AUTO ESTIMA SEXUAL[1].
La autoestima es el valor que el individuo tiene de sí mismo y por sí mismo, incluyendo en ello su cuerpo, su mente, su espíritu y su psique. Se forma desde la infancia en base a las interacciones que se tienen con los padres y cuidadores. Una persona que ha sido deseada y amada tendrá una autoestima sólida, alta y fuerte, se sentirá segura de sí misma, será productiva, solidaria y capaz de amar a quienes la rodean. En cambio, las personas que no se hayan sentidos amadas ni deseadas, se sentirán poca cosa, creerán que no merecen cosas buenas y caerán en problemas psicológicos que los llevará a menospreciarse, a ser menos productivos y eficientes, a sufrir de depresión, ansiedad y muchos otros problemas.
Actualmente muchas personas sufren porque tienen una baja autoestima, entendida como la falta de amor hacia uno mismo, reflejándose en que creen que no merecen vivir en el mundo, porque no se sintieron queridos por sus padres en la infancia temprana. Sufren de falta de narcisismo sano. También hay personas que tienen una baja auto estima sexual porque no se aceptan con el cuerpo que tienen y porque rechazan sus deseos sexuales, o simplemente no saben cómo darles satisfacción. En cambio, quienes gozan de una buena auto estima sexual, son personas que reflejan satisfacción, se ven radiantes, productivas y creativas. Además, tienen relaciones sexuales con la frecuencia y calidad que ellos desean y que sus parejas agradecen, pues también son beneficiarias de dicha situación.
Para alcanzar una buena auto estima sexual es necesario tener un buen esquema corporal, consistente en aceptarse con el cuerpo que se tiene, empezando por reconocerse como hombre o como mujer, según sean los genitales con los que se haya nacido. El esquema corporal se va construyendo desde el momento de nacer y las fantasías y deseos de los padres son parte importante del proceso. Si ambos padres aceptan al hijo o hija con el sexo biológico con el que nace y lo educan para adquirir las conductas propias de su género, el niño (a), crecerá sintiéndose bien por lo que es y sabiéndose querido por sus padres. Conforme va creciendo ira adquiriendo los patrones de conducta propios a su sexo, alcanzando una identidad de género adecuada al mismo. En la adolescencia, la crisis hará que todos se replanteen su identidad de género y si las cosas van bien, hombres y mujeres se convertirán en adultos bien identificados con el sexo que les corresponde.
En el proceso de identificación sexual genérica suelen pasar muchas cosas y algunas personas se sienten mal con el cuerpo que tienen, llegando a rechazarlo por completo y deseando cambiarlo por uno del sexo opuesto, como es el caso de los transexuales. Otros, jugaran a verse como sus opuestos, vistiéndose como los travestís. Pero la gran mayoría de las personas con baja auto estima sexual, no tienen problemas con su identidad de género, solo sienten que no tienen un cuerpo atractivo, como creen que lo tienen los demás y se sienten menos, por lo que les apena mostrarse desnudos frente a su pareja. Esto les impide disfrutar de su experiencia sexual con mayor plenitud.
Quienes padecen de baja auto estima sexual, se limitan en su desempeño sexual y también sienten que no merecen disfrutar de lo que su pareja les ofrece. Con el paso del tiempo se van enfriando en su apasionamiento sexual, que de por si nunca ha sido ardiente como el de las personas con buena auto estima sexual, quienes si saben disfrutar del sexo y de su propio cuerpo, el cual les sirve de herramienta para aumentar el placer brindado y el recibido en el intercambio libidinal con su pareja. La buena auto estima sexual fortalece a ambos sexos y les facilita la convivencia erótica, con los consecuentes beneficios en su salud física, emocional y sexual.
Con una buena auto estima sexual: no existen culpas y si llegan a aparecer, se resuelven rápidamente. Se disfruta más cabalmente de la vida, del trabajo, del juego, del ocio y del intercambio amoroso con la pareja. Las inhibiciones sexuales se resuelven mediante el dialogo claro y honesto y la pareja puede experimentar nuevas modalidades en sus relaciones sexuales y vislumbrar nuevos horizontes, que les permitan fortalecer su vínculo libidinal, con lo que retroalimentan su auto estima sexual. Aumenta el placer sexual y el interés por complacer al otro (a), se cuida más y mejor el propio cuerpo, con ejercicio y una buena alimentación, pues se reconoce la importancia de la salud e higiene física para poder rendir mejor en las relaciones sexuales.
Quienes poseen una buena auto estima sexual: saben disfrutar del sexo en múltiples modalidades, sin sentirse culpables por ello. Comparten sus gustos y fantasías con su pareja y proponen nuevas experiencias, respetando los gustos de su partenaire, sin imponer nada que el otro (a) considere desagradable. Son personas que se sintieron amadas por sus padres y que mantuvieron un intercambio amoroso con ellos, libre de culpas incestuosas y de represiones excesivas en materia de su sexualidad. La buena auto estima sexual es un antídoto contra la depresión, la ansiedad, la cólera, la amargura, la frustración y la violencia.
En la medida en que cada vez existan más personas que fortalezcan su auto estima sexual, habrá gente más alegre, complaciente, amorosa, trabajadora, productiva, creativa y feliz de vivir en este mundo. Padres con buena auto estima sexual procrearan hijos fuertes, bien identificados en su rol sexual, con más libido que agresión y dispuestos a disfrutar de la vida y a cuidar del mundo en el que les toque vivir. Con un apego seguro que los hará menos violentos y destructivos, más propositivos y constructivos. Vivirán en un mundo mejor.
[1] Artículo escrito por el Dr. Marco Antonio Pérez Mora para el programa de radio El expesso de las diez de radio Universidad de Guadalajara, del jueves 15 de agosto de 2019. La imagen ha sido tomada de pinterest