LA OBSESIÓN POR EL OTRO (A) DESPUÉS DE UNA INFIDELIDAD.
Cuando se da la infidelidad en algunos matrimonios, la víctima se siente muy dolido (a), engañado y decepcionado, al grado de que algunas veces llega a pensar en matar al otro (a), a su pareja o suicidarse, pues no tolera el desengaño que para él o ella representa saber que su partenaire se ha acostado con otra persona. Estas víctimas llegan a obsesionarse tanto con la infidelidad de su pareja, que le piden detalles de cómo fue o fueron las relaciones que mantuvieron con el otro (a). Suelen torturarse y torturar a su pareja pidiendo santo y seña de todo lo que hicieron. Quieren saber el día, la hora, el color de los calzones, el lugar, lo que sintió su pareja al estar con el otro (a), lo que el otro (a) hizo, si fue mejor que él o ella al hacerle el sexo y en cada ocasión que lo preguntan vuelven a pedir detalles de la infidelidad.
Para quien cometió la infidelidad, esto es como un tormento chino, pues en cada ocasión, que pueden ser varias veces al día, tiene que recordar lo que hizo. La víctima suele excitarse y enojarse con los detalles de lo que realizó su pareja y en cada relato espera encontrar alguna falla en el hilo de los acontecimientos para sacarle más detalles al infiel. Es una manera de entrar en competencia con el otro (a), al tiempo que se compara, esperando salir ganando; aunque el dolor de saber que su pareja prefirió estar con la otra persona, le impide sentirse ganador en la contienda. El o la que ha sufrido el engaño, se quiere resarcir del daño sufrido, haciendo sentir mal a quien dice querer, recordándole a cada momento su falla. Sin embargo, en esta conducta lleva una ganancia secundaria muy importante, de la cual no es consciente. Al pedir los detalles de la infidelidad, lo que quiere saber es qué hizo su pareja con la otra persona y de esta manera desahoga sus tendencias homosexuales reprimidas. El desahogo se da porque se identifica con su pareja y en el inconsciente, es él (ella) quien tiene sexo con el otro (a), por eso la exigencia de saber lo que hizo el otro (a) con su pareja.
También se reactiva el deseo de presenciar la escena primaria, consistente en ver el coito de los padres. Al saber de la infidelidad del compañero (a), la víctima se siente desplazado como cuando era niño e intuía que sus padres tenían sexo. Ahora, al enterarse de que su pareja le ha sido infiel, piensa que ha quedado fuera del juego y eso le duele. Al pedirle a su pareja que le cuente con lujo de detalles lo que sucedió con la otra persona, quiere estar presente en la escena sexual mediante el relato, pero como no es suficiente, exige que se lo vuelvan a contar. Se obsesiona con los detalles y trata de elaborar el engaño mediante la repetición de la experiencia traumática, contada por su pareja.
Otro aspecto inconsciente de quienes han sido víctimas de la infidelidad es la necesidad de castigar a su pareja infiel, exigiéndole que repita una y otra vez lo que hizo y las razones por las que lo (a) inclinaron a la infidelidad, de tal manera que la culpa del infiel se reactiva y de esta forma es castigado (a). Es como remover la llaga emocional y sexual, para impedir que cicatrice la herida. El infiel llega a creer que contándole a su pareja lo que ha pasado éste (a) se calmara y lo (a) perdonara pero pronto descubre que es un engaño, pues la víctima no esta dispuesta a hacerlo tan fácilmente. De cierta forma, con el engaño, le esta pagando con la misma moneda al infiel, pues a pesar de haberle prometido que si le contaba todo con detalles lo (a) perdonaría, le vuelve a exigir que lo haga una y otra vez, para hacerlo (a) sentir culpable de su falla en la relación, al tiempo que a nivel inconsciente se regodea con el relato que escucha.
Como en casi todos los problemas conyugales, la infidelidad también es producto de una falla en la relación de ambos en la que la víctima ha participado, de una u otra manera. Ya sea que haya descuidado sus responsabilidades sexuales, amorosas, afectivas o económicas, que haya sido indiferente a las necesidades de su pareja o que la haya agredido, sabe que su descuido o malos tratos influyeron en la infidelidad, pero le resulta difícil reconocerlo y prefiere seguir torturando al infiel con la repetición del relato, para que asuma toda la culpa de la falla.
Lo peor que puede hacer la víctima de la infidelidad, consiste en obligar a su pareja a tener relaciones sexuales imitando las que tuvo con la otra persona. Cuando esto sucede, la víctima se coloca en el lugar del otro (a) y espera que su pareja tenga sexo con el o ella, tal como le ha contado que lo tuvo en sus relaciones extra conyugales. En ocasiones quieren que la experiencia sea una replica exacta de lo que sucedió y esto les genera mucha excitación, aunque al final terminan enojados (as) y a veces deprimidos (as), pues creen que su pareja gozo más en la infidelidad que con ellos (as). En algunos casos, el o la infiel, llegan a disfrutar de estas situaciones, pues su masoquismo los (as) lleva a exponerse a ser maltratados y masoquistamente se someten a quien fue víctima de su infidelidad, transformándose ahora en víctimas de quien sufrió del engañp.
Cuando la pareja pasa por estos trances y no pueden resolver ni curar el dolor generado por la infidelidad, pero desean continuar su relación conyugal, lo mejor es buscar ayuda profesional para analizar las causas y motivaciones inconscientes que dieron lugar a la infidelidad, así como a la necesidad obsesiva de conocer los detalles del encuentro extra conyugal. Tomar conciencia de la responsabilidad de ambos en la génesis del problema, les ayudará a salir fortalecidos de la crisis y a prevenir otra en el futuro.