INTERESES SEXUALES DIFERENTES.
Uno de los múltiples errores que se cometen en las relaciones de pareja es creer que los deseos y fantasías sexuales personales son compartidas por el compañero (a), aun sin decírselo nunca, pues debido a que se tiende a ser ego céntrico, se cree que los demás piensan y/o sienten igual que uno. En el terreno de la sexualidad, como en muchos otros, las personas piensan y sienten de manera diferente, por más años que hayan compartido juntos. Es muy importante que la pareja sepa comunicarse respecto a sus necesidades sexuales, que especifique sus gustos y temores y que sepa escuchar los de su partenaire, para limar asperezas y comprender las razones por las que es complacido (a) en algunas ocasiones y en otras no, para entender las razones por las que su pareja no siempre tiene la misma disposición al placer sexual o porqué a él o a ella les gusta tanto tal o cual posición o forma de tener relaciones sexuales.
Si se comprende que los hombres y las mujeres piensan y sienten diferente respecto a las mismas situaciones, experiencias y emociones y que en la pareja sexual también existen intereses distintos y que es muy valido que así sea, los conflictos y los malos entendidos se reducen de manera significativa. La frecuencia de las relaciones, el lugar y la hora en la que se tienen, las posiciones en la cama o el sofa, la ropa empleada, el ambiente, la duración de la relación, si se alcanza o no el orgasmo de manera simultanea, son solo algunas de las cosas por las que suelen surgir conflictos entre las parejas, debido a que cada uno tiene sus propios gustos y expectativas.
Cuando él prefiere tener relaciones sexuales por la mañana, en que amanece descansado y relajado y a ella las prisas de los hijos para irse a la escuela o para ir al trabajo, no la dejan concentrarse, los conflictos no se dejan esperar. Ella preferiría, hacerlo por la noche, cuando los hijos ya están dormidos y no tendrá que levantarse a las carreras, pero él se siente cansado del trabajo y lo único que quiere es cenar, ver la tv y dormirse, pensando que por la mañana “nos echamos un rapidín”, sin tomar en cuenta que su pareja prefiere las relaciones por la noche, más románticas y con más calma. Ante la negativa o displicencia de ella, él se enojara, de la misma manera en que ella lo hará por la noche, frente al cansancio de él. La única solución ante este tipo de situaciones es que ambos se hablen y escuchen para poder llegar a una negociación exitosa en la que los dos sientan que han ganado como pareja.
Los gustos y deseos sexuales son tan variados como las mismas personas. En tanto no se dañe a la pareja ni se perjudique a un tercero, sea menor de edad, adolescente o adulto, cualquier forma de relación sexual es sana y valida, siempre que ambos consientan libremente en llevarla a cabo. Puede ser el sexo oral, el sexo anal, el uso de ciertas ropas, determinados lugares de la casa, como la cocina, las escaleras, el jardín o la azotea. Tal vez acuerden emplear algunos juguetes sexuales para mayor estimulación y disfrute común y compartirse sus fantasías con el fin de enriquecer su experiencia sexual. Los problemas surgen cuando, debido a la diferente educación, no pueden compartir este tipo de situaciones o, peor aún, cuando ni siquiera se atreven a dialogar sobre lo que les pasa y guardan un grave silencio que solo hace incrementar el sordo coraje contra el otro (a), por la frustración que experimentan en su rutinaria vida sexual.
En algunos casos las diferencias en los intereses sexuales son derivados de la actitud y conducta machista del varón, que no permite que su “santa mujer” exprese sus deseos sexuales, mucho menos que reclame una mejor atención de su parte. Son hombres que se sienten inseguros de sí mismos y temen que si su pareja experimenta placer sexual, se vuelva una prostituta o lo abandone por su incapacidad sexual para complacerla. Las dificultades para controlar la eyaculación y para sostener la erección, debidas a las angustias o mala educación sexual del varón, dan origen a múltiples reclamos de su mujer. En otras situaciones, la frecuencia es el motivo de conflictos, pues mientras que ella desea tener sexo todos los días, él apenas puede dos veces por semana y no sabe como mejorar la calidad del placer brindado, para contrarrestar la baja cantidad. En pocas situaciones ocurre lo contrario, en que sea él quien quiera tener sexo más seguido que su compañera.
La incompatibilidad sexual, cuando es grave y no se puede resolver mediante el dialogo o una terapia de pareja, se convierte en un motivo legalmente valido para solicitar el divorcio, dando fin a las ilusiones que se tenían el día de la boda. Cuando la pareja es capaz de reconocer que existe un problema sexual entre ellos y logran dialogar y llegar a acuerdos satisfactorios para ambos, los problemas se resuelven adecuadamente y la relación se enriquece. Cuando estos intentos de dialogo no solucionan los conflictos, es el momento de solicitar ayuda terapéutica profesional que les permita llegar a comprenderse mejor y solucionar su dificultades, enriqueciendo su vida sexual y emocional, para consolidar su relación conyugal, fortaleciéndose como familia.