LA VIDA SEXUAL Y AMOROSA DE JOAN MANUEL SERRAT
El siguiente es uno de los capítulos de la tesis de maestría que escribí sobre la importancia de las aspectos libidinales en la vida y la obra de Joan Manuel Serrat.
Espero sea de su interés y agrado conocer los aspectos amorosos y libidinales del cantatutor catalán.
La vida sexual de Joan Manuel Serrat comienza con el deseo de su madre de tener una niña, anhelo que como ya se mencionó, no afectó su proceso de identidad sexual, más bien, como él lo ha dicho, influyó en su capacidad para comprender a las mujeres.
Su ambiente de barrio le facilitó la identificación con sus pares desde edad muy temprana y la esperanza de su madre porque fuera mujer, se acopló rápidamente a la realidad biológica del niño varón, sin dejar mayor huella de daño, tal como el mismo Serrat lo confiesa.
A los tres años, ya se sentía interesado en su maestra Conchita tal como lo refiere en la canción que le dedico cuando él tenía 30 años. Entre otras cosas, la canción dice: “Pero usted nunca supo, maestra,/ que cuando quería que cantara/ que tres por una eran tres/ mis ojillos arañaban francamente/ las rodillas que púdicamente/ usted apretaba y apretaba,/ pero un número no vale/ lo que una piel rosada”. Con estas palabras, Serrat confiesa su curiosidad y deseos sexuales por aquella maestra que tanto lo quiso y que lo llevaba de la mano para darle calor cuando tenía tanto frio. Describe muy bien lo que un niño de 3 años experimenta en el periodo edípico.
En la canción “Mi niñez”, cuenta que “Tenía una novia morena,/ que abrió a la luna mis sentidos/ jugando los juegos prohibidos/ a la sombra de una higuera”. Serrat nos habla sin prejuicios de sus juegos y deseos sexuales infantiles. Sin embargo, no lo hará así sobre su vida sexual de adulto.
Sus vacaciones en Eivissa, cuando tenía poco menos de 10 años, lo pusieron en contacto con la sexualidad femenina al ver a la extranjera rubia que se bañaba desnuda “sin ningún pudor”. Como él lo ha referido, en la calle aprendió lo que en casa y en la escuela no se decía ni se enseñaba, por lo que, en buena parte, su educación sexual la adquirió en el barrio con los amigos.
Él ha confesado que su primera vez fue con una prostituta y cuando lo conto en tv sonó gracioso, pero él refiere que el evento en sí no fue placentero. Debió tener menos de 18 años y tal como se acostumbraba en su época:
Fuimos unos cuantos y yo estaba sumamente interesado porque había escuchado desde muy niño y podías oír hablar mucho a tus hermanos mayores de las excelencias de estas cosas. La verdad es que me lleve un chasco, yo pensé que era otra cosa. Luego afortunadamente la vida se encargó de quitarme esa sensación un tanto así… la segunda vez ha sido mucho mejor.
(Obtenido el 12 de octubre de 2009 desde: http://video.google.es/videoplay?docid=6752301779637641377&pr=goog-sl#
En la canción, “La primera” de su disco en catalán “Per el meu amic” de 1973, refiere su primera experiencia sexual con la prostituta y deja sentado que no fue lo mejor para él. Curiosamente es en ese mismo disco en el que aparece la canción dedicada a su maestra Conchita.
De joven se reconocía como alguien muy tímido con las mujeres y comenta que decidió dedicarse a componer canciones “porque así era más fácil tocarles el culo a las mujeres”. En el reportaje de Motta (1986), confesaba que:
Yo hacía el amor con putas cuando era joven y luego con las primeras novias que tuve en la universidad. Y más tarde, empecé a hacerlo gracias al rollo de la guitarra, que yo empecé a amar mi profesión cuando me di cuenta del alcance que tenía. A partir de aquí empecé a conocer a mucha gente, muchas tías que se te quieren tirar y se te tiran. Porque ellas son las que normalmente deciden, sino de una manera absoluta, deciden cómo, dónde y a qué hora se te tiran. Eso le hace a uno mucha gracia en una época. Todo esto y otras cosas, tal vez me han hecho perder tías cojonudas que he podido ir encontrando, pero también he tenido la suerte de conocer a otras tías estupendas con las que he tenido unas relaciones muy bonitas. En general, creo que he sido un hombre muy afortunado, lo que pasa es que la vida no es como esperábamos y el cine nos ha hecho mucho daño, y si te vas a una granja, la granjera no tiene las tetas como Mylène Demongeot[1], ni conoces en el tren a la mujer de tu vida…
Sin embargo, a la mujer de su vida, de aquella época juvenil la reconoció en la modelo Sueca Susan Holmsquit, quien lo dejó por otro y que motivo la canción “Conillet de vellut”, “Conejito de terciopelo”, del disco “Serrat 1970”, la letra cuenta el enamoramiento y la desilusión de haber sido abandonado, en ella daba su número telefónico, el cual tuvo que cambiar porque sus fans no dejaban de llamarle para consolarlo por la tristeza que le había dejado esa ruptura. Es una especie de segunda parte de la primera canción de 1965 “Ella em deixa”.
Una vez alcanzado el éxito musical, se convirtió en una especie de galán de las revistas del corazón, sus apariciones en tv y en el cine lo hicieron un icono de chico sexy de su época. Sus amores eran parte de las noticias en las revistas de espectáculos de su época.
Aunque Serrat siempre trato de mantener su vida sexual en la intimidad y no se prestó a escándalos como la mayoría de los artistas, existen documentos y entrevistas concedidas por él, que permiten conocer algo de su vida sexual antes de su matrimonio con María de la Luz Tiffón en diciembre de 1977, mejor conocida como Candela. Ella era una chica de 20 años y él cumplía 34 el día de la boda. Al parecer siempre le gustaron mucho menores que él.
A Serrat lo han relacionado con muchas mujeres de la vida artística: modelos, cantantes, actrices, escritoras, pero él siempre ha tratado de mantener en secreto su vida sexual y amorosa. Sin embargo, se han hecho muchas elucubraciones sobre la misma. Lo han vinculado con Marisol, Massiel, Guillermina Motta, Lucia Bosé, La modelo y actriz Ana Karina, Mónica Randall, Analía Gadé, su partenaire en el film “Mi profesora particular”, la modelo Arta… y Lolita Flores, la hija de la Faraona, por quien Joan Manuel Serrat ha confesado siempre un cariño especial.
Motta (1986) afirma que:
Con quien de verdad ligó Serrat en el verano del 73 en Marbella, fue con Charo Vega, amiga íntima de Lolita y a la que conoció por mediación de ella. No alcanzó a ser su «gran amor» como se dijo, pero sí, con dieciséis años, uno de sus amores.
Serrat le llevaba 14 años de edad, casi los mismos que le lleva de ventaja a su esposa Candela.
En enero de 1974, la revista Lecturas, misma que en 1986 editó el especial “Serrat, ayer, hoy y siempre” en 10 capítulos, dirigida en esta ocasión por Elvira Motta, publicó que Serrat era el padre de un niño de 4 años y medio, fruto de sus relaciones con la modelo catalana Mercedes Doménech, sorprendiendo a todo el mundo, pues hasta esa fecha nadie sabía de la existencia de su hijo, al que veía con frecuencia y al que nunca le negó toda la ayuda necesaria para su desarrollo. El niño había nacido el 8 de mayo de 1968 y al parecer traía su torta bajo el brazo, pues ese mismo año salió a la venta el disco “Dedicado a Antonio Machado Poeta”, que tanto éxito le generó en toda España y en Latino América.
Tiempo después declaro que:
Un hijo es importante, es algo importante siempre, pero no por la prolongación que el hijo representa de uno, sino por lo que un niño representa en sí mismo, por haber nacido. A mí me importa el niño. Todo es muy sencillo y no quiero hablar más sobar el asunto porque «Ama Rosa[2]« bajó el telón hace muchos años. Me interesan los problemas de la criatura. Y eso es todo (Motta, 1986).
En relación con la madre de su hijo, expresó que:
En la actualidad (1974) nuestras relaciones amistosas son muy buenas. Primero porque pasaron muchas cosas y segundo porque una de esas «cosas» hoy ¡camina, habla, sonríe, y juega! Sería mentira si dijera que sólo somos amigos porque en realidad somos algo más que amigos (Motta, 1986).
Después del descubrimiento público de su hijo Queco, siguió manteniendo en la privacidad su vida amorosa, declarando que le encantaban las mujeres, pero sin hablar de ninguna en especial.
Fue hasta diciembre de 1977, cuando su hijo ya tenía 9 años, y él 34 que se casó con quien sigue siendo el amor de su vida: Candela Tiffon, fugaz modelo publicitaria, con la que ha procreado dos hijas, la primera nacida el 27 de diciembre de 1979, de nombre María, cuando él cumplió 36 años y la segunda, llamada Candela, que nació en noviembre de 1986, cuando estaba por cumplir 43 años.
A pesar de las dudas iniciales que se expresaban en la prensa, de que el matrimonio fuera a durar mucho tiempo, debido a la conducta amorosa que se le sospechaba, pues tenía una imagen de galán, lleva felizmente casado más de 37 años. En declaraciones a la prensa de esas fechas, afirmo que:
La boda tuvo lugar en un juzgado y se realizó sólo por lo civil… Posiblemente resulta más fría así, pero no estamos de acuerdo con todo el tinglado que tiene montado la Iglesia. Si casarse por la Iglesia hubiera sido solamente el acto místico lo habríamos hecho, pero no, en el acto van implícitas muchas cosas… nuestra boda era algo muy nuestro, algo que nos pertenecía y no era cuestión de pregonarlo… Pero tampoco queremos escondernos, es algo que está ahí y forma parte de nuestra vida. Sólo nos pareció que así estaba mejor y así lo hemos hecho… En realidad, nosotros dos ya somos marido y mujer desde el mes de julio… Ahora sólo se ha legalizado (Motta, 1986).
Fiel a sus principios de mantener su vida privada alejada de las miradas de la prensa, afirmó que “considero el matrimonio como algo tan íntimo que no puedo dejar de sentir una gran vergüenza de que se airee constantemente y de que sea tema de profuso comentario”.
No obstante su deseo de mantener en la privacidad su vida amorosa, así se expresaba del amor que sentía por su joven esposa:
Estoy flechado por Candela. Es verdad… Ella es un ser excepcional, una mujer con muchas ganas de aprender y que así y todo te enseña a vivir en un montón de aspectos. Observa, observa mucho y sabe de todo. Pero lo más importante es lo que sabe y con qué empeño quiere conocer las cosas… Nosotros nos amamos desde el primer día con y sin papeles, pero aquí lo fundamental es la amistad que nos hemos propuesto… Porque no queremos ser una de esas parejas rutinarias entre las que puede llegar a existir la desconfianza. Por eso, además del amor, lo más importante para nosotros es la amistad… sé que estoy casado con una mujer en período de formación, pero que no pasa de las cosas. Candela mira, escucha y lleva los ojos bien abiertos. Quiero compartir el trabajo y todas mis actividades con Candela (Motta, 1986).
Por su parte, su mujer declaró “lo que más me importa es ser compañera de Joan. Me gusta mucho estar a su lado porque hay que conocerlo en toda su plenitud para comprender qué tipo de persona es”. Durante mucho tiempo Candela lo acompañó en sus giras por todas partes.
La fama de mujeriego que había construido a lo largo de sus 13 años de carrera artística, lo llevaron a decir, al casarse:
Es cierto que he tenido la suerte de enamorarme de infinidad de mujeres estupendas que me han tratado a mí mucho mejor, seguramente, que yo a ellas. Pero no pienso que eso pueda poner en entredicho mi formalidad de cara al matrimonio ni mi felicidad conyugal. Me lo he pensado muy bien antes de dar este paso y soy perfectamente consciente de lo que cuesta convivir con otra persona, aunque se la ame tanto como yo amo a Candela… Claro que ni Candela ni yo sabemos lo que pueda ocurrir en el futuro (Motta, 1986).
Año y medio después de su matrimonio, ratificaba públicamente su amor y fidelidad hacia su mujer:
Desde que conozco a Candela no he salido con otras… Quien me conoce sabe muy bien que no miento. Y te digo que jamás he de meterle los cuernos porque es mi mujer, porque soy muy feliz con ella y porque no es algo impuesto, sino natural…yo no respondo a la idea de «hombre-harén»; soy muy normal en todo lo relacionado con mi pareja y siempre mantengo un comportamiento correcto (Motta, 1986).
Es muy probable que su madre tuviera la fuerza para trasmitirle amor a la vida como una defensa frente a la destrucción interna y externa que experimentó antes de parirlo, pero también se puede suponer que ésta poseía un Yo muy fuerte, que le ayudo a sortear con éxito tantas pérdidas, al grado que se pudo reponer rápidamente de la frustración de que su hijo no hubiera nacido mujer. No hay que olvidar que contaba con un marido amoroso que siempre la apoyo en todo y que también era socialista y pertenecía al bando de los que habían perdido en la guerra, pero tenía la fortaleza para seguir luchando laboralmente, para darles un techo y comida, no solo a su esposa e hijos, sino también a los demás integrantes de ambas familias, necesitadas de apoyo. Haber tenido un padre como Josep, influyó para que Serrat fuera un persona generosa y solidaria con los demás.
El gusto de Serrat por las mujeres y el respeto y admiración que les profesa es producto de su masculinidad y de la buena relación que siempre mantuvo con su madre, pues como él lo ha dicho, fue un niño muy querido, respetado y apoyado. Sin embargo, es muy probable que su madre haya estado deprimida durante su embarazo y a lo largo de sus primeros meses de vida, pues aunque la guerra civil había terminado hacia 4 años, las pérdidas de sus 32 familiares pesaban en su memoria, pues como el mismo Joan Manuel lo refiere, su madre recordaba a diario a sus seres queridos y perdidos en la contienda. Esta situación debió haber influido para que Serrat desplazara sus anhelos edípicos en la maestra Conchita[3], aunque en “Canción de cuna”, de alguna manera también reconoce parte de dichos deseos, enfocados a la madre, cuando dice: “Y yo que me dormía entre tus brazos/ con la boca pegada a tu pecho/. El amor de un hombre ya nos había unido/ antes de aquella mañana de invierno en que nací”. Aquí se puede ver claramente el triángulo edípico. En esta canción reconoce que es producto de la sexualidad de sus padres y que él es el tercero, producto de dicha experiencia libidinalmente amorosa, pero de la cual no se siente excluido.
El hecho de que desde pequeño ésta le cantara, influyó de manera determinante en su gusto por el canto, la armonía y el saberse expresar mediante las palabras. El tono musical de su madre debió influir para que él tuviera el carisma que ha tenido con el público que lo ve y que lo escucha. El tipo de comunicación que su madre estableció con él, influyó en su capacidad para trasmitir las emociones que despierta en su auditorio (Lartigue y Vives, 1994; Spitz, 1965; Tubert y Beuchot, 2008).
Creo que esta relación madre – hijo, facilitó que Serrat adquiriera la sensibilidad que siempre ha manifestado para comprender a las mujeres. Sabe qué les gusta y cómo llegarles al corazón, pues desarrolló estas habilidades para congraciarse y relacionarse mejor con su madre, viéndose precisado, desde bebé, ha agradarla con sus gorgoreos, para complacerla y sentirse aceptado por ella con su virilidad, o a pesar de la misma. Así inicio su experiencia dentro del canto: queriendo agradar a su madre, como objeto de su libido, logro vincularse con el mundo que ahora lo escucha y al que le agradan sus canciones. Fue mediante su libido y la interacción amorosa con su madre, que ligó la poesía y la música, para expresar con palabras su deseo de “ser querido”, lo cual ha logrado con creces. De esta manera se pudo acercar a las mujeres que tanto le atraían sexualmente (Freud, 1917; Green, 1995; Kennedy, 2003, Kernberg, 1995). Él les quería “tocar el culo” y terminó tocándoles el corazón, no solo a las mujeres, sino también a los hombres.
Después del primer rechazo inicial materno, Serrat se sintió bien acogido y arropado por su madre, que lo debió acunar y sostener con sus cantos cotidianos. Sin embargo, dicho rechazo dejo en él una marca que lo lleva a componer canciones en las que habla de irse del lugar en donde vive, como deseando romper con la simbiosis y para mantenerse lejos de su origen. Desde sus primeras canciones habla del abandono y del deseo de poner tierra de por medio[4] (Bowlby, 1980), tal vez como una manera de reeditar las separaciones que tuvo desde que se fue a estudiar fuera de Barcelona, cuando iniciaba la adolescencia, o la primera, cuando su madre lo rechazo al nacer, por no haber nacido mujer.
El deseo de la madre de que fuera niña, debió estar marcado por la tragedia de la Guerra Civil Española, en la que ella perdió a muchos familiares, incluyendo a sus propios padres. Viendo que los hombres eran los que combatían y caían muertos, es muy probable que su anhelo de tener una hija, haya sido para mantenerla a salvo de tales riesgos. Es de llamar la atención que siendo su primer embarazo, prefiriera una niña, por lo que se puede suponer que pensara de esta manera: “las mujeres sufren, pero sobreviven a las guerras”. Este deseo de conservar vivo al bebé que aun llevaba en su vientre, se lo trasmitió a Joan Manuel, y esto influyó en el compromiso libidinal que él ha expresado en sus cantares y andares, por la preservación de la vida en todas sus manifestaciones.
Podría pensarse que la madre de Serrat, en su afán de conservar a su bebé en un mundo que recién salía de la Guerra Civil y que padecía los estragos de la Segunda Guerra Mundial, quiso que su hijo naciera siendo mujer, para aumentar sus probabilidades de sobrevivencia.
Sin embargo, siendo realista, el propio Serrat cree que si hubiera nacido mujer, su futuro no habría sido muy halagador, tal como lo refiere en su canción “Si hagues nascut dona”. Pero su madre no solo consiguió el objetivo de que su hijo sobreviviera, Serrat cumplirá 72 años el 27 de diciembre de 2015, sino que creó a un varón que ha promovido la libido como expresión fundamental para la conservación de la vida y se ha mantenido como modelo masculino al que desean muchas féminas y admiran muchos hombre, tanto en España como en Latinoamérica. También logro que fuera un defensor de la equidad de género.
Por otra parte, es una persona sana, equilibrada, creativa, productiva y que disfruta del trabajo que realiza y se compromete amorosamente con los demás, razones por las que se le han otorgado muchos premios y reconocimientos, tanto musicales, como académicos y ciudadanos en España y en América Latina.
También se puede hipotetizar que el gusto que Serrat ha manifestado por las mujeres, con su etapa de mujeriego como expresión de su identidad masculina, es algo que adquirió en la relación con su madre; desear a las mujeres sexualmente fue una manera de consolidar su masculinidad y a su vez se identificó con su madre, con sus principios y valores, pues se sintió amado por ella, tal como esperaba ser amado por sus novias y amantes como lo relata en las canciones “Ella em deixa” de 1965, en “Conillet de vellut” de 1970 y en “Lucia” de 1971. Aunque paradójicamente, en sus enamoramientos habla de mujeres que lo dejan, ¿cómo reflejo del rechazo que sintió de su madre al nacer? Sin embargo dichos rechazos los maneja con resignación y no se expresa negativa ni amargamente de ellas, ¿será por haberse sentido aceptado por su madre después del rechazo inicial?
Por otra parte, se espera a que ésta fallezca para crear la canción “Si hagues nascut dona” en la que narra las peripecias y frustraciones que habría tenido “Si hubiera nacido mujer”, mostrando un panorama nada halagador para el sexo femenino, o haciéndose eco de la realidad de la época en la que nació. Para Joan Manuel, el incidente del rechazo inicial a su sexo masculino, no representa mayor problema e incluso lo ha referido como una anécdota graciosa, pues en realidad no le afectó negativamente en su identidad genérica, aunque podemos suponer que si influyó en forma positiva por las manifestaciones de su compromiso libidinal con las féminas.