SEXO EN EL TRABAJO Y EN LA ESCUELA
Las relaciones sexuales entre hombres y mujeres conllevan, en sí mismas, una situación implícita de cierto poder y dominio influenciada por la cultura. Por lo general son los hombres quienes establecen el control de la relación desde el momento de la seducción con el cortejo y después en el sexo mismo, lo cual es un resabio del instinto animal que todos los seres humanos llevan dentro. Si a dicha situación ancestral se le agrega el ámbito laboral o escolar entre jefes y subordinadas o entre maestros y alumnas, los problemas se incrementan por las diferencias de poder y autoridad en los roles ajenos al sexo.
Es muy común que muchas relaciones amorosas se den en la escuela o en el trabajo. Si la relación entre los participantes es de igualdad respecto al nivel de jerarquía, los problemas se verán influenciados solamente por las diferencias entre los sexos, lo cual no es poca cosa en sí, pero si se dan entre distintos niveles de jerarquía, las dificultades se incrementan significativamente, porque quién posee más autoridad, tratara de emplearla en sus intentos seductores y de control del otro (a), como se aprecia en la película “acoso sexual”, con la bella Demi Moore y Michel Douglas. Generalmente son los hombres quienes suelen ejercer este tipo de acosos y de selección de sus parejas, pues el poder de la jerarquía les suele dar más confianza para asediar, conquistar y tratar de dominar a la mujer. Es el típico caso del jefe con la secretaria, del doctor con la enfermera o del maestro con la alumna. En estas situaciones es común que la mujer se sienta en desventaja general con el galán y que lleve a la cama las mismas situaciones de jerarquía y de sometimiento del trabajo o la escuela, de tal manera que tienda a servirle al otro, en lugar de tener una relación más pareja y equitativa. El sentimiento de dominio que la superior jerarquía le confiere al hombre le impide ver en la mujer a otra persona con los mismos derechos que él para disfrutar del sexo y tiende a perpetuar el sistema de jefe-subordinado en sus relacione sexuales y amorosas, lo cual suele ser reforzado por las familias y por la cultura en general, que aún sigue siendo falocéntrica.
Si se trata de la fase del cortejo, la mujer suele sentirse amenazada por la autoridad del hombre y aunque en ocasiones se sienta halagada porque el jefe se ha fijado en ella, las diferencias jerárquicas la llevan a aceptar situaciones y condiciones que no permitiría si fueran solo compañeros de trabajo o de escuela. Cuando se establece una relación formal sobre las bases de que uno de los dos tiene mayor jerarquía laboral o académica, los problemas suelen ser más serios y éstos se incrementan si la persona que ocupaba el lugar inferior llega a sobresalir y a estar arriba del otro. En estos casos, quien tenía la autoridad inicialmente, se llega a sentir fracasado e intenta sabotear a su pareja en sus logros, pues no tolera que sea más que él en el terreno laboral o escolar. Consecuentemente, las dificultades sexuales surgen para acrecentar la distancia emocional y si no existe una adecuada y exitosa comunicación, corren el riesgo de caer en depresión, adicciones o en la separación, como les pasa a los protagonistas de la película “La guerra de los Roses”.
En otras ocasiones simplemente se cambian los roles y los problemas siguen siendo los mismos. La mujer es quien lleva la batuta y el hombre quien se somete, y así se mantiene el equilibrio entre la pareja. Son situaciones que suelen darse cuando ellas progresan en su trabajo o negocios y ellos caen de su pedestal o se jubilan prematuramente.
En cuanto a las relaciones dentro del trabajo o la escuela, cuando hay diferencias jerárquicas, quien está en el nivel inferior no puede defenderse de las opiniones, ideas, sugerencias o peticiones del que tiene el mando y esta situación le impide ser como realmente es. Pilar era una de las chicas más guapas del salón de clases en la universidad y se enamoró de uno de sus maestros, quien todo mundo sabía era un conquistador de alumnas. Ella anhelaba una relación paterna de protección y se sentía especial por andar con el profesor. Él era un tipo mucho mayor que ella y ejercía un fuerte y duro control sobre ella y no paso mucho tiempo antes de que la relación se volviera tormentosa y Pilar se la pasará llorando en la misma escuela. Por fortuna para ella, él la rechazo y se fue a vivir a otra ciudad. Con los años ella se casó con otro hombre que no tenía ninguna relación de poder laboral o escolar previa al matrimonio.
En algunas situaciones la relación entre jefe y subordinada o maestro y alumna, llegan a ser matrimonios exitosos en base a que se mantiene el estilo de relación en el que sigue manteniéndose la jerarquía. Son relaciones de tipo complementario, en las que quien domina se siente bien con el sometimiento de la otra parte y ésta se siente bien con su rol de secretaria o de alumna, sin tener ningún conflicto por ello. Los problemas surgen cuando alguno de los dos pretende modificar los roles y el otro se siente amenazado con el cambio.
Debido a las tendencias a abusar de la autoridad laboral y escolar, tan típicas de muchos hombres que no saben manejar su autoridad y poder, en los últimos años se ha legislado en la mayoría de los países, para evitar y sancionar el abuso sexual en el trabajo y/o en las escuelas, de tal manera que las mujeres, quienes son las que se ven más expuestas a estas situaciones de acoso sexual, puedan defenderse y no verse expuestas a sometimientos ni a ninguna clase de vejaciones u humillaciones por sus jefes o maestros, por el hecho de que tienen el poder y la autoridad jerárquica. Es muy diferente la situación cuando ambas partes deciden establecer la relación sexual, sin que medie el sometimiento por la jerarquía.
En muchas otras situaciones, el trabajo se convierte en un impedimento para la sana convivencia sexual con la pareja, porque el estrés que provoca el exceso de trabajo o su mala ejecución aumenta los niveles de cortisol, disminuye los niveles de testosterona y esto merma el deseo sexual, prefiriéndose el refugio en el trabajo en lugar de los brazos de la pareja.
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