LA TERNURA MASCULINA.
Para un gran porcentaje de la gente, hablar de ternura implica pensar en las mujeres, pues este sentimiento es considerado como femenino, de la misma manera que cuando se habla o piensa en la fortaleza, se ubica este sentimiento en lo masculino. Sin embargo, sabemos que el hombre también es capaz de sentir, experimentar y manifestar su ternura, de la misma manera en que las mujeres pueden sentir, experimentar y demostrar su fortaleza, tanto física como psíquica.
Para que el hombre no se enemiste con los sentimientos de ternura, es menester que haya tenido una crianza en la que sus padres, especialmente su madre, le hayan transmitido ternura en su trato con él. Que le hayan hecho sentir que manifestar la ternura por los demás es algo bueno y digno de ser experimentado y ejercitado. Que ser tierno con los demás, no implica ser menos hombre, ni mucho menos convertirse en «mariquita», sino todo lo contrario; que ser un hombre tierno es ser una persona con sensibilidad por los sentimientos de los demás.
De acuerdo con la Enciclopedia Salvat, la ternura es algo «blando, delicado, flexible y fácil a cualquier expresión extraña. Dícese de la edad de la niñez, para explicar su delicadeza y docilidad. Propenso al llanto. Afectuoso, cariñoso y amable». De aquí pues que exista la creencia señalada de que, si un hombre es «tierno» y manifiesta su «ternura», se le vea como menos masculino. Se le asocie con un «blando», «llorón», «femenino», como si estas características humanas fueran denigrantes para el varón.
Estas ideas, equivocadas, por cierto, han llevado a que las mismas mujeres, a través de la crianza de sus hijos, rechacen estos sentimientos en la conducta de sus hijos, aunque se quejen, abierta o veladamente, de la falta de ternura en el trato recibido por su pareja masculina. Es una paradoja, pues en tanto que madres, tienen que criar a su pequeño con ternura y delicadeza, con afecto y amabilidad, para que éste logre un sano desarrollo emocional; pero a la vez que éste crece, lo rechazan si se muestra tierno, sensible y delicado (no confundir con amanerado).
Los pequeños suelen ser tiernos, de hecho, la misma definición del afecto, hace referencia a la infancia. Sin embargo, por efectos de la socialización y la adquisición de roles estereotipados, se le va inculcando, al varoncito que crece, que la ternura no es un sentimiento propio de los niños, aunque sí muy elogiado en la conducta femenina.
Cuando el niño se convierte en hombre adulto, se espera de él fortaleza, tanto física, como psíquica, para enfrentarse a las adversidades del mundo. Suele aceptarse al hombre tierno en el ámbito de las artes o de actividades consideradas más como femeninas. Sin embargo, el hombre no puede vivir sin expresar su ternura en diferentes situaciones. Por ejemplo: en el noviazgo, en donde se preocupa por la novia, es detallista, le lleva flores, se acuerda de sus gustos más sencillos, etc. En la relación conyugal, la ternura del hombre es elemental para que la mujer se sienta tratada como una persona y no sólo como un objeto sexual que se usa como un pañuelo desechable. Son muchas las mujeres que se quejan de la falta de ternura en sus parejas masculinas.
Un hombre «tierno» se preocupa por los sentimientos de los demás, es atento a sus necesidades, se interesa por escuchar, es flexible, afectuoso y cariñoso. En las relaciones conyugales se preocupa por acariciar a su mujer para que ésta llegue al orgasmo. En las relaciones familiares se preocupa por convivir con sus hijos, juega con ellos, a lo que éstos lo invitan, es creativo y sensible a las necesidades de sus hijos. Un hombre tierno, lo es, no sólo con las mujeres y los niños sino también con sus amigos y sus compañeros, con sus padres y con sus hermanos.
La ternura, en el varón, es una cualidad muy valiosa que debe ser cultivada cotidianamente para que no se marchite.
En la medida en que los hombres teman menos al «qué dirán» y sean más abiertos en la manifestación de su ternura, habrá más mujeres satisfechas en el trato conyugal, hijos más contentos en el trato paternal, amigos más sinceros y hombres cada vez más hombres, pues su ternura los hará más humanos. Podría decirse que «un hombre, mientras más tierno es, más maduro está».