mantenerse unido al otro y de brindar y recibir placer, la pareja que se ama continuara experimentando el goce sexual.

Cuando se habla de amor sin sexo en una pareja, se debe considerar que la pareja ha dejado de ser una pareja conyugal para pasar a ser una de amigos, de padres o de conveniencia económica o social, pues el principal aspecto que diferencia a las parejas conyugales de las demás, es precisamente la relación sexual mutua. Entonces deberá pensarse en que dicha pareja ha dejado de amarse como tal, por lo que el sexo ya no le interesa y podrá convivir sin el mismo, pero su amor habrá cambiado.

Recuérdese que tanto el hombre como la mujer tienen la capacidad de amar sexualmente hasta el día de su muerte, por más años que se vivan en este mundo.

En una pareja conyugal, el amor sin sexo es como un buen caldo sin chile y sin sal: insípido y no se antoja volver a tomarlo. Es por esto que las parejas deberán preocuparse por darle mantenimiento, ingenio y creatividad a su vida sexual para que ésta se mantenga en forma todo el tiempo que decidan compartir sus vidas juntos y unidos.

Para reflexionar:

1.- ¿Son satisfactorias sus relaciones sexuales?

2.- ¿Las tiene con la frecuencia deseada por usted?

3.- ¿Su pareja está satisfecha con la calidad y frecuencia de las relaciones?

4.- ¿El amor que le tiene a su pareja, se lo demuestra satisfaciendo sus necesidades sexuales?

5.- ¿Emplea su creatividad en la cama con su pareja o se inhibe con algunas cosas que desea?

6.- ¿Dialoga con su pareja acerca de cómo se siente cada uno con sus relaciones sexuales?

7.- ¿Toma en cuenta lo que su pareja le dice y le pide que haga en la cama?

8.- ¿Se interesan por saber más sobre el sexo y comparten sus conocimientos?

9.- ¿Han pensado en buscar ayuda profesional para mejorar su vida sexual?

Nov19
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CUANDO NO ES POSIBLE LA ERECCIÓN. LA CARGA DE LA IMPOTENCIA SEXUAL.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

 

david de miguel angel

La disfunción eréctil o impotencia sexual es un trastorno de la sexualidad masculina que se define como la dificultad de alcanzar y mantener la erección el tiempo suficiente para lograr la penetración en el veinticinco por ciento de las veces o más. Algunos especialistas la consideran como tal solo si se presenta en el cincuenta por ciento de los intentos. El número de hombres que sufren de este tipo de trastorno sexual es de más de ciento cincuenta millones en el mundo y suele aparecer con mayor frecuencia en hombres de más de cuarenta años, pero sobre todo después de los cincuenta años de edad, considerándose que tres de cada diez hombres entre los cincuenta y los setenta años de edad la llega a sufrir. Las causas de su origen pueden ser orgánicas, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, lesiones cerebrales medulares, lesiones congénitas del pene, abuso del tabaco, de drogas y del alcohol, fracturas de la pelvis, entre otras. Las psicológicas: como la depresión, estados de ansiedad crónica o aguda, psicosis, fobias y tensiones conyugales, malos hábitos masturbatorios. Algunos medicamentos empleados para la depresión y las psicosis pueden tener como efecto secundario una impotencia farmacológica.

Para muchos varones, sufrir de una disfunción eréctil es algo angustiante y vergonzoso, pues su educación les hizo creer que gran parte de su valía masculina estaba en su capacidad eréctil y en el número de coitos que eran capaces de realizar. Cuando se presenta dicha disfunción en más del veinticinco por ciento de los intentos, el hombre se siente acabado y trata de evitar el sexo con su pareja por la pena de tener que reconocer su dificultad. Esta actitud, en lugar de ayudar, empeora el problema, pues la mujer pensara que su hombre la evita porque ya no es lo suficientemente atractiva, porque tiene un affair o porque ha dejado de quererla, lo cual complicara significativamente el cuadro. Es por ello que se recomienda que al presentarse el problema, se hable con la pareja y juntos intenten darle solución, ya que cuando la mujer participa, el índice de recuperación es más alto y el varón no se siente solo ni abandonado a su mala suerte, sino que comparte con su pareja sus angustias y pueden implementar medidas alternativas para la satisfacción de ella, como las caricias, la masturbación o el sexo oral, mientras él  recupera su capacidad eréctil y la confianza en sí mismo, que suele deteriorarse por esta dificultad.

Algunas señales de que se puede estar por caer o padecer una disfunción eréctil son las siguientes: dificultad en alcanzar o mantener la erección, que este por abajo del 90% de rigidez en 1 de cada 3 relaciones sexuales, problemas de erección en los últimos meses, menos erecciones por la mañana o por la noche, tardar más tiempo en alcanzar una erección, dificultad en mantenerla en determinadas posiciones sexuales, pérdida de la erección al cambio de posición sexual y eyaculación rápida. Si cualquiera de estas situaciones se mantiene por más de tres meses seguidos, debe consultar a un urólogo que le haga una revisión completa, de su funcionamiento sexual, para descartar cualquier problema de tipo orgánico u hormonal, al tiempo que consulta a un terapeuta sexual que le ayude a bajar su angustia, para no complicar la situación.

Las actuales opciones de tratamiento, contemplan la ingestión de medicamentos como el viagra, el levitra o el cialis, los cuales ayudan a aumentar el mantenimiento del flujo sanguíneo dentro del pene, para sostener la erección el tiempo necesario para disfrutar de la relación sexual. Las inyecciones de papaverina, fentolamina o alprostadil en el pene son otra alternativa. Las bombas de vacío logran que se dé una erección mediante el vacío que se genera y el uso de una banda que se coloca en la base del pene para que la sangre no retorne al cuerpo rápidamente. Las inyecciones y la bomba de vacío tienen el inconveniente de romper con el romanticismo del momento, pues se tiene que interrumpir el juego amoroso para llevar a cabo los procedimientos. La implantación de cilindros de silicón dentro del pene es la opción quirúrgica cuando los métodos anteriores no dan el resultado esperado, aunque se corre el riesgo de infecciones.

Ante un problema en que se sospeche de disfunción eréctil, es recomendable consultar a un médico especialista y si quedan descartadas las causas orgánicas y hormonales, deberá contemplarse la consulta con un psicoterapeuta sexual para determinar si existen problemas conscientes o inconscientes que estén generando una fuerte tensión y que éstos sean la causa para que el varón no se pueda enfocar tranquilamente en sus relaciones sexuales. Cabe aclarar que “una golondrina no hace el verano”, y si en alguna ocasión se pierde o no se puede alcanzar la erección por el tiempo deseado, no debería preocuparse la pareja, sobre todo si sucede después de una fiesta, un día de mucho trabajo y tensión o si se ha estado previamente enfermo. El problema se presenta cuando es recurrente y persistente, no cuando es ocasional. De cualquier forma, existen varias alternativas de tratamiento para solucionar el problema, sobre todo cuando se reconoce a tiempo y si se analizan las motivaciones inconscientes que han propiciado que la ansiedad impida la erección como se desea.

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