CUANDO NO ES POSIBLE LA ERECCIÓN. LA CARGA DE LA IMPOTENCIA SEXUAL.
La disfunción eréctil o impotencia sexual es un trastorno de la sexualidad masculina que se define como la dificultad de alcanzar y mantener la erección el tiempo suficiente para lograr la penetración en el veinticinco por ciento de las veces o más. Algunos especialistas la consideran como tal solo si se presenta en el cincuenta por ciento de los intentos. El número de hombres que sufren de este tipo de trastorno sexual es de más de ciento cincuenta millones en el mundo y suele aparecer con mayor frecuencia en hombres de más de cuarenta años, pero sobre todo después de los cincuenta años de edad, considerándose que tres de cada diez hombres entre los cincuenta y los setenta años de edad la llega a sufrir. Las causas de su origen pueden ser orgánicas, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, lesiones cerebrales medulares, lesiones congénitas del pene, abuso del tabaco, de drogas y del alcohol, fracturas de la pelvis, entre otras. Las psicológicas: como la depresión, estados de ansiedad crónica o aguda, psicosis, fobias y tensiones conyugales, malos hábitos masturbatorios. Algunos medicamentos empleados para la depresión y las psicosis pueden tener como efecto secundario una impotencia farmacológica.
Para muchos varones, sufrir de una disfunción eréctil es algo angustiante y vergonzoso, pues su educación les hizo creer que gran parte de su valía masculina estaba en su capacidad eréctil y en el número de coitos que eran capaces de realizar. Cuando se presenta dicha disfunción en más del veinticinco por ciento de los intentos, el hombre se siente acabado y trata de evitar el sexo con su pareja por la pena de tener que reconocer su dificultad. Esta actitud, en lugar de ayudar, empeora el problema, pues la mujer pensara que su hombre la evita porque ya no es lo suficientemente atractiva, porque tiene un affair o porque ha dejado de quererla, lo cual complicara significativamente el cuadro. Es por ello que se recomienda que al presentarse el problema, se hable con la pareja y juntos intenten darle solución, ya que cuando la mujer participa, el índice de recuperación es más alto y el varón no se siente solo ni abandonado a su mala suerte, sino que comparte con su pareja sus angustias y pueden implementar medidas alternativas para la satisfacción de ella, como las caricias, la masturbación o el sexo oral, mientras él recupera su capacidad eréctil y la confianza en sí mismo, que suele deteriorarse por esta dificultad.
Algunas señales de que se puede estar por caer o padecer una disfunción eréctil son las siguientes: dificultad en alcanzar o mantener la erección, que este por abajo del 90% de rigidez en 1 de cada 3 relaciones sexuales, problemas de erección en los últimos meses, menos erecciones por la mañana o por la noche, tardar más tiempo en alcanzar una erección, dificultad en mantenerla en determinadas posiciones sexuales, pérdida de la erección al cambio de posición sexual y eyaculación rápida. Si cualquiera de estas situaciones se mantiene por más de tres meses seguidos, debe consultar a un urólogo que le haga una revisión completa, de su funcionamiento sexual, para descartar cualquier problema de tipo orgánico u hormonal, al tiempo que consulta a un terapeuta sexual que le ayude a bajar su angustia, para no complicar la situación.
Las actuales opciones de tratamiento, contemplan la ingestión de medicamentos como el viagra, el levitra o el cialis, los cuales ayudan a aumentar el mantenimiento del flujo sanguíneo dentro del pene, para sostener la erección el tiempo necesario para disfrutar de la relación sexual. Las inyecciones de papaverina, fentolamina o alprostadil en el pene son otra alternativa. Las bombas de vacío logran que se dé una erección mediante el vacío que se genera y el uso de una banda que se coloca en la base del pene para que la sangre no retorne al cuerpo rápidamente. Las inyecciones y la bomba de vacío tienen el inconveniente de romper con el romanticismo del momento, pues se tiene que interrumpir el juego amoroso para llevar a cabo los procedimientos. La implantación de cilindros de silicón dentro del pene es la opción quirúrgica cuando los métodos anteriores no dan el resultado esperado, aunque se corre el riesgo de infecciones.
Ante un problema en que se sospeche de disfunción eréctil, es recomendable consultar a un médico especialista y si quedan descartadas las causas orgánicas y hormonales, deberá contemplarse la consulta con un psicoterapeuta sexual para determinar si existen problemas conscientes o inconscientes que estén generando una fuerte tensión y que éstos sean la causa para que el varón no se pueda enfocar tranquilamente en sus relaciones sexuales. Cabe aclarar que “una golondrina no hace el verano”, y si en alguna ocasión se pierde o no se puede alcanzar la erección por el tiempo deseado, no debería preocuparse la pareja, sobre todo si sucede después de una fiesta, un día de mucho trabajo y tensión o si se ha estado previamente enfermo. El problema se presenta cuando es recurrente y persistente, no cuando es ocasional. De cualquier forma, existen varias alternativas de tratamiento para solucionar el problema, sobre todo cuando se reconoce a tiempo y si se analizan las motivaciones inconscientes que han propiciado que la ansiedad impida la erección como se desea.