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Parejas

Dr Perez Mora > Blog > Parejas
Dic2
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CRIMEN Y EROTISMO O EL ASESINATO DEL EROS.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

El Eros, libido o impulso de vida, es la esencia de una buena, saludable y placentera expresión de la sexualidad, que cuando se enferma, puede ser avasallado por el Thanatos o impulso de muerte, que va en contra de la preservación de la vida.

Cuando el ser humano ha sido deseado por sus padres, esencialmente por su madre, llega al mundo con ansias de vivir, de amar y de ser amado. Cuando no es así, el mundo le parece hostil y, en muchos casos lo es, pues ha venido a entorpecer los planes de su madre. Un niño no deseado, es un niño mal querido que tendrá serias dificultades para desarrollar su erotismo de manera sana, placentera y productiva. Un niño deseado, crecerá con un sentimiento de aceptación y su erotismo o energía libidinal se desarrollará sanamente.

Cuando la pulsión de muerte prevalece sobre la pulsión de vida o libido, el erotismo se enferma y se contagia de violencia, de destrucción, de agresión y de maltrato hacia el sí mismo y hacia los demás. La historia esta llena de ejemplos. Los griegos eran expertos en describir comportamientos humanos a través de sus tragedias, como la de Edipo, escrita por Sófocles 400 años antes de Cristo.

La vida sexual de los personajes de esta tragedia se ve empañada por la pulsión de muerte, originada en las violaciones que comete Layo, el padre biológico de Edipo, pues quebranto la hospitalidad del rey Pélope de Pisa, quien le había confiado el cuidado de su hijo Crisipo, abusando sexualmente de su hijo, el cual se suicidó por la vergüenza de haber sido violado por Layo. En castigo por esta agresividad sexual de abuso, los dioses deciden castigar a Layo con la exterminación de su estirpe.

Con los años, Layo y Yocasta procrean a Edipo y, como era la costumbre, Layo consulta al oráculo sobre su futuro y éste le dice que su hijo lo matará y se casará con su madre, lo cual provoca que entre en pánico y ordena que maten a Edipo sin que se entere Yocasta. El sirviente de Layo se apiada del bebé y lo da a unos pastores, quienes lo entregan a los reyes Pólibo y Peribea quienes lo crían como hijo propio.  Al crecer Edipo consulta al oráculo y éste le dice «Matarás a tu padre y te acostarás con tu madre». Edipo huye del reino, en el camino se topa con un anciano prepotente, discuten y termina matándolo.

Al llegar a Tebas, vence a la Esfinge que asolaba al reino y es coronado rey y toma en matrimonio a la reina viuda, que era su madre real. Pasados los años, Edipo y Yocasta engendran 2 varones y 2 mujeres. La peste asola a Tebas y Edipo declara que encontrará al culpable de tal desgracia. Al final descubre que Yocasta es su madre, ésta se ahorca y Edipo se saca los ojos. Sus dos hijos varones se matan por el reino y sus dos hijas mueren. Al final Edipo muere ciego, pobre y abandonado.

La sexualidad enferma, es la causa de toda esta tragedia griega, de la cual Freud toma la base para postular el complejo de Edipo y explicar muchas de las conductas humanas y sexuales. Layo violo al joven Crisipo, que estaba bajo su cuidado y en castigo, muere a manos de su propio hijo y su estirpe se extingue. Gana Thanatos, ante la debilidad de Eros. El crimen de Layo, lo pagan su esposa, su hijo y sus nietos, todos ellos inocentes, pero provenientes de la sangre de un enfermo sexual.

Cuando el erotismo se enferma, la energía que lo mueve se transforma en conductas agresivas. Se abusa de los otros, violando su cuerpo y su intimidad para satisfacer el deseo de descarga sexual y de posesión de la otra persona, tal como hizo Layo. En muchos crímenes sexuales, la libido se ha enfermado gravemente. La sexualidad se utiliza como un arma asesina en lugar de ser un instrumento de vida y de crecimiento.

Muchas personas que usan la sexualidad para agredir y lastimar, como los violadores, los pervertidos, los asesinos sexuales o los torturadores, son sujetos que no fueron bien amados por su propia madre, porque no fueron deseados, porque la madre no tenía posibilidades o porque la madre era una persona depresiva o agresiva por su propia historia.

En algunas relaciones conyugales uno o ambos participantes, emplean la sexualidad para agredir al otro y, en casos extremos llegan a los crímenes pasionales como fue el caso de Otelo, quien ofuscado por la idea de que su amada mujer Desdemona, lo engañaba con Cassio, decide matarla. Las personas celotípicas, padecen de una fragilidad de su propia libido, ya que dudan de sí mismos, pero proyectan dicha inseguridad en su pareja, acusándola de querer tener relaciones con otras personas, cuando en realidad, son ellas quienes desean hacerlo.

Cuando el erotismo se enferma y predomina la pulsión de muerte, la sexualidad es utilizada para cometer los más atroces crímenes, pues se llega a matar al ser supuestamente amado, en aras de un narcisismo patológico, que transforma a la libido, enfermándola, en un instrumento de violencia y de muerte.

Como bien dice la conseja popular “entre el amor y el odio, solo hay un paso” y muchas veces ese paso no tiene retorno, pues una vez que el enfermo sexual lo ha dado, difícilmente se detiene, convirtiéndose en un depredador sexual, cuyos crímenes son de los más intensos y violentos, por la rabia que conllevan.

Cuando la libido se ha enfermado, la psicoterapia psicoanalítica y el psicoanálisis son una opción terapéutica de restauración para evitar que la sangre llegue al río, como paso con Edipo y con Otelo.

 

Ago27
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LOS MIEDOS SEXUALES[1].

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

26 de agosto de 2018.

La pulsión sexual es más fuerte que todas las represiones culturales sobre la manifestación de la misma. El instinto de conservación de la especie ha llevado a los seres humanos a perpetuarse en el mundo. Sin embargo, la cultura le ha cobrado un alto precio, mediante los prejuicios, las prohibiciones, los mitos, la ignorancia y el rechazo que ha fijado a la libre expresión de los deseos. Para lograr el nivel de civilización alcanzado, el hombre tuvo que establecer un sin fin de reglas y normas a la sexualidad, pues si ésta se hubiera manifestado libremente, el hombre seguiría como en la época de las cavernas, pues no habría tenido que sublimar, desplazar, proyectar ni reprimir sus deseos sexuales. Sin embargo, el miedo impuesto a la manifestación sexual también ha tenido su costo emocional y social.

Desde siempre y en todas las culturas, se ha tenido la necesidad de atemorizar a los ciudadanos sobre la expresión de su sexualidad. En un principio fue por la ignorancia que los primitivos tenían sobre la reproducción, pues no comprendían el proceso de la concepción, de la gestación, ni del parto, por lo que construyeron explicaciones míticas, alejadas de la realidad. Con el tiempo, los poderes políticos y religiosos descubrieron que, si sometían la sexualidad de sus súbditos, tendrían un mejor control de su conducta, para lo cual establecieron mitos, fundados en falsedades, con el fin de hacerles creer que determinados comportamientos y pensamientos sexuales eran malos y que quienes los tenían no merecían vivir en la comunidad. Como la vigilancia personal era imposible, tuvieron que someter las conciencias mediante las amenazas divinas, estableciendo de esta manera un súper yo perseguidor y culpígeno, alimentado en la desaprobación social, cuyas reglas y normas fueron trasmitidas de generación en generación por los padres.

Hoy en día, a pesar de tanta información al alcance de la mano, derivada de las múltiples investigaciones sexológicas realizadas en todo el mundo, un alto porcentaje de personas sigue rigiendo su vida sexual en base a los miedos de sus ancestros. Persisten los temores a la menstruación y a la mujer menstruante, pues se le hace a un lado en su periodo y algunos hombres las rechazan con asco en “sus días”. Muchos varones siguen temiendo a la fertilidad de la mujer, por lo cual la agraden y tratan de someter haciéndole creer que es incapaz y devaluándola, para no sentirse menos frente a su capacidad sexual y orgásmica. El miedo a no tener un pene lo suficientemente grande es algo que preocupa a muchos varones en todo el mundo. Éstos creen que el placer de su mujer depende del tamaño de su miembro viril y, sin tener el conocimiento adecuado, dudan de su fortaleza sexual al creer que no cuentan con un pene gigantesco. Son hombres que se quedaron en la mentalidad infantil de creer que “más” es igual a “mejor” y en ocasiones, teniendo un pene “estadísticamente normal”, piensan que es más chico que el de los demás, lo cual les baja su auto confianza y los lleva a tener conductas sexuales inadecuadas, entre las que sobresalen la eyaculación precoz y la sexualidad promiscua, con el fin de querer comprobarse a sí mismos que son sexualmente capaces.

Entre algunas de las causas de la eyaculación precoz, está el temor a la mujer y a sus genitales, los cuales se experimentan similares a la cabeza de medusa, razón por la cual se le desea, al tiempo que se le teme, lo cual provoca que la visita del pene al interior de la vagina resulte fugaz, con el consecuente desagrado femenino por la frustración provocada. En los casos de impotencia psicógena, la provocada por dificultades emocionales, también aparece este tipo de miedo, solo que es más fuerte que en la eyaculación precoz, razón por la que, aunque haya el deseo de la erección, ésta no se alcanza, pues el miedo es mayor.

Por su parte las mujeres suelen temer que el pene les cause algún daño en su interior. Si están embarazadas creen que se puede dañar al feto y que éste nacerá con algún defecto, producto de sus relaciones sexuales. Algunos hombres llegan a temer que el feto les dañe su pene o causarle algún mal a su futuro bebé, razón por la que dejan de tener sexo con su mujer embarazada. Algunas mujeres tienen el temor de que el embarazo destruya para siempre su figura física y que su pareja las deje de desear, por lo cual reprimen su sexualidad durante el embarazo y en el post parto, para hacerse a la idea de que ya no serán deseadas, refugiándose en el ejercicio de su maternidad y reprimiendo su libido.

Las enfermedades de transmisión sexual son otro de los elementos que se utilizan para amenazar a los hombres y las mujeres en el ejercicio de su sexualidad. Si bien es cierto que la sexualidad debe ejercitarse con responsabilidad y con los cuidados pertinentes para evitar contraer el SIDA o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual, el temor a las mismas no debe ser la razón para reprimir la vida sexual, ni para tener alteración en el sano ejercicio de la misma. Algunas personas han llegado al grado de reprimir por completo su sexualidad o de vivirla de forma empobrecida por el miedo a un contagio.

La culpa por los deseos sexuales es la peor de las amenazas que pesa sobre el ejercicio de la sexualidad, pues si ésta se ejerce de mutuo acuerdo con una pareja adulta, madura y responsable, la culpa está de más. Sin embargo, por influencia de la cultura, se siguen estableciendo patrones de comportamientos en los que el sentimiento de culpa determina si la sexualidad se experimenta con o sin placer.

Cuando los miedos son mayores que el placer, los individuos y las parejas ven entorpecido el sano y placentero ejercicio de su sexualidad, por lo que se debe luchar para erradicar los mitos, prejuicios, ignorancia y miedos que existen sobre la conducta sexual, buscando literatura científica adecuada, asistiendo a conferencias y/o consultando con un profesional en la materia.

[1] Artículo escrito para el programa El expresso de las diez de radio Universidad de Guadalajara, del día 30 de agosto de 2018.

 

Jul3
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ERRORES SEXUALES COMUNES

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

En la vida y en el amor se cometen aciertos y errores, de los cuales hay que saber aprender si queremos mejorar la calidad de nuestra existencia. A muchas personas les resulta difícil y penosos reconocer que no son amantes expertos y certeros, por lo que se les complica reconocer sus errores en la cama. Quienes cuentan con la apertura y capacidad de reconocerlos, saben que pueden enmendarlos mediante la información, dialogo con su pareja, asesoría profesional y/o la psicoterapia sexual con un profesional en la materia.

El error sexual más común, tanto de hombres como de mujeres, es pensar que la contraparte siente y piensa igual que uno mismo, por lo cual se cree que lo que a uno le agrada al otro también le encantará. Este es un error de tipo narcisista, producto de pensar que lo que es bueno para uno mismo, lo es para el resto del mundo. Para corregir esta falla, el dialogo claro y abierto, honesto y preciso, es la mejor manera de resolverlo. Preguntarle a la otra parte cuáles son sus gustos y preferencias sexuales, nos permitirá conocer mejor a nuestra pareja y evitar caer en estos graves errores de suponer lo que solo existe en nuestra mente. Conociendo los deseos y gustos sexuales del otro, evitaremos este grave error.

Otro error fatal en las relaciones sexuales es creer que “de eso no se habla”. Pensar que si se le dice a la pareja que no nos gusta lo que hace en la cama o en las relaciones preliminares al coito, lo lastimará y eso afectará negativamente la relación, es uno de los principales problemas, pues muchas personas viven callándose sus molestias o inconformidades por años, hasta que se arman de valor y explotan, para sorpresa del otro, que creía estaba haciendo bien las cosas.

Para evitar este fatal error, la pareja debe aprender a comunicarse con honestidad, franqueza y claridad.

Por lo general, los hombres tienden a ser más impulsivos en el sexo y se van directo a la penetración, sin considerar que las mujeres sienten y responden sexualmente de manera diferente a los varones. La curva de la excitación sexual es muy diferente en unos y otros, por lo cual, prepararse, leer, informarse y contrastar las ideas con la pareja sexual, es la mejor manera de evitar caer en el error de pensar que la mujer disfrutará de la misma manera que el varón.

Un error común de los varones es creer que ellas disfrutan plenamente con la penetración inmediata. En realidad, la mayoría de las féminas requiere de varios minutos de caricias, de preparación del entorno para tener una buena excitación sexual, previa a la penetración, que les permita alcanzar el orgasmo. La estimulación manual u oral del clítoris, le brinda a la mujer un placer muy intenso, aunque en ocasiones, algunas de ellas se sienten cohibidas de pedirlo y recibirlo, porque creen que sus genitales huelen mal, que están sucios o que al varón le dará asco besarlos y lamerlos. Esto se corrige con una buena higiene corporal.

Otro error común entre muchas personas es creer que el orgasmo debe ser simultáneo, lo cual es un mito creado por el cine. En realidad, si el varón se enfoca solo a la penetración, sin tener el juego previo de caricias y estimulación a la mujer, éste eyaculara rápidamente, dejando en ascuas a su pareja. En promedio, la mujer requiere de más del doble de tiempo de estimulación general para llegar al orgasmo, de lo que el hombre necesita, de ahí que los varones necesiten aprender a conocer los gustos y disgustos de su pareja, para poderla complacer con plenitud. Para ello es menester una buena comunicación, previa y posterior al acto sexual.

Por el lado femenino, éstas suelen cometer el error de pensar que ellos son los que deben iniciar el acto sexual y que una buena mujer no pide sexo. A muchos hombres, sino es que, a la gran mayoría, les agrada que su mujer les pida tener sexo, pus esto los hace sentirse deseados por ella, alimenta su autoestima masculina y si ella alcanza el orgasmo, les refuerza su narcisismo varonil.

La rutina sexual, tano en posiciones, como en lugares y horarios, es otro grave error, que tiende a apagar la llama de la pasión. Para ello, deben ser creativos, proponerse cambios que les ayuden a enriquecer su vida sexual, dialogando sobre sus deseos y motivando a que la otra parte se interese y motive a explorar cosas nuevas: posiciones, horarios, lugares, juguetes, fantasías, juegos de roles, etc.

Enfocarse en el crecimiento de la familia, la economía o el desarrollo profesional a costa del tiempo dedicado la pareja, es otro de los serios problemas que cometen muchas parejas. Sobre todo, las jóvenes, que se enfocan a tener más cosas, más conocimientos, más desarrollo laboral, pero se olvidan de su pareja sexual. Para evitar este error sexual tan común, es recomendable que la pareja dialogue acerca de cómo se siente con la frecuencia y calidad de sus relacione sexuales, brindándose respuestas claras y honestas, con el animo de mejorar y corregir lo que este fallándoles en ese momento, dándose el tiempo de calidad para compartir su erotismo y sexualidad con la frecuencia deseada.

Un error más, de ambos sexos, consiste en desconocer la anatomía sexual propia y la del otro sexo. Este error se subsana con lecturas apropiadas, con preguntas al ginecólogo, al urólogo o al psicoterapeuta sexual. De esta manera se eliminarán ideas erróneas acerca del tamaño y forma de los genitales, de su función y de su utilidad para obtener placer. Creer que si la mujer esta embarazada, se le puede causar un daño al bebé, es una idea errónea de muchos varones, que dejan de tener sexo cuando su mujer está esperando a su hijo.

Otros errores frecuentes en la cama son: mezclar drogas y sexo en exceso, no usar condón en las relaciones con parejas ocasionales, creer que si se toman ciertas substancias aumentara el deseo y la potencia sexual, usar la violencia con la pareja, sin su consentimiento, humillar o burlarse del otro por sus características físicas: tamaño y forma del pene, senos, nalgas, vientre. Hablar durante el acto sexual, sin preguntar si la pareja se excita con ello. Descuidar el cuidado del físico, lo cual influye, tanto en el deseo como en el rendimiento. Por ello es importante una alimentación sana y el practicar actividades físicas con regularidad.

Cualquier error sexual que cometan las personas en la cama, puede ser corregido con una buena y adecuada comunicación, que les facilite enfrentarlo mediante lecturas y asesorías profesionales con el fin de mejorar la calidad de su vida sexual y amorosa en beneficio mutuo.

Cuando se reconocen y corrigen los errores sexuales, la pareja crece en conocimientos y mejoran su capacidad amatoria, fortaleciéndose su vínculo amoroso.

 

Jul21
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ESTRATEGIAS PARA VIVIR UNA SEXUALIDAD MUY PLACENTERA[1]

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

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Todos tenemos relaciones sexuales más de alguna vez en la vida. Todos, sin excepción, somos producto de la sexualidad de nuestros padres, haya sido o no placentera. Sin embargo, pocas personas en el mundo se preparan para disfrutar de su vida sexual con plenitud.

Tener relaciones sexuales, coger, echar un brinco, follar, echar pata, un rapidín, hacer el amor, tener intimidad, cohabitar, cenar Pancho, son solo algunas de las expresiones usadas para referirse al hecho de tener relacione sexuales. Hacerlo no es mayor problema, la dificultad esta en tenerlas con placer mutuo, de manera que se incremente el deseo de volver a repetir la experiencia.

Para que las relaciones sexuales resulten gratificantes y surja el deseo de repetirlas con frecuencia, es menester tener algunas estrategias, que implican cierto conocimiento de cómo funciona la sexualidad propia y la de la pareja sexual. Es importante tener ciertos conocimientos básicos de cómo está formado el cuerpo propio y el del partenaire, saber del mecanismo de la respuesta sexual humana y, sobre todo, conocer los gustos y preferencias de la parte con la que nos involucramos en la cama. Para ello es imprescindible tener una buena comunicación, que facilite la expresión del deseo y de los gustos en la intimidad, pues de otra manera, difícilmente adivinaremos qué es lo que realmente le agrada o disgusta a nuestra pareja, si no lo decimos, ella no sabrá qué es lo que nos agrada más y qué es lo que nos deja impávidos, por más esfuerzos y/o movimientos que haga la pareja.

El arreglo personal y la higiene corporal son dos factores fundamentales para estimular el deseo en el otro (a), además de la actitud y disposición que se muestre para el cortejo y la seducción. Para ir a la cama se necesitan dos, uno solo, únicamente provocara placer auto erótico o la satisfacción propia, pero la frustración de la otra parte.

Una vez que se está en la disposición para tener la experiencia sexual, el arreglo del espacio físico en donde se dará el encuentro será parte del éxito de la experiencia. El juego previo, los olores, los sonidos, el espacio, la iluminación, el gusto, son elementos importantes que influyen en el éxito de la experiencia sexual.

Para coger bien, hay que ir con ganas y provocar el deseo de la otra parte. Esto se facilita si se ha considerado la preparación personal, la del lugar y si se está en disposición de seducir al compañero sexual. Una vez iniciada la experiencia, es muy importante concentrarse en la tarea, apagar el celular, asegurar el lugar, para que no haya visitas inesperadas, concentrarse en el inter juego de caricias, besos y exploración del cuerpo propio y de la pareja.

Compartir las fantasías y realizar juegos eróticos son estrategias que enriquecen la vida sexual de las parejas. El uso de juguetes sexuales, cambiar de lugar: cocina, sala, patio, baño de la casa, puede ayudar a incrementar el deseo. Hacer juegos de roles: ella es la enfermera, la estudiante de preparatoria, la secretaria o la prima de él. Por su parte, él puede ser el bombero, el policía, el Dr. o el maestro.

Utilizar perfumes, aceites de olores agradables y tomar un poco de vino, son otras de las estrategias que facilitan que las relaciones sexuales sean más placenteras, menos rutinarias y mucho más exitosas.

Es bueno coger o hacer el amor, pero es mejor cuando se hace muy bien y ambos quedan gratamente satisfechos.

[1] Artículo escrito por el Dr. Marco Antonio Pérez Mora para el programa de radio El Expresso de las diez de Radio Universidad de Guadalaja

Abr4
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LOS ESTRAGOS DE LA DEPRESIÓN.

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,Psicoterapia

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Si bien es cierto que hoy en día se ha escrito y dicho mucho sobre la depresión, también es verdad que cada día es mayor el número de personas que padecen los estragos de esta enfermedad, tan cruel, destructiva y dolorosa, tanto para el que la padece como para quienes lo rodean, sean familiares, amigos, compañeros, cónyuges o hijos.

La depresión tiene múltiples rostros y manifestaciones. Existe la depresión endógena y la exógena, en la primera se habla de que las causas son internas al sujeto y que existen alteraciones de tipo bioquímico en el organismo, en la segunda se considera que el sujeto se deprime a consecuencia de causas externas, tales como las experiencias vividas en la infancia con sus padres, principalmente con su madre, perdidas de persona importantes, trabajo, estabilidad, etc. También existen diferencias en el nivel de gravedad y de antigüedad de la enfermedad; desde la depresión leve o moderada, hasta la grave, desde la depresión aguda y reciente hasta la depresión crónica y profunda, que suele llevar al individuo que la padece a morir en vida y a los intentos suicidas o al suicidio mismo.

En todos los cuadros de depresión existen rasgos comunes: sentimientos de desvalimiento, de minusvalía, desinterés por las cosas, desgano, llanto sin razón aparente, sentimientos de culpabilidad muy fuertes, las personas se sienten indignas de ser amadas a la vez que se quejan de no ser queridas por nadie, existe un empobrecimiento del Yo y de sus funciones, el rendimiento laboral, intelectual y sexual se ve seriamente afectado, disminuye el apetito, se pierden las ganas de vivir y se deja de sonreír.

Los intentos de los familiares y amigos por sacarlos de la depresión suelen contribuir a que la persona deprimida se hunda más en su aislamiento depresivo y a que se incremente su impotencia, rabia interna y culpa por no poder reconocer las cosas «bonitas» que los demás les señalan.

La persona deprimida siempre mira al cielo obscuro y al sol apagado, a la luna sin brillo y al mar sin olas. Ante las alegrías ajenas se deprimen más y su culpa se incrementa, pues creen que solo estorban en este mundo para la felicidad de los otros.

Ruth era una mujer de treinta y tantos años, extranjera, muy guapa, profesionista exitosa de la medicina. Vivía sola, viajaba mucho y sabía varios idiomas. Era soltera y nunca tuvo hijos. Se podría decir que era el prototipo de una mujer exitosa de los años ochenta. Tenía propiedades, auto último modelo, acudía a conciertos y a conferencias. Pero un mal día comenzó a decirle a su amiga «me voy a matar, ya no quiero vivir»; su amiga lo tomo a broma y le dijo que no dijera esas cosas, sin prestarle mayor importancia. Ruth continúo diciendo que pensaba en quitarse la vida «ya lo he planeado, ya compre la soga con la que me voy a colgar». Su amiga comenzó a angustiarse, pero no creyó que hablara en serio.

Ruth era una mujer poco afectuosa, pero amistosa, sobre todo con su amiga. La víspera de su muerte, se comportó muy atenta y afectuosa con Alicia, su amiga. Al despedirse de ella lo hizo con un beso, lo que nunca había hecho. Alicia sintió el deseo de acompañarla al coche, cosa que tampoco acostumbraba hacer.

Al día siguiente, Alicia se enteró de que Ruth había decidido dejar este mundo, en el cual no había encontrado la felicidad que anhelaba. Sus éxitos profesionales, académicos y económicos, no le bastaron para llenar el vació existencial que la llevo al suicidio.

Si Ruth hubiera asistido a psicoterapia, tal vez no estaríamos contando su historia de esta triste manera.

Laura es una mujer de 35 años, casada y con hijos, que acude a psicoterapia «porque ya no puedo seguir viviendo hundida en la desesperación y angustia, siento que todo me sale mal y que les hago daño a mis hijos y a mi esposo, no sé qué me pasa, siento ganas de morirme, pero me da mucho miedo, ya no puedo seguir así, necesito que me ayudes». Laura es una mujer bonita, inteligente, culta y agradable al trato, aunque no puede ocultar la cara lánguida y angustiada, desesperada. Su deseo de ser ayudada y sacada del fondo de su depresión es el principal aliado para lograr el éxito terapéutico. Lleva casi dos años en psicoanálisis y ha podido salir de la crisis depresiva, ha vuelto a trabajar, disfruta más de sus relaciones sexuales, trata mejor a sus hijos y su vida conyugal ha progresado; ya no siente aquellos fuertes deseos de morir. Se cuida más en todos los aspectos. Logra disfrutar más las cosas que tiene y ha recuperado su productividad laboral, personal y familiar.

Los estragos que causa la depresión son dramáticos y a veces trágicos. Las horas hombre perdidas en la industria se suman por millones en el mundo, lo mismo que las pérdidas económicas por accidentes, enfermedades, ausentismo laboral y estudiantil, pero lo más grave de todo son las horas- hombre de vida desperdiciadas por las personas deprimidas, así como las pérdidas de vidas por el suicidio directo e indirecto.

Los múltiples estragos de la depresión, que tal vez sean mucho mayores que los que causan el cáncer y el sida juntos, pueden ser neutralizados a través de la psicoterapia y de los psicofármacos actuales.

Pero si el sujeto deprimido no pide la ayuda y si no cuenta con familiares que le ayuden a buscarla, el resultado puede llegar a ser como el de Ruth. Si busca y acepta la ayuda psicoterapéutica, el resultado es como el caso de Laura, quien está en proceso de resolución de su depresión.

La depresión es una enfermedad muy grave y muy extendida en el mundo, que ataca a bebés, niños, adolescentes, adultos y ancianos, a hombres y a mujeres, no respeta niveles sociales ni culturales, tampoco raciales ni religiosos.

La vacuna contra la depresión contiene altas dosis de amor materno desde el nacimiento, cápsulas de autoestima fuerte y reforzada con gotas de reconocimiento paterno por lo que uno es en sí mismo, brindadas en un clima familiar armonioso y amoroso, en donde predomine el interés por la vida, y la culpa no sea el principal instrumento para dominar a los demás.

Ante los primeros síntomas de esta perjudicial enfermedad, debe buscarse la ayuda de un buen profesional de la salud mental. Mientras más pronto se atienda el problema, menos estragos causara en el individuo y en su familia.

NO deje que la depresión lo venza, alíese con alguien para acabar con ella y rescate el placer por la vida, por las personas y cosas que le rodean. Volverá a ver como brilla el cielo, como calienta el sol, se deleitará con el canto de los pájaros y la risa de los niños, se sentirá fuerte y con energía para conseguir lo que anhela, disfrutará de ver la luna y se iluminará con la luz de las estrellas. Las flores le adornaran su entorno y sus seres queridos disfrutarán y compartirán su retorno a la vida, al trabajo, al amor y al gozo por lo que haga.

La depresión hace estragos en el hombre, pero el hombre puede combatirla y vencerla, no lo olvide.

 

 

Mar27
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LA TERNURA MASCULINA.

By Marco Antonio Perez Mora - Familia,Parejas,sexualidad

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Para un gran porcentaje de la gente, hablar de ternura implica pensar en las mujeres, pues este sentimiento es considerado como femenino, de la misma manera que cuando se habla o piensa en la fortaleza, se ubica este sentimiento en lo masculino. Sin embargo, sabemos que el hombre también es capaz de sentir, experimentar y manifestar su ternura, de la misma manera en que las mujeres pueden sentir, experimentar y demostrar su fortaleza, tanto física como psíquica.

Para que el hombre no se enemiste con los sentimientos de ternura, es menester que haya tenido una crianza en la que sus padres, especialmente su madre, le hayan transmitido ternura en su trato con él. Que le hayan hecho sentir que manifestar la ternura por los demás es algo bueno y digno de ser experimentado y ejercitado. Que ser tierno con los demás, no implica ser menos hombre, ni mucho menos convertirse en «mariquita», sino todo lo contrario; que ser un hombre tierno es ser una persona con sensibilidad por los sentimientos de los demás.

De acuerdo con la Enciclopedia Salvat, la ternura es algo «blando, delicado, flexible y fácil a cualquier expresión extraña. Dícese de la edad de la niñez, para explicar su delicadeza y docilidad. Propenso al llanto. Afectuoso, cariñoso y amable». De aquí pues que exista la creencia señalada de que, si un hombre es «tierno» y manifiesta su «ternura», se le vea como menos masculino. Se le asocie con un «blando», «llorón», «femenino», como si estas características humanas fueran denigrantes para el varón.

Estas ideas, equivocadas, por cierto, han llevado a que las mismas mujeres, a través de la crianza de sus hijos, rechacen estos sentimientos en la conducta de sus hijos, aunque se quejen, abierta o veladamente, de la falta de ternura en el trato recibido por su pareja masculina. Es una paradoja, pues en tanto que madres, tienen que criar a su pequeño con ternura y delicadeza, con afecto y amabilidad, para que éste logre un sano desarrollo emocional; pero a la vez que éste crece, lo rechazan si se muestra tierno, sensible y delicado (no confundir con amanerado).

Los pequeños suelen ser tiernos, de hecho, la misma definición del afecto, hace referencia a la infancia. Sin embargo, por efectos de la socialización y la adquisición de roles estereotipados, se le va inculcando, al varoncito que crece, que la ternura no es un sentimiento propio de los niños, aunque sí muy elogiado en la conducta femenina.

Cuando el niño se convierte en hombre adulto, se espera de él fortaleza, tanto física, como psíquica, para enfrentarse a las adversidades del mundo. Suele aceptarse al hombre tierno en el ámbito de las artes o de actividades consideradas más como femeninas. Sin embargo, el hombre no puede vivir sin expresar su ternura en diferentes situaciones. Por ejemplo: en el noviazgo, en donde se preocupa por la novia, es detallista, le lleva flores, se acuerda de sus gustos más sencillos, etc. En la relación conyugal, la ternura del hombre es elemental para que la mujer se sienta tratada como una persona y no sólo como un objeto sexual que se usa como un pañuelo desechable. Son muchas las mujeres que se quejan de la falta de ternura en sus parejas masculinas.

Un hombre «tierno» se preocupa por los sentimientos de los demás, es atento a sus necesidades, se interesa por escuchar, es flexible, afectuoso y cariñoso. En las relaciones conyugales se preocupa por acariciar a su mujer para que ésta llegue al orgasmo. En las relaciones familiares se preocupa por convivir con sus hijos, juega con ellos, a lo que éstos lo invitan, es creativo y sensible a las necesidades de sus hijos. Un hombre tierno, lo es, no sólo con las mujeres y los niños sino también con sus amigos y sus compañeros, con sus padres y con sus hermanos.

La ternura, en el varón, es una cualidad muy valiosa que debe ser cultivada cotidianamente para que no se marchite.

En la medida en que los hombres teman menos al «qué dirán» y sean más abiertos en la manifestación de su ternura, habrá más mujeres satisfechas en el trato conyugal, hijos más contentos en el trato paternal, amigos más sinceros y hombres cada vez más hombres, pues su ternura los hará más humanos. Podría decirse que «un hombre, mientras más tierno es, más maduro está».

Mar16
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EL CINE, EL PSICOANALISIS Y LA SEXUALIDAD

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

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El cine y el psicoanálisis tienen fechas de nacimiento casi iguales. Nacieron a fines del siglo XIX y causaron una revolución en el estilo de vida de casi toda la población de aquel entonces y de ahora. So como un par de hermanos mellizos, hijos de la cultura occidental. Freud descubrió la importancia del inconsciente para comprender la naturaleza de la conducta humana y mediante el análisis e interpretación de los sueños, de los actos fallidos y de los lapsus linguae, así como de la asociación libre, mostró el camino para la comprensión de las motivaciones más íntimas de las personas. A él se le debe el mérito de señalar la importancia de la vida sexual desde la infancia hasta la muerte.

 

El cine se ha transformado en un medio que puede mostrar, mediante las imágenes y los sonidos, cómo funciona el inconsciente, pues en una buena película se observan los mecanismos de condensación, de desplazamiento, de proyección, de identificación, el tiempo va y viene, las imágenes se empalman, tal como sucede en los sueños y en el inconsciente. Pero, sobre todo, a través del cine, se han podido mostrar las vicisitudes de la vida sexual humana.

 

La primera escena erótica, que no fue propiamente sexual, se presentó a fines del siglo XIX, en la escena de un beso que no duro más de cuatro segundos y causó furor en la Francia de aquel entonces, la película se llamaba “El beso” y se exhibió en 1886. Nuestros antepasados no tenían la menor idea de lo que se llegaría a poder mostrar en la pantalla grande. El cine ha servido para mostrar ciertos modelos de relaciones sexuales que han obedecido a los interese económicos de los países poderosos, esencialmente los Estados Unidos, que han pretendido modelar la conducta de los espectadores, decidiendo lo que es bueno y lo que es malo en el terreno sexual. Por fortuna, con el paso del tiempo, ha habido muchas personas ligadas al séptimo arte que se han independizado y han contribuido a ampliar el panorama, de tal manera que la gente tiene mayores y mejores opciones para elegir lo que considere mejor.

 

Como toda la conducta humana, el cine ha estado expuesto a la censura moralina de los poderosos, sobre todo en cuanto a la conducta sexual se refiere. Sin embargo, también ha servido para romper con la ignorancia y con muchos tabúes, transformándose en un medio de educación masiva. El desarrollo de las ideas freudianas ha estado ligado a la libre expresión de la sexualidad en el cine, pues muchos directores abrevaron del conocimiento psicoanalítico para plasmar en imágenes sus ideas y compartirlas con los espectadores:  Passolini, Fellini, Bergman, Allen, Kubrick, Buñuel y Oshima, son algunos, al igual que múltiples autores que comprendieron la importancia de mostrar en la pantalla grande diversos aspectos de la conducta sexual humana.

 

El cine es un arte en el que se pueden mostrar muchas cosas que ocurren en la mente y sirve para que millones de personas se identifiquen con los sentimientos, pensamientos y emociones de los actores. Un buen film es como una buena obra de arte, llega a la medula de los espectadores porque toca sus fibras más profundas. También es una manera de cambiar el statu quo, como lo han demostrado grandes películas como la “Dolce Vita” (1960), “Lolita” (1962) “Ojos bien cerrados” (1999), “Thelma y Louise” (1991), “La vida en rosa”, “Dr. Zhivago” (1965) y muchas más, que han dado la pauta para que millones de personas en todo el mundo cambien su manera de ver y de vivir la sexualidad. El cine ha servido para educar y también para perpetuar estereotipos sexuales. El modelo americano de una vida glamorosa y sexualmente empalagosa es un ejemplo, lo mismo que el énfasis puesto en los modelos machistas de hombres fuertes y dominantes y mujeres bellas, sumisas y tontas. Pero también ha habido directores independientes que han empleado el recurso para ilustrar sobre las bondades de una buena educación sexual. “Sexo con amor” es una película chilena que intenta cambiar algunos prejuicios sexuales, “Solo con tu pareja”, pretende crear conciencia sobre las enfermedades de trasmisión sexual, “Filadelfia” fue pionera en abordar el tema del SIDA y sus repercusiones en la vida de las personas.

 

La sexualidad en el cine, no se remite solo a las escenas eróticas o pornográficas, sino a mostrar que la sexualidad sigue siendo un potente motor de la conducta humana tal como lo postulo S. Freud a principios del siglo XX, y como lo comprueban miles de psicoanalistas en todo el mundo, cuando atienden a los millones de personas aquejadas de alteraciones conductuales por no tener una vida sexual plena y placentera. El cine ha servido para exponer historias clínicas que han podido ayudar a comprender muchos aspectos de la conducta sexual, como aparece en Psicosis y en Inocencia interrumpida. Aunque no ha estado exento de la censura, el cine si ha podido romper con los prejuicios y la represión política y religiosa que impedía a la mayoría de la población tener acceso a información científica que le ayudara a mejorar su vida sexual.

 

El cine tiene la posibilidad de mostrar en poco tiempo situaciones que son comunes a millones de personas. El cine fascina a millones de personas, porque a través del mismo se le puede dar salida a los deseos y las fantasías sexuales, sin correr riesgos en la vida real. También ha servido para que otros millones se eduquen y formen un criterio más amplio sobre la vida sexual y respeten las diferencias y gustos de género existentes en la naturaleza humana. Desafortunadamente, también ha servido para asociar la sexualidad con la agresión, lo cual ha servido de pretexto para mucha gente se identifique con dicho patrón de conducta y le dé rienda suelta a sus más bajos y destructivos instintos, contraponiéndolos con la libido que intenta preservar la vida y el placer por vivirla, como en “Atracción Fatal”.

 

De una u otra manera, el cine, el psicoanálisis y la sexualidad han ido de la mano desde los inicios del siglo XX y seguirán evolucionando juntos.

 

Para saber más: EL SEXO EN EL CINE Y EL CINE DE SEXO. Joan Bassa; Ramon Freixas. Paidós.

 

 

 

[i] Articulo para el programa de radio El Expresso de las diez de Radio Universidad de Guadalajara del jueves 16 de marzo de 2017.

Ene5
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LOS SUEÑOS ERÓTICOS.

By Marco Antonio Perez Mora - artículos,Parejas,sexualidad

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La vida es sueño, decía Calderón de la Barca y “son realizaciones de deseos” postuló Sigmund Freud en 1900. Lo cierto es que todas las personas sueñan diariamente desde muy pequeñas y el contenido de sus sueños es lo que los hace placenteros o se convierten en pesadillas. Los sueños eróticos los tiene todo el mundo y mucho más quienes reprimen la libre manifestación de su sexualidad, sea mediante el autoerotismo o con una pareja. En éstos se llevan a cabo los deseos más fuertes del soñante y que, muchas veces, no es capaz de reconocer despierto. En un sueño erótico, se puede tener sexo con las personas deseadas pero que, por cuestiones familiares, de distancia, morales, religiosas o culturales, no es posible hacerlo en la realidad. Pero, como en el sueño la censura moral del súper yo queda debilitada y es burlada, entonces se le da rienda suelta al deseo, en la creencia de que se está llevando a cabo lo soñado, razón por la que en los hombres se da la polución nocturna y en las mujeres se erectan los pezones y hay lubricación vaginal al despertarse, con las consecuentes palpitaciones cardiacas y la sudoración de la piel, además de que en algunas personas se puede observar como jadean y se mueven dormidos. La mayoría de los sueños eróticos resultan placenteros, salvo en las personas que consideran a la sexualidad como algo malo, vergonzoso, pecaminoso y prohibido. En estos casos, suelen sentirse culpables y angustiados pues es algo que esta fuera de su voluntad poder controlar y mientras lo sueñan lo disfrutan, pero al despertarse, su conciencia moral los hace sentirse mal, por lo cual, buscan expiar en el día, lo que consideran es una mala acción.

Las personas que son capaces de ver en sus sueños eróticos, el resultado de una fantasía convertida en realidad onírica, los disfrutan, y al recordarlos en el día, se emocionan al revivirlos y los continúan gozando. Los sueños eróticos también sirven para desarrollar la creatividad sexual, pues al no estar presente la censura moral, el soñante se da la oportunidad de darle vuelo a su imaginación, con las ventajas del inconsciente y de los procesos primarios del sueño, descritos por Freud en su obra La interpretación de los sueños.

Los sueños eróticos pueden ser tan variados y excitantes como la imaginación y creatividad del soñante se lo permitan. Van desde las anheladas proezas de durar mucho tiempo en la relación, tener un cuerpo mejor que el real, poseer unos genitales de ensueño, conquistar a la persona deseada y no tenida, encontrar al príncipe azul, experimentar el mejor de los orgasmos, hasta situaciones de sexo colectivo, menaje a trois, con animales, con agresión estilo sado masoquismo, homosexuales, con el marido o mujer del vecino (a) o hermano (a) y hacerlo en los lugares más insólitos o frente al público, burlando las normas y reglas socialmente acatadas en la vida diaria. Intervienen los juguetes sexuales y el protagonista es amado (a) con pasión por uno (a) o varios (as) amantes solícitos y dispuestos a complacerlo sin limitaciones.

No existe nada de malo en cualquier tipo de sueño erótico, tampoco quiere decir que el soñante sea un pervertido o que le vaya a suceder en la realidad lo que ha soñado por arte de magia. Los sueños son producto de los deseos del soñante, que muchas veces no se atrevería a reconocer que tiene esos deseos, y solo bajo el influjo del dormir se permite darles salida en los sueños, tranquilizándose con la idea de que él no tiene dominio sobre lo que ha soñado y por lo tanto no es responsable. En otros casos, surge una decepción al despertar y darse cuenta que solo ha sido un sueño y que la realidad queda muy lejos del mismo, por lo cual se anhela lo experimentado en el sueño.

Quienes logran tener una vida sexual activamente placentera, no tienen tanta necesidad de recurrir a los sueños eróticos, pues en la vida real se encuentran plenamente satisfechos, realizando con su pareja las fantasías y experiencias que se les ocurren. No obstante esto, también suelen tener sueños eróticos como una continuación de lo realizado en la vida despierta, pero no con la frecuencia y emotividad de quienes se sienten frustrados con la expresión cotidiana de su sexualidad, como sucede con quienes están privados de su libertad, enfermos, incapacitados, alejados del contacto con sus parejas, de quienes han hecho votos de castidad o que por las dificultades con su pareja o para tenerla, se ven privados de obtener satisfacción sexual.

Los sueños eróticos son una válvula de escape que no hace daño a nadie y si permiten un sano y placentero desahogo de la tensión sexual, que le permite al soñante relajarse y vivir sus días con menos frustración y tensión sexual y emocional, mientras encuentra la manera adecuada de satisfacerse sin dañar a terceros. Contarle a su pareja sus sueños eróticos, puede ser una buena manera de mejorar la comunicación y de aumentar la confianza sexual entre ambos y quien escucha podrá pensar en qué puede hacer para convertir en realidad los sueños de su partenaire, con el fin de fortalecer su relación.

Jun22
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VIUDEZ Y SEXUALIDAD.[1]

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,Psicoterapia,sexualidad

SOY VIUDA

La muerte del cónyuge, amado o no, cambia de manera dramática y abrupta el estilo de vida, la identidad, la posición dentro de la familia y el entorno. Ser viudo o viuda es un estado que tiene consecuencias negativas en la mayoría de los casos; sin embargo, es algo para lo cual todos debemos prepararnos, sobre todo las mujeres, quienes por cuestiones biológicas y sociales tienden a ser mucho más longevas que los varones, en una proporción de 3 a 4 viudas por un viudo.

Con la viudez, la sexualidad que se tenía en la vida matrimonial deja de existir como tal y esto se suma al proceso de duelo que la pérdida del ser amado genera. En la mayoría de los casos de viudez, las mujeres suelen sentirse solas, abandonadas y con serias limitaciones para encontrar una pareja con la cual compartir su sexualidad, sobre todo cuando ellas pasan de los sesenta años de edad. En el caso de los varones, estos suelen buscar nuevas parejas más jóvenes que ellos y si su posición laboral y económica se los permite, encuentran con relativa facilidad con quien rehacer su vida sexual. En cambio, muchas viudas suelen quedar en la orfandad económica, además de que las amistades y familiares suelen ver con malos ojos el que rehagan su vida sexual, dando por hecho que deben enterrar sus deseos y actividad sexual con el difunto.

Independientemente de los factores familiares y sociales, l@s viud@s pasan por un proceso de duelo que, cuando no se trata adecuadamente, puede llevar años, antes de pensar en volver a establecer un vínculo amoroso y sexual. Los sentimientos de lealtad al difunto, la culpa por haberle sobrevivido, el no poder desapegarse de las experiencias, recuerdos y objetos compartidos con el difunt@, dificultan el estar disponible para un nuevo encuentro sexual y amoroso.

Está comprobado que las personas divorciadas y viudas suelen tener un 20% más de problemas de salud física y emocional por la soledad y en el caso de l@s viudos, los problemas se agravan por los sentimientos de apego, lealtad y culpa que se experimentan en relación a la persona desaparecida. La muerte del cónyuge, puede significar para algunas personas la muerte de una parte de sí mismas y de su propia sexualidad, no atreviéndose a revivirla por miedo a que los recuerdos del difunto les traigan una especie de castigo.

Sin embargo, es muy recomendable que una vez se haya resuelto el proceso de duelo por la persona amada, lo cual suele llevar alrededor de un año, él o la viuda retomen el control de sus vidas y se mantengan disponibles para algún romance. Si las circunstancias no les favorecen, entonces deberán recurrir, sin culpas ni miedos, al auto erotismo, lo cual puede ser ayudado con algunos juguetes sexuales, las fantasías y la imaginación de estar con alguien que los ame y desee.

El restaurar la vida sexual activa, sin culpas ni miedos, sin inhibiciones, es un derecho de cualquier persona que haya quedado en la viudez. Esto le permitirá dejar a un lado la muerte del cónyuge y se conectara de nuevo con la vida y con el placer de disfrutar de su sexualidad.

Un problema social alrededor de la viudez consiste en que como las viudas son mayoría sobre los viudos, principalmente en países que han estado o están en guerra, la cultura falo céntrica tiende a ponerles trabas para que rehagan su vida sexual y las orilla a mantenerse fieles al recuerdo del difunto, ofrendando su sexualidad a la memoria de éste, tal como se ve en la película “La letra escarlata”, basada en la novela de Nathaniel Hawthorne. En cambio, con el varón viudo, las trabas y los prejuicios para que vuelva a reactivar su vida sexual son mucho menores.

Cuando él o la viuda se mantienen fieles a la memoria del difun@, su vida queda a medio camino, pues el recuerdo del difunto los mantiene atados a la muerte, impidiéndoles retomar el control de sus vidas. Los hijos, padres, familiares y amistades de una persona viuda, deberían apoyarlos a retomar su vida y a no quedarse atorados en el proceso de duelo. Las personas viudas, tienen el derecho de retomar su vida sexual y disfrutarla con quienes mejor les convenga, después de todo quien se murió fue el otro y su muerte no debe ser motivo para vivir medio muertos, con la sexualidad mutilada.

Como dice el refrán popular: “el muerto al pozo y el vivo al gozo”.

[1] Artículo escrito para el programa El expresso de la diez de Radio Universidad de Guadalajara del jueves 23 de junio de 2016. 104.3 DE FM

Abr29
00

EL SADOMASOQUISMO SEXUAL.

By Marco Antonio Perez Mora - Parejas,sexualidad

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En las relaciones sexuales suelen surgir las pasiones más sublimes y las más primitivas de que es capaz el ser humano. Entre ellas se encuentra la conducta sádico masoquista, en la que el objetivo de la relación no es solo el placer libidinal amoroso, sino el hacer sufrir al otro y sufrir a través del otro.

Este tipo de relación puede ir desde la simple y sencilla fantasía de flagelación que sirve para estimular la relación, sin llegar al acto, hasta las conductas más aberrantes que incluyen, además de la tortura psicológica, la agresión física y en ocasiones hasta la muerte o la mutilación de un miembro de la pareja.

En todas las relaciones sexuales suele aparecer algo de sadismo y de masoquismo, pero este suele ser tolerable y manejable sin dañar a la pareja, por ejemplo, cuando uno de los dos o ambos fantasean con dominar o someter al otro, cuando juegan a que uno es controlado y manipulado por la pareja, o cuando se fantasea que se tiene sexo a la fuerza. Los mordiscos y los apretujones tienen una cierta connotación sádico masoquista, pero no se parece en nada a la conducta del sádico perverso o del masoquista patológico.

El sádico perverso no se interesa por la pareja más que en el sentido en que ésta es una persona-objeto que le sirve a sus fines agresivos y se somete dócil y humilladamente a sus indicaciones, además de aceptar ser maltratado en lo emocional y en lo físico. El sádico solo puede sentir excitación sexual si el otro es lastimado y sufre por ello. El sádico tiene un grave problema para diferenciar la sexualidad de la agresividad y su energía libidinal es tan pobre que la agresión y la violencia es lo único que le permite obtener cierta excitación sexual con sus parejas. Necesita sentir que posee un dominio total sobre el otro, quien a su vez se siente bien de tener quien lo domine y someta, pues solo así cree que es amado, como el personaje de la obra teatral: Pégame, mátame, pero no me ignores, del premio Nobel de literatura Darío Fó. O como escribiera el filósofo francés Jean Paul Sartre, parafraseando al Marqués de Sade: “Mi decepción es completa, puesto que trato de apropiarme de la libertad del otro y percibo que no puedo actuar sobre él. Esta desilusión será el móvil de mis actos para convertir a ese alguien en un objeto de mi propiedad, aunque sea por medio de la violencia”

El termino sadismo debe su nombre al Marqués de Sade, literato francés del siglo XVIII, cuya vida se narra magistralmente en la película Letras prohibidas y que permite reflexionar acerca de la violencia de que es capaz el ser humano, no solo sexualmente sino en todos los aspectos de su conducta.

El sadismo como tal, es una perversión o desviación sexual, porque el fin de la descarga sexual se ve desviado hacia el provocar dolor en la pareja y no placer. Quien siente placer es el sádico, al ver el sufrimiento del otro, quien a su vez debe ubicarse como un masoquista, termino derivado de los escritos de otro literato del siglo XVIII, pero de menor valor intelectual que el Marqués de Sade, llamado Leopold von Sacher-Masoch, quien describe los sufrimientos de sus personajes en las relaciones sexuales y como solo así logran obtener un desahogo sexual. Si no son maltratados, humillados y sometidos, no pueden alcanzar el éxtasis sexual.

Cabe aclarar que estos dos tipos de desviaciones sexuales se presentan primordialmente en los varones y van ligadas de la mano una con la otra. En las relaciones de pareja sadomasoquistas, uno desempeña el rol de sádico y el otro de masoquista, pero también pueden intercambiarse los papeles. A pesar de que el sádico es el que agrede y humilla y pareciera ser la parte dominante, en el fondo también es un masoquista, que se identifica con el sufrimiento de su partenaire, y al masoquista le pasa algo similar, en su actitud pasiva y sometida ante el sádico, goza al identificarse con éste y no le importa ser lastimado con tal de que el otro desempeñe su papel.

Se tiene entonces una relación patológica en la que la sexualidad está contaminada con la agresión en lugar de predominar la libido, estas parejas suelen mantenerse unidas por estos lazos agresivos, en donde lo esencial es lastimar y ser lastimado para poder obtener algo de satisfacción sexual. En ambos casos el problema tiene su origen en las fallas vivenciadas en la infancia, respecto a las experiencias sexuales y a la educación recibida, tal como lo dijera el mismo Sade: “Perdonad mis defectos, es el espíritu de la familia que me domina, y si debo hacerme un reproche, es de haber tenido la desgracia de nacer en ella. Dios me guarde de todas las ridiculeces y los vicios de que está infestada”.

El Marqués de Sade fue un hombre que en su niñez fue muy consentido y sobreprotegido al grado de convertirse en un narcisista, que sentía tener el derecho de dominar a los demás, razón por la que, en sus escritos, el personaje principal es el sometedor del otro. Sin embargo, él escribió textos en los que el supuesto sádico si buscaba el placer sexual y no solo el sufrimiento del otro, pero en la patología sexual se ha bautizado a estos trastornos como sádico masoquistas, dejando así a estos escritores el dudoso honor de haber bautizado estas desviaciones. Lo que en su momento persiguió y logro el Marqués de Sade, fue confrontar la falsa y mojigata moral de su época, la Napoleónica. Una moral doble en la que se le criticaba sus escritos, pero los mismos jueces y religiosos rebasan con su conducta el supuesto sadismo que él describía. Y uno se pregunta ¿quién era más sádico? ¿el Marqués con sus excitantes escritos o los jueces, gobernantes y clérigos con las bayonetas y la guillotina, y el anacrónico psiquiatra con sus métodos de tortura psicológica y física?

Las desviaciones sexuales de este tipo han existido a lo largo de la historia de la humanidad y solo ahora se les ha dado este nombre, pero han estado y siguen estando tan presentes como antaño y como en la época del Marqués de Sade.

En la película La guerra de los Roses, se presenta una pareja con una relación sadomasoquista en la que ambos se alternan los roles, hasta terminar matándose ambos, y en la película Durmiendo con el enemigo, se ve más claramente como él es el sádico y ella la masoquista. En la película Luna amarga, de Roman Polanski, los personajes se intercambian los roles de sádicos y de masoquistas. Hay parejas con estas desviaciones en las que cuando alguien externo intenta ayudar a la parte masoquista a que se libre del yugo del sádico, ésta se rebela contra el supuesto libertador y defiende a su sádica pareja, pues es la única manera que conoce de encontrar excitación y placer en la vida. Otra interesante película en la que se parecían estos rasgos es la de Luna amarga, en la que se muestra la vida sexual de dos parejas.

Por último, cabe aclarar que las parejas sadomasoquistas raramente buscan ayuda psicoterapéutica para resolver este problema, pues obtienen una gran satisfacción sexual, aunque ésta nunca sea tan placentera como la que se alcanza en una relación sexual amorosa, exenta de tanta agresividad y en la que ambos se toman en cuenta en sus necesidades emocionales y sexuales.

Para saber más:

Estudios de clínica psicoanalítica sobre la sexualidad, Etchegoyen, R. Nueva Visión.

Diccionario de psicoanálisis. La Planche y Pontalis, Labor.

Página web:  www.gratisweb.com/daf_de_sade/

 

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