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Psicoterapia

Dr Perez Mora > Blog > Psicoterapia
Ago1
00

LAS FORMAS Y PERIPECIAS DEL PENE.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

 

david de miguel angel

A través de la historia de la humanidad y de la geografía del planeta, el hombre siempre ha estado interesado e intrigado por las formas y rendimiento de su pene, pues ante la falta de información adecuada, los mitos sobre su preciado miembro, responsable de la supervivencia de la especie, se cultivaron en todas la épocas y latitudes, para darle cierta seguridad y confianza.

Esos mitos, cultos y fantasías sobre su forma, figura y función, se han esclarecido y tratado de diluir con el conocimiento científico sobre la sexualidad, hasta entrado el siglo XX. Sin embargo, continúan prevaleciendo en la mente de millones de personas de ambos sexos.

El hombre ha asociado la forma de su pene con su rendimiento y encanto sexual: si es grande, curvo, delgado, pequeño, cabezón o grueso. Sobre su anatomía se han escrito muchas cosas, que si es mejor largo y grueso o largo y delgado, derecho o curvo, que si los pequeños no son tan buenos como los largos, que si los largos lastiman a las mujeres, que si éstas los prefieren gordos o delgados, con o sin circuncisión. Se ha asociado la forma de las manos, la figura de la nariz y hasta de los pies con la del pene, sin que haya datos que confirmen ninguna relación entre una y otra anatomía.

Lo que si se ha confirmado con los estudios sexológicos y con las encuestas, es que más que la forma en sí, el uso que su dueño hace de su preciado instrumento es la clave para brindar placer a las féminas y que éstas prefieren una relación en la que el hombre sepa sacarle jugo a su pene, a otra en la que exista un pene grande y gordo sin habilidad y experiencia o lo que es peor, sin paciencia para esperar a que la mujer llegue al clímax y a su orgasmo. Algunas mujeres piensan que “No importa lo grande ni lo grueso, sino lo travieso y el tiempo que dure tieso”, confirmando con esto que es más importante lo que se haga con el pene, que su dimensión y forma.

El tamaño del pene es una de las preocupaciones que ha tenido el hombre a través de la historia, lo cual se ve reflejado en las obras escultóricas de  todas las latitudes del mundo, en donde se le ha rendido culto a falos gigantescos. Sin embargo, la realidad anatómica confirma que no se requiere de penes descomunales para procrear ni para dar placer. El tamaño promedio del pene es de entre 14 y 16 centímetros, medido en erección desde la base del pubis hasta la punta del glande. Los hombres de raza negra son quienes poseen penes más grandes y los de raza oriental los que tienen uno pequeño, cercano a los 11 centímetros.  Para algunas mujeres la curvatura del pene hacia arriba les puede ayudar a obtener estimulación en su punto G en la posición del misionero, pero para otras no. Que el pene sea gordo, estimula a algunas mujeres a sentir más placer y para otras un pene mayor a 20 centímetros puede resultar incómodo. También es importante señalar que los penes que en estado de flacidez se ven muy  pequeños, tienen una mayor capacidad de crecimiento en la erección, que los que se ven de mayor tamaño en flacidez; que los hombres gorditos parecen tener un pequeño más pequeño que los delgados, pero eso es solo una falsa percepción, por la grasa del bajo vientre, que lo hace parecer menor a su tamaño real.

Teorías y mitos se entremezclan cuando del pene hablan los hombres. Todo esto es producto de la ignorancia ancestral sobre el funcionamiento del mismo y derivado de la represión sexual en que se mantenido a la mayoría de la población, por lo cual se dejó ene olvido el estudio serio del uso y funciones del pene en las relaciones amorosas y sexuales.

Como todas las partes del cuerpo, el pene también requiere sus cuidados particulares: aseo diario con agua y jabón para retirar el esmegma que se acumula en el glande, aseo de las manos previo a tomarlo para orinar o tener relaciones sexuales; cuidarlo de los golpes bruscos y de las mordidas, cuando se practica el sexo oral; mantenerlo a temperatura adecuada, cuidarlo de las enfermedades de transmisión sexual utilizando adecuadamente el preservativo y/o evitando las relaciones sexuales con personas portadoras de alguna enfermedad de transmisión sexual. Consultar al urólogo ante cualquier cambio o anormalidad que produzca alguna molestia o llame la atención de su portador.

Con independencia de su forma y tamaño, el hombre debe sentirse seguro de que posee un pene funcional y quererlo tal como es, para evitar desear transformarlo con esos tratamientos falsos de agrandamiento o engrosamiento, que solo ponen en peligro su funcionalidad. En todo caso, lo que el hombre si puede hacer es aprender a controlar su erección y el tiempo de eyaculación para lograr un mayor placer personal y ofrecer a su pareja una experiencia más placentera en la interacción sexual.

El pene es una pieza fundamental del hombre en las relaciones sexuales, pero siempre estará bajo el control de la mente, de ahí que su funcionamiento dependerá siempre de la capacidad mental, psicológica y emocional, más que de su tamaño y forma.

Les dejo estos vídeos para una mayor ilustración del tema.

https://www.youtube.com/watch?v=t-yauYRsUxs

https://www.youtube.com/watch?v=qfBHjihSVw4


 

Jul17
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EL ORGASMO FEMENINO.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Familia,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

ORGASMO FEMENINO

Aunque el orgasmo femenino y el masculino comparten algunas características comunes, es importante resaltar las del femenino, sobre todo porque ha sido el menos estudiado y porque existen millones de mujeres que desconocen la experiencia del mismo, además del funcionamiento de su cuerpo en el momento de tener las relaciones sexuales.

La mayoría de las mujeres tienden a excitarse con el contacto y las caricias siempre y cuando exista un interés afectivo por y con su pareja y para llegar al orgasmo ella necesita sentir amor por el hombre y sentirse amada, además de deseada.

Es importante que tanto el hombre como la mujer conozcan cómo reacciona el cuerpo femenino ante la estimulación sexual, para que ésta alcance el orgasmo con mayor frecuencia, facilidad y calidad.

La respuesta sexual femenina consta de cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. En la primera fase, que se inicia con el contacto físico sus órganos sexuales o vulva, se llenan de sangre, de manera parecida a como lo hace el pene cuando tiene una erección, los labios internos de la vulva se hinchan ligeramente al igual que el clítoris y su capuchón, tomando una coloración rojo carmesí. La vagina, que normalmente está cerrada y seca, comienza a expandirse y ha humedecerse sus paredes como si sudaran. Todo su cuerpo se hace sensible y puede sentir la excitación en los pechos, el abdomen y la espalda.

En la fase de meseta, continuación de la de excitación, las dos terceras partes internas de la vagina se expanden y ésta llega a crecer hasta unos cinco centímetros más de lo normal. El tercio exterior se estrecha para poder sujetar al pene con más facilidad, los pechos se ponen turgentes y los pezones erectos, sobre todo al ser acariciados por el hombre. Todos los músculos que rodean los órganos sexuales se tensan, preparándose  así la plataforma orgásmica. La respiración se hace más profunda y rápida y puede sentir estremecimientos y calor por todo el cuerpo. Conforme se prolongue el juego sexual previo a la penetración, la mujer logrará estar en mejores condiciones para alcanzar el orgasmo.

La parte más sensible de los órganos sexuales femeninos es el clítoris, esa pequeña protuberancia por encima de la uretra y que muchas mujeres y hombres desconocen para su perjuicio. Este sensible órgano desempeña el papel más importante para que la mujer alcance el orgasmo. En la fase de excitación se pone erecto, como el pene, y la mujer siente un placer similar al que tiene el hombre cuando es acariciado en su glande. En la fase de meseta el clítoris se retrae hacia su caperuza y es necesaria la estimulación adecuada para que la mujer alcance el tercer estadio: el orgasmo. Éste se logra alcanzar durante el coito por el roce de los labios internos con el pene, pues el entrar y salir del mismo de la vagina, lo friccionan y estimulan de manera indirecta. En muchas mujeres no es suficiente esta estimulación indirecta y requieren que su clítoris sea acariciado en forma directa por su pareja, lo cual puede hacer con sus dedos o su lengua. En este último caso es importante que lo haga sin asco y que la mujer se sienta en la libertad de decirle a su compañero de qué manera le agrada más. Algunas mujeres no soportan la estimulación directa y necesitan que primero las estimulen alrededor de su clítoris para llegar al orgasmo, cuya fase comienza con una corriente de placer, concentrada principalmente en el clítoris, que se extiende rápidamente por todo el cuerpo. Los músculos alrededor de la vagina, la vulva y el ano se contraen rítmicamente de manera muy placentera y la mujer deja salir toda la tensión con uno o varios gritos tan fuertes, como sea su capacidad de desahogo, siempre y cuando no se sienta inhibida por el temor a ser escuchada por terceros.

Hoy día está comprobado que todos los orgasmos tienen su origen en la estimulación del clítoris y la mujer no tiene por qué sentirse mal por ello, pues algunas creen, erróneamente, que solo los orgasmos “vaginales” son los buenos, o los que tienen “las mujeres decentes”. Ciertas mujeres se sorprenden de la fuerza con que experimentan por primera vez el orgasmo y llegan a asustarse por sentir tanto placer. Conforme se acostumbran, descubren que es uno de los mayores gozos que hay en la vida y buscan tenerlo con la frecuencia y calidad de su agrado.

También existen las mujeres capaces de tener orgasmos múltiples en una misma relación sexual, experimentando esto como algo paradisíaco, enhorabuena por ellas y sus amantes parejas.

La cuarta fase es la de resolución, la cual comienza con la última contracción vaginal y continua hasta que todos los órganos sexuales han vuelto a su normalidad. Este proceso dura aproximadamente unos treinta minutos, aunque el clítoris recupera su tamaño y posición normales en veinte segundos después del orgasmo.

Pero no se sienta mal si no llega a experimentar todas estas sensaciones en las primeras relaciones, ni trate de fingir con su pareja que si tuvo el anhelado orgasmo. Es mejor que hable con él y le diga cómo se siente y lo que le gustaría que hiciera para ayudarle a lograr la satisfacción sexual a la que tiene derecho por ser su pareja. Tampoco intente tener un orgasmo simultáneo al de su compañero, recuerde que la respuesta sexual de él es algo diferente a la de usted, además de que la del varón suele ser más rápida. Recuerde que las respuestas sexuales de las mujeres también varían, así que lo importante es que usted se sienta satisfecha y alcance el orgasmo en la mayoría de las veces en que hace el amor con su pareja y si se siente inconforme y descontenta háblelo con él, para que mejoren sus experiencias sexuales.

Para saber más: Vida íntima: enciclopedia de la sexualidad. Editorial algar.

Jul7
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JUGANDO AL SEXO.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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El juego es una parte importante en la vida de todos los seres humanos, tanto en la infancia y en la adolescencia, como en la adultez y la vejez y en las relaciones sexuales no es la excepción. El juego previo en las relaciones sexuales, es un preparativo para el trabajo principal que es la penetración y culminación de la experiencia en el estallido orgásmico que complace a la pareja. En el juego previo a la penetración, los amantes pueden poner en práctica toda su imaginación y capacidad creadora, así como el interés en brindar placer al otro mediante el contacto, las caricias, las palabras, los olores, los masajes, las fantasías comunes, las diferentes posiciones, los juguetes sexuales, etc.

Una pareja que sabe gozar del sexo, reconoce la importancia de jugar con sus cuerpos y sus mentes antes de iniciar la penetración, aunque los más expertos lo pueden seguir haciendo una vez iniciada ésta, con la idea de incrementar el placer brindado y recibido antes de terminar en el orgasmo.

La mujer, por sus características biológicas y psicológicas, le concede la importancia adecuada al juego sexual, a diferencia del varón que siente la urgencia de la penetración para alcanzar la eyaculación. Como es sabido por la mayoría de las personas, la mujer tiene mayor necesidad de caricias, atenciones y dialogo, para alcanzar la excitación necesaria que le permita lograr un buen orgasmo con su pareja. Si el hombre no es capaz de comprender estas necesidades, se estará privando de una gran oportunidad de complacer a su mujer y de fortalecer los lazos afectivos con ella, y perderá la oportunidad de convertirse en el mejor amante sexual para ella.

El juego o juegos sexuales conllevan un conocimiento de las zonas erógenas de la pareja para saber estimularlas, acariciarlas, besarlas, a veces estrujarlas y otras contemplarlas con deseo, interés y pasión. Implica conocer al otro y tener la capacidad de postergar el momento de la penetración, hasta que se haya jugado lo suficiente y ambos se sientan listos para la penetración y la posterior descarga tensional.

Las parejas pueden elegir el tipo de juego de acuerdo con sus intereses, gustos y conocimiento de sí mismos y del otro. Siempre que ambos estén de acuerdo y no se dañe a terceras personas, cualquier juego que su creatividad les dicte será vivido placenteramente. Es importante reconocer que los juegos sexuales siempre serán un preparativo para el objetivo final que es la penetración y la descarga orgástica de ambos.

En los juegos sexuales se puede cambiar de posición física y de roles, de tal manera que se intercambien los papeles masculino y femenino, sin que ello genere angustias homosexuales en ninguno de los dos. También es importante conocer las preferencias de la pareja y saber externar las propias, así como pedir que el otrobpractique el juego propuesto. Los juegos sexuales deben ser espontáneos y las reglas, las mínimas posibles para que se dé la creatividad sin cortapisas y ambos exploren las sensaciones y emociones que la experiencia lúdica les proporcione.

Los juegos sexuales suelen durar mucho más tiempo que la penetración, porque la estimulación sobre el pene no es tan directa ni tan estimulante. Por otra parte el juego sexual casi siempre es previo a la eyaculación debido a que después de ésta el varón suele terminar exhausto y lo que menos desea es seguir siendo estimulado ni estimular a su pareja, tiende a yacer en un placentero reposo. En cambio la mujer, por su propia constitución es capaz de tener varios orgasmos en una sola ocasión sexual y puede estar dispuesta a seguir jugando después de cada orgasmo sin sentirse agotada por ello.

Sugerencias:

Conozca las zonas erógenas de su pareja y explórelas sin temor.

Hable con su pareja acerca de sus fantasías y deseo sexuales.

Déjese llevar por su creatividad e ingenio con su pareja

Invítela a jugar en cada ocasión para enriquecer sus experiencias sexuales.

No sienta culpa por lo que hace para disfrutar con su pareja.

No se inhiba en sus sensaciones.

No se limite, a menos que a su pareja no le agrade lo propuesto por Ud.

Juegue el juego del amor con su pareja, es gratis y muy placentero.

Para saber más:

El sentido del sexo. Helen s Kaplan. Grijalbo.

Guía del sexo. Anne Hooper. CD de Zeta multimedia.

 

Jun23
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¿CÓMO SABER SI SOY EYACULADOR PRECOZ?

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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Debido a que la eyaculación precoz es uno de los principales problemas de la sexualidad masculina y a que afecta directamente a las mujeres, pues les impide disfrutar de las relaciones con los hombres, es importante saber reconocer cuándo existe esta disfunción sexual. Algunos hombres tratan de negar su presencia, pues les avergüenza reconocer que no pueden tener un control voluntario de su eyaculación y, aunque se dan cuenta de que padecen el trastorno, lo niegan o evitan reconocerlo, con la falsa creencia de que así su pareja no se enterará o por lo menos ellos no afrontaran los reclamos. Pero con estas actitudes evitativas lo único que generan es que su pareja aumente su frustración y descontento, llegando a creer que no son amadas ni deseadas, con la consiguiente desilusión amorosa.

El eyaculador precoz es un hombre que no puede controlar voluntariamente el momento de la descarga seminal y por lo tanto no disfruta cabalmente de las relaciones y es incapaz de brindarle el placer requerido a su pareja sexual mediante la penetración vaginal o anal. Por lo general intenta realizar el acto sexual lo más rápido posible y se desentiende del placer que requiere su partenaire, justificándose de mil formas. Le angustia hablar del tema, evitando el dialogo con su pareja y puede tardar años en reconocer que requiere de ayuda profesional, pues considera como una herida narcisista grave, el hecho de que se le reclame su incapacidad sexual. La pareja del eyaculador precoz vive frustrada cotidianamente, pues las relaciones la dejan insatisfecha por lo rápidas que resultan, con el consiguiente sentimiento de enojo, que al paso de los años se incrementa, al grado de preferir evitar el contacto sexual con su acelerada pareja. Incluso el mismo eyaculador precoz no logra disfrutar cabalmente de sus fugaces penetraciones, lo que lo puede llevar a evitarlas, espaciándose las relaciones en el tiempo, prefiriendo refugiarse en la masturbación, en la que puede durar más tiempo antes de terminar.

Por lo general la eyaculación precoz es producto de los malos hábitos y educación sexual experimentados en la infancia y adolescencia. Cuando al hombre se le manda el mensaje de que el auto erotismo o masturbación son malos, dañinos y pecaminosos, el varón tiende a practicarlos con ansiedad y culpa, lo cual propicia que lo haga con rapidez. Al hacerlo de este modo, se va instalando un mal hábito que repercutirá en sus relaciones sexuales con su pareja, pues se queda afianzada la idea de que el sexo es malo, pecaminoso y culpígeno y que mientras más rápido se desahogue más pronto se librara de la ansiedad. Se convierte en una especie de reflejo condicionado que en ocasiones provoca que, ante la sola idea de la relación sexual, se eyacule sin control, incluso antes de la penetración, lo que se llama eyaculación “in portas”, con la consiguiente culpa, ansiedad y frustración de ambas partes. Él se siente frustrado y enojado por no haber podido lograr su deseo, ella por sentirse engañada, pues después de la eyaculación precoz, el varón suele perder interés en las relaciones, además de que se siente avergonzado y fracasado, por lo que ni siquiera intenta complacer a su pareja manual u oralmente.

En muchos de los casos en los que el problema se debe a malos hábitos, también existen miedos inconscientes e irracionales a la mujer y a sus genitales. Se cree que la vagina es un territorio oscuro y amenazador, que le puede causar algún daño al pene, se tiene la fantasía de que es una boca dentada que podría morder al pene, también se llega a creer que podría succionar la virilidad y por ello las relaciones se tienen con angustia, razón por la que se pierde el control de la eyaculación. En otros casos, el varón eyacula rápido porque su educación familiar le hizo creer que la mujer no debía disfrutar con el sexo, lo cual era solo para los hombres, por lo que no se interesa en complacerla y la utiliza solo como un depósito de semen. En estos casos el varón no siente culpa por ser tan rápido, puesto que en su mente existe la idea de que su mujer no necesita sentir el placer sexual. En otras situaciones, la mujer es asociada con la propia madre y la idea de mantener sexo con la figura materna genera angustia y el deseo de terminar lo antes posible, para librarse de las angustias incestuosas; se trata de un Edipo mal resuelto.

Por lo general, son las mujeres las que consultan con su ginecólogo o médico de confianza sobre este problema y son las que acuden a psicoterapia tratando de resolver el problema de su pareja que les afecta directamente, pues los varones tienden a evitar reconocerlo por la herida narcisista que esto representa para su masculinidad. Cuando ambos reconocen la existencia del problema y buscan la ayuda profesional, es más fácil lograr la solución, consiguiendo mejorar la comunicación y convivencia conyugal. Hoy en día las técnicas sexuales para corregir este problema son muy eficaces, e incluso algunos medicamentos suelen ayudar a mantener la erección y contener la eyaculación por más tiempo.

Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.

Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.

 

 

Jun11
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LA LIBIDO EN LA VIDA Y LA OBRA DE JOAN MANUEL SERRAT

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

LA LIBIDO EN LA VIDA Y LA OBRA DE JOAN MANUEL SERRAT

 

Jun10
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EL USO DE OBJETOS EN LAS RELACIONES SEXUALES.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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Para algunas parejas el uso de ciertos objetos resulta excitante y muy placentero, con lo cual enriquecen su vida sexual y mejoran sus lazos amorosos.

Son muy variados los objetos que una pareja puede llegar a emplear, desde una pluma de ave, aceites de olores afrodisíacos, cremas y perfumes hasta consoladores de diferentes formas y tamaños. Todos estos objetos se pueden comprar en las tiendas de artículos sexuales que existen en cualquier ciudad del mundo.

Este tipo de conductas es tan antiguo como el hombre mismo, solo que a últimas fechas los objetos se han hecho más sofisticados. El uso de estos artículos se remonta a miles de años atrás; existen documentos que prueban que los egipcios los empleaban 2,500 años antes de Cristo, y los romanos también.

Cuando una pareja decide introducir este tipo de objetos, lo hace con el fin de aumentar su placer y la variación en la rutina de sus relaciones; en la medida en que ambos estén de acuerdo, no se inhiban ni se sientan culpables, lograran su objetivo y se sentirán más unidos como pareja.

Para que la pareja disfrute con el uso de los objetos que haya elegido es importante que no se olviden de que lo más importante son ellos mismos y no los juguetes en sí. Que éstos deberán ser utilizados para beneficio de ambos y dejarlos en el momento en que a alguno de los dos le llegase a molestar o a incomodar por cualquier razón.

Si se llegan a emplear el o los objetos de manera obsesiva y si en su ausencia el placer disminuye, se estará ante un posible problema en la relación de pareja y/o en la psique de alguno de los dos, y sería recomendable la búsqueda de asesoría sexual y psicológica para aclarar las cosas y resolver el conflicto.

Es importante que la pareja dialogue de manera franca acerca de sus sentimientos y sensaciones físicas con el uso de los objetos sexuales que hayan elegido para su disfrute y cuidar que éstos no los dañen, ni afecten negativamente su relación.

Las parejas que deciden introducir en su alcoba este tipo de objetos, son parejas sanas que quieren enriquecer su mundo de sensaciones y experiencias sexuales y no hay razón para sentirse mal en ningún sentido, pues en algunos casos de terapia sexual se llega a recomendar el uso de algunos de ellos.

Lo que sí deben cuidar quienes emplean estos objetos es la higiene y que el uso sea tan personal como el del cepillo de dientes, de tal manera que no deben ser compartidos con otras personas por ninguna razón, pues se corre el riesgo de adquirir alguna enfermedad y por otra parte se perdería el valor íntimo y afectivo que el uso de los mismos tiene para la pareja.

Por otro lado, el uso de dichas piezas debe ser una parte de la relación y no el objetivo de la misma, pues éste debe ser la satisfacción sexual de la pareja, con o sin objetos sexuales.

Para elegir:

Puede comenzar con el uso de aceites afrodisíacos, continuar con el de vibradores para masaje muscular, hasta llegar al empleo de los famosos consoladores que tienen diferentes formas  y tamaños de  penes. Siempre que decida emplear este tipo de objetos, háblelo con su pareja y dialoguen sobre sus experiencias y sentimientos que les despierten a ambos y recuerden que la imaginación y las fantasías sexuales solo tienen como limites el respeto a su persona y a su pareja.

May19
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DIÁLOGOS CORPORALES.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

pareja amorosa

El lenguaje del cuerpo es universal, pero debe ser traducido por cada persona para que el otro (a) comprenda cabalmente lo que se quiere expresar. En las relaciones de pareja se experimentan sensaciones y emociones muy intensas que se manifiestan mediante cambios corporales. Algunos son visibles y conscientes, otros son inconscientes. En el intercambio amoroso de las relaciones sexuales, las reacciones suelen ser muy intensas y generalmente placenteras, pero a muchas personas les resulta difícil y penoso hablar de ellas. A otras les angustia registrar emociones tan fuertes y no tener control sobre ellas.

Cuando la pareja rompe con los prejuicios aprendidos y logra expresar abiertamente sus emociones y sensaciones experimentadas en el intercambio amoroso, el conocimiento de ambos propicia un enriquecimiento y fortalecimiento del vínculo libidinal, facilitando un incremento en la intensidad del goce sexual. Para lograr esto es menester contar con la confianza en sí mismo y en el otro (a), de que lo que se exprese no será usado en contra de ninguno, que será aceptado, respetado y comprendido como parte de la personalidad de cada uno.

Estallar, penetrar, recibir, contener, poseer, entregar, atrapar, son palabras que describen algunas de las emociones que se despiertan en la relación sexual y definen el placer vivido en el intercambio libidinal.

El cuerpo reacciona ante ciertos estímulos, que pueden ser placenteros o desagradables. Lo importante es saber identificarlos y poder compartirlos con la pareja para que ésta los conozca y los realice, o los evite en su práctica sexual. Poder registrar en qué partes del cuerpo se disfruta más del contacto, sea suave o fuerte, agudo o grave, implica tener la sensibilidad de contactarse con las propias emociones y contar con la capacidad de dejarse llevar por las sensaciones físicas, sin angustiarse por los pensamientos que acompañan a tales sensaciones. Conlleva la libertad de permitirse el disfrute placentero sin sentirse culpable, sin juzgar si la sensación es buena o mala en términos de juicios de valor social y/o religioso. En algunos casos, las experiencias corporales pueden hacer creer, a quien las tiene y a su pareja, que son propias del otro sexo y las angustias homosexuales las tienden a bloquear.

Si un hombre siente placer cuando su pareja le toca las nalgas, el perineo o el ano, puede creer que eso lo convertirá en homosexual y se negara a ser tocado en esa parte de su anatomía. Intentará evitar que su pareja se dé cuenta del gusto que ha experimentado, pues teme que ella piense que es menos masculino sí reconoce el placer experimentado en tales zonas. Algunas mujeres se inhiben de expresar el gusto que les da colocarse arriba de su hombre y sentir que lo poseen, porque creen que su pareja pensará mal de ellas. Temen que él se sienta mal o que crea que es lesbiana, por el hecho de disfrutar el frotamiento de su pubis y clítoris con las nalgas de él.

El cuerpo tiende a reaccionar ante los estímulos, caricias, besos, fantasías y pensamientos. Sus reacciones suelen pasar desapercibidas para quien las tiene y muchas veces es la pareja la que se da cuenta de ellas. Cuando expresa su percepción sobre las reacciones de su partenaire, éste suele negarlas, sorprenderse o se siente descubierto en algo que le apena o avergüenza. Sin embargo, no debería pasar nada de esto, pues son reacciones propias de la naturaleza humana. Es normal, sano y hasta recomendable entrar en contacto con nuestro cuerpo, para reconocer aquello que nos complace y lo que nos incomoda en el intercambio amoroso con la pareja.

Es conveniente, y hasta imprescindible, saber reconocer lo que gusta en uno mismo y conocer lo que a la pareja le agrada para poder recibir y brindarle un mayor placer en el intercambio sexual. El cuerpo habla por sí mismo, pero es necesario que su lenguaje se verbalice para que la pareja lo conozca, acepte y comprenda. Si se aprende a traducir adecuadamente lo que el cuerpo registra, el otro (a) conocerá de viva voz lo que es agradable y placentero, así como aquello que incomoda o molesta en las relaciones sexuales.

Las parejas podrían hacer el ejercicio de tocarse todo el cuerpo e irle diciendo al otro (a) lo que se va experimentando. Cómo se sienten las caricias en el cuello, en el vientre, en los senos, en los pezones, en la nuca, en las piernas, en las nalgas, en el pubis, en las manos, en los dedos, en los pies, en el pene, en los testículos, en el perineo, en el ano, en los codos, en la cara, en la boca, en la vagina, etc. Es recomendable que se tenga un lenguaje claro y llano. Que se nombre a las partes del cuerpo pos su nombre, al pene, pene y a la vagina, vagina. Que se dejen a un lado las inhibiciones, las angustias y los temores a lo que dirá o pensará el cónyuge. Es mejor preguntarle a la pareja qué piensa de lo que se ha manifestado. ¿Le parece normal, raro, agradable o rechazable, lo que se ha expresado? si es así habría que dialogar al respecto. ¿A alguno de los cónyuges le desagrada que al otro le guste algo en particular? Si así fuera, es buena oportunidad para charlar sobre el asunto y sobre los propios prejuicios y temores.

También se debe ser consciente que cada persona es un ser único y por lo tanto responderá de manera particular a ciertos estímulos. Lo que a uno le agrada puede ser que para el otro sea totalmente indiferente o hasta molesto. Por ello es conveniente mantenerse con una actitud abierta, sincera, honesta, receptiva y respetuosa de lo que la pareja manifiesta, respecto a su lenguaje corporal y su manera de traducirlo en palabras.

Nos o guste o no, el cuerpo tiene su propio lenguaje. A veces una caricia, un movimiento, dicen más que mil palabras. Sin embargo, es recomendable hablarlo, clarificarlo y puntualizarlo, para no permitir los malos entendidos, que solo generan falsas interpretaciones y desencuentros amorosos. El cuerpo tiene su propio lenguaje y conviene saber descifrarlo y compartirlo con la pareja.

May18
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EL MACHISMO EN LA EDUCACIÓN SEXUAL.

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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El macho no nace, se hace, y lo hace la familia. El mito del macho mexicano es algo que ha hecho más daño que bien, pues a través de muchísimos años se ha forjado la idea de que ser macho es el leit motiv de los varones con deseos de triunfar, sobre todo en el terreno sexual. Pero también se ha denigrado el concepto y se habla de machismo como sinónimo de misógino, esto es, que se odia a las mujeres. Así, es común escuchar a las personas decir “se cree muy macho” “es un machista”, “su machismo le impide ser más atento con su pareja”, “los machos de Jalisco”, donde la población homosexual es alta, “es un machito cualquiera”, “los hombres son machos y no lloran”, “aguántese como los machos”. Pero ¿qué es lo qué hay detrás de esta palabra tan llevada y traída desde la infancia en boca de niños y niñas, de hombres y de mujeres?

El origen de la palabra proviene de la biología en donde se emplea para designar al animal de sexo masculino, esto es, al macho versus la hembra. De aquí se ha tomado la idea de que el macho humano, como en el reino animal, debe utilizar la fuerza física para dominar a los demás y para lograr reproducirse apareándose con las mejores hembras de su especie.

En algunas personas y familias el machismo, definido como la predominancia del ejercicio del poder del varón sobre la mujer, solo por el hecho de ser varón, sin importar ninguna otra razón, es todo un estilo de vida, muchas veces compartido y perpetuado por las madres de los pasados, presentes y futuros machos, pues son ellas las que les trasmiten las ideas y sentimientos de que, por el hecho de ser varones, ya tienen ganado el derecho a ser admirados por la misma madre y por el resto de las mujeres de casa, las cuales son educadas para servir “al niño”. Estas actitudes provienen de conductas ancestrales en las que el varón imponía sus puntos de vista por ser el más fuerte físicamente, por ser el proveedor económico y el defensor de la familia.

Cuando un niño es educado con la idea de que él es mejor que las mujeres, de que no debe hacer ciertas cosas en el hogar, como lavar los platos, barrer, limpiar la casa o recoger sus cosas, pues para eso están las mujeres de la casa, sean las hermanas, la madre o la sirvienta, se le forja en su mente la idea de ser superior a las mujeres y de que éstas viven para servirle y para ser usadas para satisfacer sus necesidades de todo tipo, incluidas las sexuales, sin que él sienta el compromiso de corresponder de la misma manera.

Además de las cuestiones económicas, de fuerza física y de dominio ancestral del hombre hacia la mujer, están las psicológicas y sexuales. En éstas últimas lo que ha pasado y sucede es lo siguiente: la madre ha sido educada con la idea de que por ser mujer le ha tocado por destino servir a su marido y obedecerlo en todo, tal como bíblicamente se establece por la cultura judía, la musulmana, la hindú y muchas otras. Esta madre ha vivido con la idea de que los hombres son lo más valioso y que tener uno es una bendición del cielo. También se ha quedado con la idea de que por ser mujer no es lo suficientemente valiosa para ser amada por sí misma como persona. Así, cuando trae al mundo un varón, se siente realizada por ello y el marido se encarga de reforzarle la idea de que solo por eso vale, pues cuando solo procrea niñas, su pareja tiende a devaluarla, como fue el caso de Enrique VIII de Inglaterra y de muchos padres de hoy día.

Este tipo de madres se enfocara a cuidar como si fuera un pequeño dios a su hijo y le trasmitirá las creencias familiares de que, por ser poseedor de un pene, ya tiene ganado un lugar en este mundo. Lo educara con la idea de que él no tiene que preocuparse por ganarse las cosas, de que las mujeres están para servirle, de que deberá poseer al mayor número posible de éstas, de que no debe sentir ni expresar sentimientos afectuosos, ya que eso “no es de machos”, “sentir y llorar es cosa de viejas”, etc.

Un varón que crece en este ambiente, cuando llega a la adolescencia, trae la concepción machista, trasmitida por sus padres, de que puede tomar a las mujeres que desee y que no tiene porque preocuparse por las necesidades de éstas, ya que estarán satisfechas solo por el hecho de complacerlo, “pues para eso existen, ¿qué no?” pensara el machito en ciernes.

El padre de este prospecto de macho y caricatura de hombre, ha sido a su vez un hombre desligado de su hijo en lo afectivo y le ha exigido y estimulado que se comporte violentamente en sus relaciones con los demás, como lo hacen los machos en el reino animal, solo que con mayor agresividad que aquellos.

Este niño crecerá y elegirá a una mujer a la que le exigirá la misma admiración que le tuvieron las mujeres de su infancia y adolescencia y en el terreno sexual solo le importara su desahogo. Difícilmente se preocupara por pensar si su mujer ha quedado satisfecha sexualmente, en muchos casos esta pregunta nunca se le ocurrirá pues cree que las mujeres han nacido para complacerlo sin que él les ofrezca nada más que su persona. En sus relaciones sexuales será un pobre amante, se desahogara cuantas veces quiera y su abnegada pareja se lo permita, pero nunca sabrá lo que es tener un maravilloso orgasmo con una mujer que se siente amada y tomada en cuenta como mujer y como persona, no conocerá la sensibilidad de su mujer y difícilmente descubrirá los recovecos sensuales de su cuerpo y de su mente, privándose del goce que ella podría brindarle si él no fuera tan macho.

Hay un dicho popular mexicano que dice que “no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre” y otro que dice “tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata”, haciendo alusión a que el problema del machismo no es solo de los hombre o de las mujeres, sino de ambos. Así, la pareja del macho mexicano, ruso o irlandés, suele ser una mujer sumisa y abnegada, aunque llena de mucho resentimiento y frustración hacia su querido macho al que chiquea y apapacha para que siga siendo como es, pues de esta manera se venga de él, ya que no lo ayuda a crecer y a ser mejor persona. De hecho, la mayoría de los machos, son malos amantes, pues aunque presuman de muchas relaciones sexuales, éstas son de poca calidad y muy frustrantes para su pareja sexual, a menos que ésta sea masoquista y goce con los malos tratos.

Por fortuna, en la actualidad la mentalidad de muchas madres y padres ha ido cambiando y ya no se privilegia tanto la educación del varón sobre la de la mujer y se esta intentando revalorar el papel de la mujer en todos los ámbitos del quehacer humano, para procrear menos machos y más hombres capaces de amar, respetar y disfrutar sexualmente con su pareja.

Por fortuna, en la actualidad la mentalidad de muchas madres y padres ha ido cambiando y ya no se privilegia tanto la educación del varón sobre la de la mujer y se esta intentando revalorar el papel de la mujer en todos los ámbitos del quehacer humano, para procrear menos machos y más hombres capaces de amar, respetar y disfrutar sexualmente con su pareja.

May6
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LA SEXUALIDAD Y LAS DROGAS.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

SEXO Y DROGAS

Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha preocupado por descubrir sustancias que le ayuden a mejorar el deseo y el desempeño de su función sexual. Ha recurrido a extractos de plantas, a fermentación de alimentos y al uso químico de sustancias para elevar su deseo y rendimiento sexuales. Sin embargo, son más las sustancias que los disminuyen  que las que los incrementan.

El alcohol, la cocaína, la marihuana, la heroína, las anfetaminas, los inhalantes y algunos medicamentos como los psicofármacos y los antihipertensivos, son sustancias que afectan a la función sexual de hombres y mujeres.

El alcohol en pequeñas dosis es un inhibidor del miedo y de la conciencia por lo que facilita la expresión de los deseos sexuales, pero a mayor cantidad impide la manifestación de la conducta sexual, con el consiguiente costo emocional para quien lo ingiere en exceso. Algunas personas tienden a recurrir al alcohol para disminuir sus temores e inseguridades sexuales y solo así se atreven a iniciar un romance o una relación sexual con su pareja; como se sienten muy bien, tienden a incrementar el consumo del mismo, solo para descubrir que se les dificulta el goce de su sexualidad, como esto los angustia, creen que aumentando la cantidad de alcohol se tranquilizaran y así entran en un circulo vicioso que puede llevarlos al alcoholismo crónico, con sus nefastas consecuencias sobre su vida sexual.

Debido a que es socialmente aceptado en todos los ámbitos, el alcohol es la droga que primeramente se consume y que se emplea para darse valor para el abordaje sexual de la pareja o para reducir las resistencias de ésta. Cuando la ingestión de alcohol ya no es suficiente, las personas comienzan a experimentar con otro tipo de drogas más fuertes y peligrosas como la cocaína, la heroína o las sintéticas que tanto daño causan en el organismo, afectando seriamente el funcionamiento neurofisiológico del aparato sexual de hombres y de mujeres.

Aunque la cocaína es una droga estimulante, se ha visto que no es una panacea para las relaciones sexuales ya que en la mayoría de los casos las personas se olvidan del sexo y prefieren seguir drogándose, pues llegan a sentirse mejor así que en las relaciones sexuales. La droga llega a sustituir al deseo y al placer sexual. La heroína tiende a ser más relajante y menos excitante, por lo que se prefiere el estado de éxtasis, que no implica un compromiso interpersonal con el otro, al esfuerzo de la conquista sexual. Así, se cambia el deseo y placer sexuales por la experiencia alucinatoria de la droga.

Los famosos afrodisíacos son alimentos o sustancias que por su forma u origen hacen creer a las personas que al ingerirlas, aumentara su deseo y potencia sexuales, pero científicamente no hay nada comprobado al respecto. Lo que sí se tiene probado es que algunos medicamentos tienden a disminuir el deseo y rendimientos sexuales, tales como algunos antidepresivos y algunos antihipertensivos, por que la persona que los consume deberá consultar con su médico, si es que llegara a notar una alteración en su funcionamiento sexual.

La famosa pastilla del amor, el viagra, que buscaba resolver todos los problemas de impotencia sexual, es uno más de los medicamentos que pretenden ser una panacea para las dificultades sexuales. Sin embargo, ésta droga no funciona si no va acompañada del deseo sexual hacia la otra persona, por lo que no basta con tomarla para lograr la erección, sino que hay que desear tener sexo con la otra persona, lo cual implica ya un interés y un esfuerzo motivacional.

Todas las drogas que supuestamente incrementaran el deseo y rendimiento sexuales, conllevan serios daños en el aparato genital reproductor y en el equilibrio emocional si se ingieren de manera abusiva, dando por consecuencia serias dificultades para llevar a cabo la función sexual, tales como impotencia, eyaculación precoz, coitos dolorosos, anorgasmia o dificultades para alcanzar el orgasmo, dificultades en la eyaculación, alteraciones hormonales en la producción de testosterona y de estrógenos, generando en los varones características físicas femeninas y en las mujeres resequedad vaginal e inapetencia sexual.

El órgano sexual más poderoso de hombres y mujeres es la mente, es por ello que a través de las diferentes drogas y a lo largo de la historia de la humanidad se ha intentado influir sobre ella con la esperanza de obtener mejores resultados sexuales. Pero la mejor  droga para estimular el deseo sexual y lograr un buen rendimiento sexual, es la salud y equilibrio mental de la pareja. Sin esto, las más potentes drogas y estimulantes, en el mejor de los casos, solo ayudarán a conseguir un remedo de goce y rendimientos sexuales. Incluso las personas de más de sesenta años que se han mantenido placenteramente activas sexualmente, no necesitan de ninguna droga para alcanzar experiencias orgásticas muy satisfactorias.

Una buena alimentación, ejercicio físico regular, relaciones amorosas satisfactorias, un equilibrio mental sano, conocimiento de la sexualidad propia y del otro sexo, disminución de la represión y de los prejuicios sexuales y la práctica cotidiana y placentera de las relaciones sexuales con la pareja deseada y amada, son los mejores ingredientes para mantenerse activo y en forma sexual durante toda la vida.

Mar31
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EL FETICHISMO SEXUAL.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

 

fetichismo

 

 

El fetichismo  está considerado dentro de las desviaciones sexuales porque el sujeto fetichista obtiene placer a través del objeto fetiche y no en la relación completa con la persona con quien se relaciona. El término proviene del empleo que hacían los pueblos primitivos de objetos a los que les conferían cualidades mágicas, llegando a creer que su posesión los protegería de algún mal en especial.

Pero ¿por qué algunas personas se inclinan por el fetichismo como medio de descarga de su sexualidad? ¿Qué hay detrás del fetichismo? ¿Es solo una elección diferente sin mayores consecuencias? O ¿es producto de algún trastorno emocional y de la vida sexual?

En algunos casos el fetichista se excita y llega  la descarga orgásmica en ausencia de la persona, solo basta que posea un objeto usado por la persona deseada para lograr su objetivo. Puede ser una prenda íntima, un zapato, unas medias, un mechón de pelo, etc. Es por esta razón que sus relaciones son pobres y no se interesa por las personas con las que comparte su limitada sexualidad.

Sin embargo, dentro de las relaciones sexuales de algunas personas «normales», el fetichismo suele jugar un papel importante, como es el caso del marido que se excita más fácilmente si su mujer usa un determinado tipo de ropa íntima o algún otro objeto en especial, o si se perfuma con ciertas fragancias, aunque en estos casos el objeto fetiche es solo un auxiliar en las relaciones y no suple a la persona de su pareja sexual.

Dentro del problema del fetichista lo esencial es que no se preocupa por la persona con la que esta, sino solo por obtener su satisfacción personal, la cual no es tan completa como la de quienes no padecen este tipo de desviación sexual, pues la entrega sexual es más completa en éstos últimos, pues toman en cuenta  a toda la persona y no solo una parte del cuerpo de ésta.

El fetichista sufre de angustia frente a los genitales de su pareja y es por eso que necesita centrar su atención en un objeto diferente para poder permitirse la excitación sexual y lograr una descarga erótica. Teme darse cuenta  de que la mujer no posee un pene, ya que en su niñez creyó que las mujeres lo tenían,  y al descubrir que no es así, cayó en una angustia de castración terrible que lo llevo a preferir la presencia del objeto fetiche y no a la persona de carne y hueso, para alcanzar la excitación sexual.

Los objetos del fetichista sexual generalmente tienen alguna relación con los genitales masculinos: trenzas, pelo, zapatos, medias, botas, que por su forma, color u olor se asocian con los genitales, de tal forma que al estar frente al objeto fetiche inconscientemente hace una negación de la realidad y puede tener la anhelada excitación sexual.

Este tipo de desviación se presenta por lo general entre los varones y suele aparecer en la adolescencia. En la medida en que no afecta a terceros solo genera una experiencia empobrecida de la vida sexual del fetichista. Cuando comparte con su pareja su problema, ésta suele tener sentimientos de que lo menos importante es ella, pues si no está presente el objeto fetiche, el sujeto no logra excitarse, por más que diga querer a la persona que lo acompaña.

En tanto que limita la calidad de vida sexual, el fetichismo es un trastorno de la misma y como tal debe atenderse. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de alguna desviación sexual raramente solicitan ayuda psicoterapéutica para resolver la misma, pues están acostumbradas a desahogar su necesidad sexual con sus objetos fetiches, aunque dicha satisfacción sea incompleta. Los fetichistas prefieren la seguridad del objeto fetiche, que nos les pide nada, que la presencia de una persona que demanda ser tomada en cuenta.

El trastorno tiene su origen en la infancia y está asociado a la conducta infantil de poseer un osito de peluche, una cobijita o algún otro objeto que necesitan para irse a dormir sin angustia y que de alguna manera suple la figura de la madre, pero no todos los que usan este tipo de objetos en la infancia se transforman en fetichistas. Solo lo harán aquellos que no hayan sabido resolver adecuadamente su angustia ante el conocimiento de las diferencias sexuales entre niños y niñas y que se hayan quedado fijados en una experiencia de angustia de castración, esto es, que hayan temido perder sus genitales masculinos y convertirse en mujer.

Cuando llegan a la adolescencia y la vida adulta, el fetiche les servirá como tranquilizante de sus miedos infantiles.

Cuando un fetichista solicita ayuda psicoterapéutica lo hace, casi siempre, presionado por la inconformidad de su pareja sexual o porque se ha cansado de tener descargas sexuales incompletas e insatisfactorias y anhela poder amar a su pareja por sí misma y no por la presencia del objeto fetiche. En estos casos es cuando el psicoanalista puede hacer algo por el paciente que padece de fetichismo.

Es importante resaltar que un fetichista no es ningún degenerado, ni es una mala persona por esto. Son personas que no han tenido la posibilidad de tener una vida sexual más plena y satisfactoria y que a veces sufren por ello.

Para ayudar al fetichista:

No debe rechazarlo por su problema.

Si es su pareja sugiérale que busque ayuda profesional, a menos que a usted no le afecte en su vida sexual.

No lo vea como si fuera un bicho raro.

Comprenda que es una más de las fallas que se dan en la vida sexual humana.

Pídale que reflexione acerca de lo satisfactorio que es compartir la sexualidad con otra persona y no con objetos inanimados como los fetiches.

Para saber más:

Socárides Charles. Las perversiones sexuales, Universidad de Guadalajara y Asociación Psicoanalítica Jalisciense.

Pérez F. Celia J. Antología de la sexualidad humana, tomo 3. Miguel Ángel Porrúa.

 

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