PARA GOZAR LA NAVIDAD.
Casi todo el mundo manifiesta, por estos días decembrinos, a diestra y siniestra los deseos de ¡Feliz Navidad! Se escuchan por la radio y la t.v, se ven en los periódicos y en los anuncios callejeros. Todo el mundo es invitado, conminado y obligado a tener una ¡Feliz Navidad!
De unos siglos a la fecha, se ha tomado el 24 de diciembre como la fecha a celebrar en familia, con más regocijo y euforia que cualquier otra, pues se conmemora un aniversario más del natalicio de Jesús. Los hogares se adornan con nacimientos mexicanos o con arbolitos gringos. Se hacen esfuerzos, chicos y grandes, por conseguir un regalo para los seres queridos, a veces sin importar que las deudas con los voraces bancos aumenten más. Algunas gentes viajan miles de kilómetros para estar con sus seres queridos en estas fechas. Otras se hablan o visitan por única vez en el año. Siempre con un espíritu de concordia y buena voluntad.
El espíritu navideño propicia que hasta en las calles la gente se desee lo mejor unos a otros. Es un estado de ánimo contagioso.
Los niños esperan con ansia sus juguetes, los adolescentes ropa, dinero, discos o un aparato electrónico, los adultos algún objeto de uso personal y los más privilegiados cambian de auto, de casa o los mandan arreglar para reestrenar.
Todos o casi todos entran en la euforia del festejo navideño. Se intentan y a veces se logran perdones y reconciliaciones por agravios hechos o recibidos.
Es una época del año, aunque pequeña, en la que se busca gozar con la convivencia interpersonal, fraternal, conyugal y familiar. Desde la infancia se inculca el gusto por el festejo navideño como una época especial y diferente al resto del año. La apariencia de las casas cambia, se adornan con los nacimientos y las luces navideñas, se hacen comidas y guisos especiales, se visita o se llama a los familiares y amigos no vistos hace tiempo. Se busca entrar en armonía con el ambiente y con los seres queridos.
La Navidad invita a compartir, a dar y a recibir, es una época para reflexionar y reconciliarse con uno mismo y con los demás. Invita a disfrutar y a gozar con la vida.
Para gozar la Navidad se sugiere:
1.- Recordar con alegría las cosas buenas que se han logrado y las experiencias gratificantes de otras Navidades.
2.- Reconciliarse previamente con quienes se desee, para convivir armoniosamente durante la Navidad.
3.- No discutir agravios y ofensas pasadas durante el festejo navideño.
4.- Tratar de dar lo mejor de sí mismo, sin llegar al grado de quedarse vacío.
5.- Explicarles a los hijos que lo que se les ha regalado es lo mejor que se les ha podido dar.
6.- Librarse de los impulsos consumistas y adquirir solo aquello que estén al alcance de los recursos económicos.
7.- Dialogar con los hijos, los padres, los hermanos o el cónyuge, para planear entre todos la manera en que se desea festejar la Navidad, de manera que todos la puedan gozar.
8.- Respetar y comprender que no siempre se desea estar en determinado lugar y con ciertas personas. La Navidad debe gozarse voluntariamente, no por decreto.
9.- Disponerse a ser flexible y ecuánime frente a los conflictos y frustraciones propias y ajenas que suelen florecer y empañar estas fechas de gozo.
10.- Comprender a quienes prefieren estar a solas en Navidad, sin permitir que su tristeza o aislamiento afecten el deseo propio de gozar con una ¡FELIZ NAVIDAD!