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Parejas

Dr Perez Mora > Blog > Parejas
Jul7
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JUGANDO AL SEXO.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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El juego es una parte importante en la vida de todos los seres humanos, tanto en la infancia y en la adolescencia, como en la adultez y la vejez y en las relaciones sexuales no es la excepción. El juego previo en las relaciones sexuales, es un preparativo para el trabajo principal que es la penetración y culminación de la experiencia en el estallido orgásmico que complace a la pareja. En el juego previo a la penetración, los amantes pueden poner en práctica toda su imaginación y capacidad creadora, así como el interés en brindar placer al otro mediante el contacto, las caricias, las palabras, los olores, los masajes, las fantasías comunes, las diferentes posiciones, los juguetes sexuales, etc.

Una pareja que sabe gozar del sexo, reconoce la importancia de jugar con sus cuerpos y sus mentes antes de iniciar la penetración, aunque los más expertos lo pueden seguir haciendo una vez iniciada ésta, con la idea de incrementar el placer brindado y recibido antes de terminar en el orgasmo.

La mujer, por sus características biológicas y psicológicas, le concede la importancia adecuada al juego sexual, a diferencia del varón que siente la urgencia de la penetración para alcanzar la eyaculación. Como es sabido por la mayoría de las personas, la mujer tiene mayor necesidad de caricias, atenciones y dialogo, para alcanzar la excitación necesaria que le permita lograr un buen orgasmo con su pareja. Si el hombre no es capaz de comprender estas necesidades, se estará privando de una gran oportunidad de complacer a su mujer y de fortalecer los lazos afectivos con ella, y perderá la oportunidad de convertirse en el mejor amante sexual para ella.

El juego o juegos sexuales conllevan un conocimiento de las zonas erógenas de la pareja para saber estimularlas, acariciarlas, besarlas, a veces estrujarlas y otras contemplarlas con deseo, interés y pasión. Implica conocer al otro y tener la capacidad de postergar el momento de la penetración, hasta que se haya jugado lo suficiente y ambos se sientan listos para la penetración y la posterior descarga tensional.

Las parejas pueden elegir el tipo de juego de acuerdo con sus intereses, gustos y conocimiento de sí mismos y del otro. Siempre que ambos estén de acuerdo y no se dañe a terceras personas, cualquier juego que su creatividad les dicte será vivido placenteramente. Es importante reconocer que los juegos sexuales siempre serán un preparativo para el objetivo final que es la penetración y la descarga orgástica de ambos.

En los juegos sexuales se puede cambiar de posición física y de roles, de tal manera que se intercambien los papeles masculino y femenino, sin que ello genere angustias homosexuales en ninguno de los dos. También es importante conocer las preferencias de la pareja y saber externar las propias, así como pedir que el otrobpractique el juego propuesto. Los juegos sexuales deben ser espontáneos y las reglas, las mínimas posibles para que se dé la creatividad sin cortapisas y ambos exploren las sensaciones y emociones que la experiencia lúdica les proporcione.

Los juegos sexuales suelen durar mucho más tiempo que la penetración, porque la estimulación sobre el pene no es tan directa ni tan estimulante. Por otra parte el juego sexual casi siempre es previo a la eyaculación debido a que después de ésta el varón suele terminar exhausto y lo que menos desea es seguir siendo estimulado ni estimular a su pareja, tiende a yacer en un placentero reposo. En cambio la mujer, por su propia constitución es capaz de tener varios orgasmos en una sola ocasión sexual y puede estar dispuesta a seguir jugando después de cada orgasmo sin sentirse agotada por ello.

Sugerencias:

Conozca las zonas erógenas de su pareja y explórelas sin temor.

Hable con su pareja acerca de sus fantasías y deseo sexuales.

Déjese llevar por su creatividad e ingenio con su pareja

Invítela a jugar en cada ocasión para enriquecer sus experiencias sexuales.

No sienta culpa por lo que hace para disfrutar con su pareja.

No se inhiba en sus sensaciones.

No se limite, a menos que a su pareja no le agrade lo propuesto por Ud.

Juegue el juego del amor con su pareja, es gratis y muy placentero.

Para saber más:

El sentido del sexo. Helen s Kaplan. Grijalbo.

Guía del sexo. Anne Hooper. CD de Zeta multimedia.

 

Jun23
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¿CÓMO SABER SI SOY EYACULADOR PRECOZ?

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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Debido a que la eyaculación precoz es uno de los principales problemas de la sexualidad masculina y a que afecta directamente a las mujeres, pues les impide disfrutar de las relaciones con los hombres, es importante saber reconocer cuándo existe esta disfunción sexual. Algunos hombres tratan de negar su presencia, pues les avergüenza reconocer que no pueden tener un control voluntario de su eyaculación y, aunque se dan cuenta de que padecen el trastorno, lo niegan o evitan reconocerlo, con la falsa creencia de que así su pareja no se enterará o por lo menos ellos no afrontaran los reclamos. Pero con estas actitudes evitativas lo único que generan es que su pareja aumente su frustración y descontento, llegando a creer que no son amadas ni deseadas, con la consiguiente desilusión amorosa.

El eyaculador precoz es un hombre que no puede controlar voluntariamente el momento de la descarga seminal y por lo tanto no disfruta cabalmente de las relaciones y es incapaz de brindarle el placer requerido a su pareja sexual mediante la penetración vaginal o anal. Por lo general intenta realizar el acto sexual lo más rápido posible y se desentiende del placer que requiere su partenaire, justificándose de mil formas. Le angustia hablar del tema, evitando el dialogo con su pareja y puede tardar años en reconocer que requiere de ayuda profesional, pues considera como una herida narcisista grave, el hecho de que se le reclame su incapacidad sexual. La pareja del eyaculador precoz vive frustrada cotidianamente, pues las relaciones la dejan insatisfecha por lo rápidas que resultan, con el consiguiente sentimiento de enojo, que al paso de los años se incrementa, al grado de preferir evitar el contacto sexual con su acelerada pareja. Incluso el mismo eyaculador precoz no logra disfrutar cabalmente de sus fugaces penetraciones, lo que lo puede llevar a evitarlas, espaciándose las relaciones en el tiempo, prefiriendo refugiarse en la masturbación, en la que puede durar más tiempo antes de terminar.

Por lo general la eyaculación precoz es producto de los malos hábitos y educación sexual experimentados en la infancia y adolescencia. Cuando al hombre se le manda el mensaje de que el auto erotismo o masturbación son malos, dañinos y pecaminosos, el varón tiende a practicarlos con ansiedad y culpa, lo cual propicia que lo haga con rapidez. Al hacerlo de este modo, se va instalando un mal hábito que repercutirá en sus relaciones sexuales con su pareja, pues se queda afianzada la idea de que el sexo es malo, pecaminoso y culpígeno y que mientras más rápido se desahogue más pronto se librara de la ansiedad. Se convierte en una especie de reflejo condicionado que en ocasiones provoca que, ante la sola idea de la relación sexual, se eyacule sin control, incluso antes de la penetración, lo que se llama eyaculación “in portas”, con la consiguiente culpa, ansiedad y frustración de ambas partes. Él se siente frustrado y enojado por no haber podido lograr su deseo, ella por sentirse engañada, pues después de la eyaculación precoz, el varón suele perder interés en las relaciones, además de que se siente avergonzado y fracasado, por lo que ni siquiera intenta complacer a su pareja manual u oralmente.

En muchos de los casos en los que el problema se debe a malos hábitos, también existen miedos inconscientes e irracionales a la mujer y a sus genitales. Se cree que la vagina es un territorio oscuro y amenazador, que le puede causar algún daño al pene, se tiene la fantasía de que es una boca dentada que podría morder al pene, también se llega a creer que podría succionar la virilidad y por ello las relaciones se tienen con angustia, razón por la que se pierde el control de la eyaculación. En otros casos, el varón eyacula rápido porque su educación familiar le hizo creer que la mujer no debía disfrutar con el sexo, lo cual era solo para los hombres, por lo que no se interesa en complacerla y la utiliza solo como un depósito de semen. En estos casos el varón no siente culpa por ser tan rápido, puesto que en su mente existe la idea de que su mujer no necesita sentir el placer sexual. En otras situaciones, la mujer es asociada con la propia madre y la idea de mantener sexo con la figura materna genera angustia y el deseo de terminar lo antes posible, para librarse de las angustias incestuosas; se trata de un Edipo mal resuelto.

Por lo general, son las mujeres las que consultan con su ginecólogo o médico de confianza sobre este problema y son las que acuden a psicoterapia tratando de resolver el problema de su pareja que les afecta directamente, pues los varones tienden a evitar reconocerlo por la herida narcisista que esto representa para su masculinidad. Cuando ambos reconocen la existencia del problema y buscan la ayuda profesional, es más fácil lograr la solución, consiguiendo mejorar la comunicación y convivencia conyugal. Hoy en día las técnicas sexuales para corregir este problema son muy eficaces, e incluso algunos medicamentos suelen ayudar a mantener la erección y contener la eyaculación por más tiempo.

Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.

Es recomendable que si existe este problema en la pareja, se acuda lo antes posible en busca de ayuda profesional, para evitar que la relación conyugal se deteriore en detrimento del placer de ambos cónyuges.

 

 

Jun11
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LA LIBIDO EN LA VIDA Y LA OBRA DE JOAN MANUEL SERRAT

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

LA LIBIDO EN LA VIDA Y LA OBRA DE JOAN MANUEL SERRAT

 

Jun10
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EL USO DE OBJETOS EN LAS RELACIONES SEXUALES.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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Para algunas parejas el uso de ciertos objetos resulta excitante y muy placentero, con lo cual enriquecen su vida sexual y mejoran sus lazos amorosos.

Son muy variados los objetos que una pareja puede llegar a emplear, desde una pluma de ave, aceites de olores afrodisíacos, cremas y perfumes hasta consoladores de diferentes formas y tamaños. Todos estos objetos se pueden comprar en las tiendas de artículos sexuales que existen en cualquier ciudad del mundo.

Este tipo de conductas es tan antiguo como el hombre mismo, solo que a últimas fechas los objetos se han hecho más sofisticados. El uso de estos artículos se remonta a miles de años atrás; existen documentos que prueban que los egipcios los empleaban 2,500 años antes de Cristo, y los romanos también.

Cuando una pareja decide introducir este tipo de objetos, lo hace con el fin de aumentar su placer y la variación en la rutina de sus relaciones; en la medida en que ambos estén de acuerdo, no se inhiban ni se sientan culpables, lograran su objetivo y se sentirán más unidos como pareja.

Para que la pareja disfrute con el uso de los objetos que haya elegido es importante que no se olviden de que lo más importante son ellos mismos y no los juguetes en sí. Que éstos deberán ser utilizados para beneficio de ambos y dejarlos en el momento en que a alguno de los dos le llegase a molestar o a incomodar por cualquier razón.

Si se llegan a emplear el o los objetos de manera obsesiva y si en su ausencia el placer disminuye, se estará ante un posible problema en la relación de pareja y/o en la psique de alguno de los dos, y sería recomendable la búsqueda de asesoría sexual y psicológica para aclarar las cosas y resolver el conflicto.

Es importante que la pareja dialogue de manera franca acerca de sus sentimientos y sensaciones físicas con el uso de los objetos sexuales que hayan elegido para su disfrute y cuidar que éstos no los dañen, ni afecten negativamente su relación.

Las parejas que deciden introducir en su alcoba este tipo de objetos, son parejas sanas que quieren enriquecer su mundo de sensaciones y experiencias sexuales y no hay razón para sentirse mal en ningún sentido, pues en algunos casos de terapia sexual se llega a recomendar el uso de algunos de ellos.

Lo que sí deben cuidar quienes emplean estos objetos es la higiene y que el uso sea tan personal como el del cepillo de dientes, de tal manera que no deben ser compartidos con otras personas por ninguna razón, pues se corre el riesgo de adquirir alguna enfermedad y por otra parte se perdería el valor íntimo y afectivo que el uso de los mismos tiene para la pareja.

Por otro lado, el uso de dichas piezas debe ser una parte de la relación y no el objetivo de la misma, pues éste debe ser la satisfacción sexual de la pareja, con o sin objetos sexuales.

Para elegir:

Puede comenzar con el uso de aceites afrodisíacos, continuar con el de vibradores para masaje muscular, hasta llegar al empleo de los famosos consoladores que tienen diferentes formas  y tamaños de  penes. Siempre que decida emplear este tipo de objetos, háblelo con su pareja y dialoguen sobre sus experiencias y sentimientos que les despierten a ambos y recuerden que la imaginación y las fantasías sexuales solo tienen como limites el respeto a su persona y a su pareja.

May31
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EL SEXO DURANTE EL EMBARAZO

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,sexualidad

26 

A menos que un ginecólogo lo señale, no existe ninguna razón válida para que una mujer embarazada deje de tener relaciones sexuales con su pareja, durante prácticamente todo ese periodo. Es más, debería estar indicado el que mantenga relaciones sexuales como medida profiláctica de salud mental y física, pues hacer el amor fortalecerá los lazos entre la pareja en este periodo tan importante de su vida.

En los primeros meses de gestación, la mujer sufre cambios importantes en su cuerpo y los primeros ocurren en el tamaño, peso y sensibilidad de sus pechos y pezones, los segundos se dan en sus genitales que al hincharse de sangre y no retornar fácilmente a su tamaño y forma original producen una mayor excitación en la mujer, la cual necesita desahogar para no estar tensa.

En la mayoría de las mujeres, el deseo sexual se incrementa con el embarazo, pero los prejuicios sexuales les impiden expresarselo a su pareja, con lo cual se limita en la satisfacción sana de su sexualidad. Es normal que las mujeres embarazadas deseen tener sexo en este periodo y no deberían sentirse avergonzadas porque su libido se ve incrementada. De hecho podrán tener sexo hasta el octavo mes de embarazo sin ningún peligro para ellas o para su bebe.

Los esposos de  las señoras embarazadas suelen dejar de buscarlas sexualmente al ver que su vientre se abulta por los miedos que la ignorancia y los prejuicios les generan. Algunos hombres temen causarle cierto daño al producto, pero lo que ignoran es que el pene no puede llegar al útero, que es donde anida el futuro bebe. En otros casos, los temores son más inconscientes y llegan a temer a su mujer porque su estado físico les recuerda a su propia madre y creen que si tienen sexo con su pareja es como si lo tuvieran con su madre, lo cual les angustia mucho, razón por la que prefieren evitar el contacto sexual con su pareja. Otros creen que el embarazo es un estado de santidad y no se atreven a tener sexo con su mujer porque la sexualidad la asocian con algo malo y sucio, por lo cual tampoco aceptan que ellas manifiesten sus deseos sexuales, so pena de considerarlas unas libertinas.

Para otros hombres una mujer en gestación no les resulta excitante, no tanto por su figura en sí, sino por sus temores e ignorancia acerca del cuerpo de la mujer. En otras ocasiones, el hombre se resiste a tener contacto sexual con su pareja porque cree que su preciado pene puede resultar dañado.

Las mujeres embarazadas suelen llegar a experimentar orgasmos por primera vez en su vida en este periodo debido a la inflamación que sufren sus genitales, lo cual resulta muy placentero para ellas. Otras suelen tener orgasmos menos intensos por las mismas razones. Unas más suelen experimentar orgasmos múltiples por primera vez en su vida. Todas pueden gozar de la sexualidad si se deshacen de sus miedos, prejuicios e ignorancia sobre la sexualidad y sobre todo si tienen parejas comprensivas y amorosas que las amen por sí mismas y por su embarazo.

En casos extremos en los que el ginecólogo ha limitado la actividad sexual porque exista algún peligro para la madre o el bebé, queda la opción de la masturbación mutua como una forma sana de darle salida a la necesidad sexual, que por ninguna razón debería cancelarse durante el embarazo.

Es portante que se tengan ciertos cuidados en las posiciones que se empleen y que ante el menor sangrado vaginal se consulte al ginecólogo para que haga la revisión correspondiente.

La sexóloga Anne Hooper recomienda a los futuros papás lo siguiente para las relaciones sexuales durante el embarazo:

Sea tierno, romántico paciente y comprensivo.

Use distintos tipos de caricias al hacer el amor.

Mantenga su peso fuera del abdomen y los pechos de la mujer al hacer el amor.

No tenga prisas para hacer el amor durante el embarazo, y no tema experimentar.

Utilice muchas almohadas para una mayor comodidad y para mantener ángulos rectos alrededor de las curvas del cuerpo de su compañera.

No espere que ella sea capaz de concentrarse en el coito si el niño se mueve mucho.

No piense que algo anda mal si su compañera no tiene siempre un orgasmo.

No espere, ni trate de provocar orgasmos simultáneos.

No inserte nada en la vagina, salvo el pene o los dedos. No sople aire en el interior de la misma.

Durante el embarazo la vida sexual de la pareja puede y debe seguirse enriqueciendo.

Para saber más: Guía del sexo de Anne Hooper. CD de Zeta Multimedia.

La sexualidad femenina de Francoise Dolto, Paidós.

 

May19
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DIÁLOGOS CORPORALES.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

pareja amorosa

El lenguaje del cuerpo es universal, pero debe ser traducido por cada persona para que el otro (a) comprenda cabalmente lo que se quiere expresar. En las relaciones de pareja se experimentan sensaciones y emociones muy intensas que se manifiestan mediante cambios corporales. Algunos son visibles y conscientes, otros son inconscientes. En el intercambio amoroso de las relaciones sexuales, las reacciones suelen ser muy intensas y generalmente placenteras, pero a muchas personas les resulta difícil y penoso hablar de ellas. A otras les angustia registrar emociones tan fuertes y no tener control sobre ellas.

Cuando la pareja rompe con los prejuicios aprendidos y logra expresar abiertamente sus emociones y sensaciones experimentadas en el intercambio amoroso, el conocimiento de ambos propicia un enriquecimiento y fortalecimiento del vínculo libidinal, facilitando un incremento en la intensidad del goce sexual. Para lograr esto es menester contar con la confianza en sí mismo y en el otro (a), de que lo que se exprese no será usado en contra de ninguno, que será aceptado, respetado y comprendido como parte de la personalidad de cada uno.

Estallar, penetrar, recibir, contener, poseer, entregar, atrapar, son palabras que describen algunas de las emociones que se despiertan en la relación sexual y definen el placer vivido en el intercambio libidinal.

El cuerpo reacciona ante ciertos estímulos, que pueden ser placenteros o desagradables. Lo importante es saber identificarlos y poder compartirlos con la pareja para que ésta los conozca y los realice, o los evite en su práctica sexual. Poder registrar en qué partes del cuerpo se disfruta más del contacto, sea suave o fuerte, agudo o grave, implica tener la sensibilidad de contactarse con las propias emociones y contar con la capacidad de dejarse llevar por las sensaciones físicas, sin angustiarse por los pensamientos que acompañan a tales sensaciones. Conlleva la libertad de permitirse el disfrute placentero sin sentirse culpable, sin juzgar si la sensación es buena o mala en términos de juicios de valor social y/o religioso. En algunos casos, las experiencias corporales pueden hacer creer, a quien las tiene y a su pareja, que son propias del otro sexo y las angustias homosexuales las tienden a bloquear.

Si un hombre siente placer cuando su pareja le toca las nalgas, el perineo o el ano, puede creer que eso lo convertirá en homosexual y se negara a ser tocado en esa parte de su anatomía. Intentará evitar que su pareja se dé cuenta del gusto que ha experimentado, pues teme que ella piense que es menos masculino sí reconoce el placer experimentado en tales zonas. Algunas mujeres se inhiben de expresar el gusto que les da colocarse arriba de su hombre y sentir que lo poseen, porque creen que su pareja pensará mal de ellas. Temen que él se sienta mal o que crea que es lesbiana, por el hecho de disfrutar el frotamiento de su pubis y clítoris con las nalgas de él.

El cuerpo tiende a reaccionar ante los estímulos, caricias, besos, fantasías y pensamientos. Sus reacciones suelen pasar desapercibidas para quien las tiene y muchas veces es la pareja la que se da cuenta de ellas. Cuando expresa su percepción sobre las reacciones de su partenaire, éste suele negarlas, sorprenderse o se siente descubierto en algo que le apena o avergüenza. Sin embargo, no debería pasar nada de esto, pues son reacciones propias de la naturaleza humana. Es normal, sano y hasta recomendable entrar en contacto con nuestro cuerpo, para reconocer aquello que nos complace y lo que nos incomoda en el intercambio amoroso con la pareja.

Es conveniente, y hasta imprescindible, saber reconocer lo que gusta en uno mismo y conocer lo que a la pareja le agrada para poder recibir y brindarle un mayor placer en el intercambio sexual. El cuerpo habla por sí mismo, pero es necesario que su lenguaje se verbalice para que la pareja lo conozca, acepte y comprenda. Si se aprende a traducir adecuadamente lo que el cuerpo registra, el otro (a) conocerá de viva voz lo que es agradable y placentero, así como aquello que incomoda o molesta en las relaciones sexuales.

Las parejas podrían hacer el ejercicio de tocarse todo el cuerpo e irle diciendo al otro (a) lo que se va experimentando. Cómo se sienten las caricias en el cuello, en el vientre, en los senos, en los pezones, en la nuca, en las piernas, en las nalgas, en el pubis, en las manos, en los dedos, en los pies, en el pene, en los testículos, en el perineo, en el ano, en los codos, en la cara, en la boca, en la vagina, etc. Es recomendable que se tenga un lenguaje claro y llano. Que se nombre a las partes del cuerpo pos su nombre, al pene, pene y a la vagina, vagina. Que se dejen a un lado las inhibiciones, las angustias y los temores a lo que dirá o pensará el cónyuge. Es mejor preguntarle a la pareja qué piensa de lo que se ha manifestado. ¿Le parece normal, raro, agradable o rechazable, lo que se ha expresado? si es así habría que dialogar al respecto. ¿A alguno de los cónyuges le desagrada que al otro le guste algo en particular? Si así fuera, es buena oportunidad para charlar sobre el asunto y sobre los propios prejuicios y temores.

También se debe ser consciente que cada persona es un ser único y por lo tanto responderá de manera particular a ciertos estímulos. Lo que a uno le agrada puede ser que para el otro sea totalmente indiferente o hasta molesto. Por ello es conveniente mantenerse con una actitud abierta, sincera, honesta, receptiva y respetuosa de lo que la pareja manifiesta, respecto a su lenguaje corporal y su manera de traducirlo en palabras.

Nos o guste o no, el cuerpo tiene su propio lenguaje. A veces una caricia, un movimiento, dicen más que mil palabras. Sin embargo, es recomendable hablarlo, clarificarlo y puntualizarlo, para no permitir los malos entendidos, que solo generan falsas interpretaciones y desencuentros amorosos. El cuerpo tiene su propio lenguaje y conviene saber descifrarlo y compartirlo con la pareja.

May18
00

EL MACHISMO EN LA EDUCACIÓN SEXUAL.

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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El macho no nace, se hace, y lo hace la familia. El mito del macho mexicano es algo que ha hecho más daño que bien, pues a través de muchísimos años se ha forjado la idea de que ser macho es el leit motiv de los varones con deseos de triunfar, sobre todo en el terreno sexual. Pero también se ha denigrado el concepto y se habla de machismo como sinónimo de misógino, esto es, que se odia a las mujeres. Así, es común escuchar a las personas decir “se cree muy macho” “es un machista”, “su machismo le impide ser más atento con su pareja”, “los machos de Jalisco”, donde la población homosexual es alta, “es un machito cualquiera”, “los hombres son machos y no lloran”, “aguántese como los machos”. Pero ¿qué es lo qué hay detrás de esta palabra tan llevada y traída desde la infancia en boca de niños y niñas, de hombres y de mujeres?

El origen de la palabra proviene de la biología en donde se emplea para designar al animal de sexo masculino, esto es, al macho versus la hembra. De aquí se ha tomado la idea de que el macho humano, como en el reino animal, debe utilizar la fuerza física para dominar a los demás y para lograr reproducirse apareándose con las mejores hembras de su especie.

En algunas personas y familias el machismo, definido como la predominancia del ejercicio del poder del varón sobre la mujer, solo por el hecho de ser varón, sin importar ninguna otra razón, es todo un estilo de vida, muchas veces compartido y perpetuado por las madres de los pasados, presentes y futuros machos, pues son ellas las que les trasmiten las ideas y sentimientos de que, por el hecho de ser varones, ya tienen ganado el derecho a ser admirados por la misma madre y por el resto de las mujeres de casa, las cuales son educadas para servir “al niño”. Estas actitudes provienen de conductas ancestrales en las que el varón imponía sus puntos de vista por ser el más fuerte físicamente, por ser el proveedor económico y el defensor de la familia.

Cuando un niño es educado con la idea de que él es mejor que las mujeres, de que no debe hacer ciertas cosas en el hogar, como lavar los platos, barrer, limpiar la casa o recoger sus cosas, pues para eso están las mujeres de la casa, sean las hermanas, la madre o la sirvienta, se le forja en su mente la idea de ser superior a las mujeres y de que éstas viven para servirle y para ser usadas para satisfacer sus necesidades de todo tipo, incluidas las sexuales, sin que él sienta el compromiso de corresponder de la misma manera.

Además de las cuestiones económicas, de fuerza física y de dominio ancestral del hombre hacia la mujer, están las psicológicas y sexuales. En éstas últimas lo que ha pasado y sucede es lo siguiente: la madre ha sido educada con la idea de que por ser mujer le ha tocado por destino servir a su marido y obedecerlo en todo, tal como bíblicamente se establece por la cultura judía, la musulmana, la hindú y muchas otras. Esta madre ha vivido con la idea de que los hombres son lo más valioso y que tener uno es una bendición del cielo. También se ha quedado con la idea de que por ser mujer no es lo suficientemente valiosa para ser amada por sí misma como persona. Así, cuando trae al mundo un varón, se siente realizada por ello y el marido se encarga de reforzarle la idea de que solo por eso vale, pues cuando solo procrea niñas, su pareja tiende a devaluarla, como fue el caso de Enrique VIII de Inglaterra y de muchos padres de hoy día.

Este tipo de madres se enfocara a cuidar como si fuera un pequeño dios a su hijo y le trasmitirá las creencias familiares de que, por ser poseedor de un pene, ya tiene ganado un lugar en este mundo. Lo educara con la idea de que él no tiene que preocuparse por ganarse las cosas, de que las mujeres están para servirle, de que deberá poseer al mayor número posible de éstas, de que no debe sentir ni expresar sentimientos afectuosos, ya que eso “no es de machos”, “sentir y llorar es cosa de viejas”, etc.

Un varón que crece en este ambiente, cuando llega a la adolescencia, trae la concepción machista, trasmitida por sus padres, de que puede tomar a las mujeres que desee y que no tiene porque preocuparse por las necesidades de éstas, ya que estarán satisfechas solo por el hecho de complacerlo, “pues para eso existen, ¿qué no?” pensara el machito en ciernes.

El padre de este prospecto de macho y caricatura de hombre, ha sido a su vez un hombre desligado de su hijo en lo afectivo y le ha exigido y estimulado que se comporte violentamente en sus relaciones con los demás, como lo hacen los machos en el reino animal, solo que con mayor agresividad que aquellos.

Este niño crecerá y elegirá a una mujer a la que le exigirá la misma admiración que le tuvieron las mujeres de su infancia y adolescencia y en el terreno sexual solo le importara su desahogo. Difícilmente se preocupara por pensar si su mujer ha quedado satisfecha sexualmente, en muchos casos esta pregunta nunca se le ocurrirá pues cree que las mujeres han nacido para complacerlo sin que él les ofrezca nada más que su persona. En sus relaciones sexuales será un pobre amante, se desahogara cuantas veces quiera y su abnegada pareja se lo permita, pero nunca sabrá lo que es tener un maravilloso orgasmo con una mujer que se siente amada y tomada en cuenta como mujer y como persona, no conocerá la sensibilidad de su mujer y difícilmente descubrirá los recovecos sensuales de su cuerpo y de su mente, privándose del goce que ella podría brindarle si él no fuera tan macho.

Hay un dicho popular mexicano que dice que “no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre” y otro que dice “tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata”, haciendo alusión a que el problema del machismo no es solo de los hombre o de las mujeres, sino de ambos. Así, la pareja del macho mexicano, ruso o irlandés, suele ser una mujer sumisa y abnegada, aunque llena de mucho resentimiento y frustración hacia su querido macho al que chiquea y apapacha para que siga siendo como es, pues de esta manera se venga de él, ya que no lo ayuda a crecer y a ser mejor persona. De hecho, la mayoría de los machos, son malos amantes, pues aunque presuman de muchas relaciones sexuales, éstas son de poca calidad y muy frustrantes para su pareja sexual, a menos que ésta sea masoquista y goce con los malos tratos.

Por fortuna, en la actualidad la mentalidad de muchas madres y padres ha ido cambiando y ya no se privilegia tanto la educación del varón sobre la de la mujer y se esta intentando revalorar el papel de la mujer en todos los ámbitos del quehacer humano, para procrear menos machos y más hombres capaces de amar, respetar y disfrutar sexualmente con su pareja.

Por fortuna, en la actualidad la mentalidad de muchas madres y padres ha ido cambiando y ya no se privilegia tanto la educación del varón sobre la de la mujer y se esta intentando revalorar el papel de la mujer en todos los ámbitos del quehacer humano, para procrear menos machos y más hombres capaces de amar, respetar y disfrutar sexualmente con su pareja.

May6
00

LA SEXUALIDAD Y LAS DROGAS.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

SEXO Y DROGAS

Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha preocupado por descubrir sustancias que le ayuden a mejorar el deseo y el desempeño de su función sexual. Ha recurrido a extractos de plantas, a fermentación de alimentos y al uso químico de sustancias para elevar su deseo y rendimiento sexuales. Sin embargo, son más las sustancias que los disminuyen  que las que los incrementan.

El alcohol, la cocaína, la marihuana, la heroína, las anfetaminas, los inhalantes y algunos medicamentos como los psicofármacos y los antihipertensivos, son sustancias que afectan a la función sexual de hombres y mujeres.

El alcohol en pequeñas dosis es un inhibidor del miedo y de la conciencia por lo que facilita la expresión de los deseos sexuales, pero a mayor cantidad impide la manifestación de la conducta sexual, con el consiguiente costo emocional para quien lo ingiere en exceso. Algunas personas tienden a recurrir al alcohol para disminuir sus temores e inseguridades sexuales y solo así se atreven a iniciar un romance o una relación sexual con su pareja; como se sienten muy bien, tienden a incrementar el consumo del mismo, solo para descubrir que se les dificulta el goce de su sexualidad, como esto los angustia, creen que aumentando la cantidad de alcohol se tranquilizaran y así entran en un circulo vicioso que puede llevarlos al alcoholismo crónico, con sus nefastas consecuencias sobre su vida sexual.

Debido a que es socialmente aceptado en todos los ámbitos, el alcohol es la droga que primeramente se consume y que se emplea para darse valor para el abordaje sexual de la pareja o para reducir las resistencias de ésta. Cuando la ingestión de alcohol ya no es suficiente, las personas comienzan a experimentar con otro tipo de drogas más fuertes y peligrosas como la cocaína, la heroína o las sintéticas que tanto daño causan en el organismo, afectando seriamente el funcionamiento neurofisiológico del aparato sexual de hombres y de mujeres.

Aunque la cocaína es una droga estimulante, se ha visto que no es una panacea para las relaciones sexuales ya que en la mayoría de los casos las personas se olvidan del sexo y prefieren seguir drogándose, pues llegan a sentirse mejor así que en las relaciones sexuales. La droga llega a sustituir al deseo y al placer sexual. La heroína tiende a ser más relajante y menos excitante, por lo que se prefiere el estado de éxtasis, que no implica un compromiso interpersonal con el otro, al esfuerzo de la conquista sexual. Así, se cambia el deseo y placer sexuales por la experiencia alucinatoria de la droga.

Los famosos afrodisíacos son alimentos o sustancias que por su forma u origen hacen creer a las personas que al ingerirlas, aumentara su deseo y potencia sexuales, pero científicamente no hay nada comprobado al respecto. Lo que sí se tiene probado es que algunos medicamentos tienden a disminuir el deseo y rendimientos sexuales, tales como algunos antidepresivos y algunos antihipertensivos, por que la persona que los consume deberá consultar con su médico, si es que llegara a notar una alteración en su funcionamiento sexual.

La famosa pastilla del amor, el viagra, que buscaba resolver todos los problemas de impotencia sexual, es uno más de los medicamentos que pretenden ser una panacea para las dificultades sexuales. Sin embargo, ésta droga no funciona si no va acompañada del deseo sexual hacia la otra persona, por lo que no basta con tomarla para lograr la erección, sino que hay que desear tener sexo con la otra persona, lo cual implica ya un interés y un esfuerzo motivacional.

Todas las drogas que supuestamente incrementaran el deseo y rendimiento sexuales, conllevan serios daños en el aparato genital reproductor y en el equilibrio emocional si se ingieren de manera abusiva, dando por consecuencia serias dificultades para llevar a cabo la función sexual, tales como impotencia, eyaculación precoz, coitos dolorosos, anorgasmia o dificultades para alcanzar el orgasmo, dificultades en la eyaculación, alteraciones hormonales en la producción de testosterona y de estrógenos, generando en los varones características físicas femeninas y en las mujeres resequedad vaginal e inapetencia sexual.

El órgano sexual más poderoso de hombres y mujeres es la mente, es por ello que a través de las diferentes drogas y a lo largo de la historia de la humanidad se ha intentado influir sobre ella con la esperanza de obtener mejores resultados sexuales. Pero la mejor  droga para estimular el deseo sexual y lograr un buen rendimiento sexual, es la salud y equilibrio mental de la pareja. Sin esto, las más potentes drogas y estimulantes, en el mejor de los casos, solo ayudarán a conseguir un remedo de goce y rendimientos sexuales. Incluso las personas de más de sesenta años que se han mantenido placenteramente activas sexualmente, no necesitan de ninguna droga para alcanzar experiencias orgásticas muy satisfactorias.

Una buena alimentación, ejercicio físico regular, relaciones amorosas satisfactorias, un equilibrio mental sano, conocimiento de la sexualidad propia y del otro sexo, disminución de la represión y de los prejuicios sexuales y la práctica cotidiana y placentera de las relaciones sexuales con la pareja deseada y amada, son los mejores ingredientes para mantenerse activo y en forma sexual durante toda la vida.

Abr29
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LAS FANTASÍAS SEXUALES.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

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La naturaleza hace los cuerpos y la psicología y cultura las fantasías, juntas pueden llevar al hombre y a la mujer al paraíso del placer sexual ilimitado y sin costo alguno.

Las fantasías sexuales las puede tener todo el mundo y existen como una manera económica de obtener placer sin tener que hacer mayores esfuerzos físicos. Desde los primeros meses de vida, el bebé tiene la capacidad de fantasear y ésta la desarrollará en base a sus cotidianas experiencias sobre lo bueno o malo que sienta al mundo que lo rodea y la manera en que experimente la satisfacción de sus necesidades. La fantasía la empleara como una forma de economizar energía libidinal. Así, cuando la mamá se tarde un poco más en darle el pecho o el biberón o en aparecer para calmarlo, el bebé recurrirá a los recuerdos de los momentos en que fue satisfecha su necesidad y se calmara con dicho recuerdo, esto es, fantaseara que su madre lo está satisfaciendo en su necesidad, aunque en la realidad no sea así.

La capacidad de fantasear está ligada con la de jugar, crear y recrear su mundo. Una persona que se la pasa fantaseando sin aterrizar los pies en la tierra, tendrá problemas con su mundo circundante, porque no se adaptara a su realidad, pero una persona incapaz de permitirse fantasear empobrecerá su mundo interior y sé vera muy limitado y sin aspiraciones.

En la vida sexual, las fantasías sirven como estímulo para la relación y como una manera de acrecentar el placer obtenido con la pareja sexual, o a solas si no se la tiene a la mano. En la medida que la persona se permita fantasear experiencias con su pareja o con algunas otras personas sin sentirse culpable por experimentar placer por ello, su vida sexual se verá enriquecida.

Las fantasías pueden ser con la pareja actual o con otra, de tener ciertas posiciones, de ser tocado en determinadas partes del cuerpo, de ser otra persona, tal como un artista o algún súper héroe, de durar eternidades en la relación sexual, de alcanzar un orgasmo cósmico,  o de hacerlo una y mil veces de manera exitosa.

Existen fantasías sexuales que pueden hacer sentir culpable a quien las tiene, tales como las de ser infiel con la pareja, o las de tener experiencias homosexuales, sin ser homosexual, o las de hacerlo con menores de edad o con algún familiar cercano, pero en la medida en que solo sean fantasías, la persona no debería sentir ninguna culpa y si permitirse la excitación y el placer de tenerlas al estar con su pareja.

También existen algunas fantasías que suelen ser inconscientes, esto es, la persona no sabe que las tiene, pero que lo excitan y pueden hacerla sentir mal al grado de sabotearle el placer sexual que debería o podría tener, si no las experimentara como prohibidas por su conciencia moral o súper yo.

Cuando se tiene la confianza y seguridad de contar con una pareja comprensible y amorosa y de criterio maduro, compartir las fantasías sexuales suele acrecentar el placer obtenido en la relación, además de que se fortalecen y estrechan los lazos afectuosos y sexuales entre ambos. Cuando las inhibiciones, prejuicios y sentimientos de culpa son fuertes, las fantasías son reprimidas y la vida sexual se hace pobre y rutinaria con el consecuente perjuicio para la relación sexual y amorosa de la pareja. Por ello es recomendable que las personas se permitan entrar en contacto con sus fantasías y en la medida de lo posible y que no perjudiquen a la pareja ni a terceros, se atrevan a llevarlas a cabo en la intimidad de la alcoba.

Las fantasías sexuales son una buena ayuda para enriquecer las experiencias sexuales, sobre todo cuando son compartidas con la pareja y ésta las acepta.

Si las personas se permiten desahogar sus inquietudes sexuales en un ambiente de respeto y afecto hacia su pareja, cualquier fantasía será buena para enriquecer la experiencia sexual.

Abr11
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LA SEXUALIDAD DE LOS RECIÉN CASADOS.

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,sexualidad

 

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Para que la vida sexual de una pareja funcione lo mejor posible, se requiere que desde el noviazgo, o por lo menos desde la luna de miel, se hable sin miedos ni prejuicios acerca de los gustos y necesidades de cada uno en relación a la vida sexual. Es conveniente que si no saben mucho el uno del otro, dialoguen con confianza, respeto y franqueza, pues solo así podrán llegar a conocerse y satisfacerse mutuamente, en esta parte tan vital de toda relación conyugal, que es la que los ha llevado a unir sus vidas en matrimonio.

Debido a las fallas en la educación sexual, algunas parejas pasan por alto esta parte tan importante para la salud emocional y sexual de todo ser humano y dan por hecho que las cosas irán mejorando con solo dejar pasar el tiempo, pero no sucede así.

Es conveniente que ambos hablen de las cosas que les gustan y de las que les angustian, que sepan decirle al otro en qué partes de su cuerpo sienten más placer y en cuales displacer, que puedan manifestar en qué posición sexual obtienen mayor satisfacción y excitación y en cuales les resulta incomodo hacer el amor, que puedan aclarar sus dudas acerca del funcionamiento del cuerpo del otro y del propio.

Una pareja que se ama y confía en su contraparte, comprenderá los temores y ansiedades de su partenaire y tratara de ayudarla a vencerlas para lograr disfrutar de un mayor placer sexual. Para ello es indispensable que exista, además del amor y el respeto por el otro, una madurez emocional firme y sólidos conocimientos sobre la sexualidad masculina y femenina y que sus relaciones sexuales se liberen de los sentimientos de culpa que tanto daño suelen causar.

Cuando los recién casados comparten sus dudas, conocimientos y experiencias sexuales, logran una mayor compenetración y entendimiento que fortalece y enriquece su vida sexual y amorosa, en beneficio de un fortalecimiento de su unión, contribuyendo a forjar familias más sólidas, respetuosas, amorosas y armoniosas.

Es muy importante que ambos sepan que la mente y el cuerpo de hombres y mujeres funcionan y responden de manera diferente ante los estímulos sexuales. El hombre debe saber y comprender que su pareja requiere de cierto tacto, ambiente, dialogo y caricias para poder soltarse y lograr una adecuada excitación que le permita sentirse amada, deseada y comprendida en su sexualidad y en su persona total. Si esto se da, ella se entregara a su pareja sin limitaciones, pues confiara en su hombre, se sentirá protegida, deseada, amada y respetada. Los tiempos de deseo y excitación varían en el hombre y en la mujer y ambos deberán irlos conociendo y manejando para no caer en los perjudiciales malos entendidos.

La mujer deberá comprender que su compañero logra una excitación más rápida que ella, pero al mismo tiempo la pierde con mayor facilidad. Es importante que comprenda la urgencia de su deseo por llegar  a la penetración, pero deberá saber tranquilizarlo y pedirle que la estimule en las zonas que a ella más placer le den: senos, pezones, piernas, muslos, hombros, clítoris, glúteos, etc.

Si ha habido fatiga y alcohol de por medio, por aquello de la fiesta de la boda, vale la pena posponer la primera relación  sexual para cuando ambos se sientan relajados y dispuestos y no hacerlo solo porque eso toca hacer en esa noche. Si la pareja ya tuvo relaciones sexuales antes de la boda, entonces ya se conocen y podrán esperar el momento más idóneo sin tanta ansiedad. Si es su primera vez, entonces con mayor razón deberán estar en sus cinco sentidos para que el «sexo sentido» se desarrolle a toda su capacidad y la experiencia sea bellamente inolvidable.

Los recién casados suelen llevarse algunas sorpresas por los hábitos personales de su pareja, que desconocían por no haber convivido con ella con anterioridad. Hábitos tales como los rituales para irse a la cama, al baño, levantarse de la mesa, la manera de masticar, la forma de quitarse la ropa, la manera de dejar el baño después de la ducha, la forma de dejar el lavabo después de lavarse los dientes, etc. Si se logran hablar y dialogar sobre sus diferencias y sorpresas podrán llegar a arreglos beneficiosos e impedir que estas pequeñas o grandes molestias afecten su vida conyugal.

Algunas mujeres se inhiben mucho si su pareja desea verla desnuda y prefieren tener sexo a oscuras y con las sabanas encima de sus cuerpos pues les apena mostrarlo, porque piensan que su compañero se arrepentirá de haberse casado con ellas, pero si no lo hablan y aclaran, esto podrá hacerle creer a su compañero que no lo quieren y disminuirá su deseo sexual y aumentará su frustración y enojo, con la consecuente merma en la calidad de su relación sexual y emocional.

También hay hombres a los que les apena que su pareja los observe desnudos. Si a las mujeres les avergüenza que les vean los senos y los glúteos, a los hombres les suele apenar que les vean su pene, sobre todo si creen que es muy chico o defectuoso para su gusto.

En cuanto a la relación sexual en sí, es importante que ambos dialoguen después de la misma acerca de lo que más les gustó y de lo que les haya molestado, desde el ambiente, como el ruido, la luz, el colchón, etc., hasta la manera de ser estimulados: pellizcos, mordiscos, pocas caricias, irritación o dolor en los genitales, etc. para que ambos puedan corregir las fallas y enriquecer los aciertos.

Si la pareja logra tener una buena comunicación respecto a sus preferencias sexuales, sin temores infundados y sin prejuicios y pueden compartir sus fantasías sexuales sin culpa, pena, ni vergüenza, podrán enriquecer su experiencia sexual, fortalecer sus lazos afectivos y obtendrán una póliza de garantía de que su vida amorosa durara más tiempo del que lo haría  si no lo hicieran.

Para saber más.

Estrada I. L. Para entender el amor: Psicoanálisis de los amantes. Grijalbo, México.

Masters, W y Johnson V. El Vínculo del placer. Grijalbo, México.

 

 

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